Un grupo sampedrino investiga “fenómenos paranormales”
Conformados hace poco, forman parte de la red de Dogma Argentina, una organización de alcance nacional que investiga “entidades, presencias, fantasmas, espíritus”. Los miembros del GIP San Pedro recibieron a La Opinión y contaron sus experiencias.
El Grupo de Investigaciones Paranormales (GIP) San Pedro trabaja desde hace un tiempo en procura de colaborar con aquellos que sienten que hay algo extraño en sus viviendas. Si escuchan ruidos desconocidos, si se abren las puertas, la ducha u otras canillas, si sienten que en su casa puede haber una “entidad” que no se ve pero “se manifiesta” de alguna manera, ellos se ofrecen a ayudar.
Hace unas semanas, recibieron la visita del grupo Dogma Argentina, investigadores de alcance nacional que se dedican al tema. Juntos recorrieron el Estadio municipal, donde hace unos años hubo “manifestaciones” que podrían encuadrarse en el tipo de fenómenos que investigan.
Equipados para detectar espíritus
Juan Cabrera y Daniela Giménez siempre tuvieron interés en hechos sobrenaturales. Desde hace un año hablaban acerca de “profesionalizarse” y hace seis meses se contactaron con Dogma Argentina, un grupo que trabaja a nivel nacional con el tema.
Su objetivo es “ayudar a las personas con este tema”. Por eso se equiparon y comenzaron a ponerse a disposición, de manera gratuita, de quienes requieran sus servicios.
“Nosotros tratamos de que la gente cuente lo que le está pasando, que confíe en nosotros para que hagamos la investigación. Cualquier cosa: dudas, golpes, ruidos, si se abren las puertas, la ducha,
cualquier cosa, nosotros lo investigamos”, aseguraron.
Sus herramientas son “cámaras infrarrojas, cámaras filmadoras y de fotos, detector de campos electromagnéticos, nuestra arma principal. Un grabador de voz para hacer psicofonías, linternas, handys, detectores de temperatura”.
El detector de campos electromagnéticos permite “detectar la energía de la entidad, del espíritu, fantasma, espectro, si está cerca de nosotros”. Es el que determinará si puede haber “manifestación, presencia”. Si ese aparato responde, es porque el espíritu “se hace sentir, se manifiesta”.
Cuando llegan a un lugar para investigar, mientras uno recorre, el otro se queda monitoreando las cámaras infrarrojas que filman constantemente. Con la “pistola de temperatura” miden el calor, porque, según explicaron, la “entidad” aparece con frío si la temperatura es elevada y viceversa. “Compramos todo por internet, nos costó bastante”, contaron, orgullosos.
Cómo trabaja el GIP
Cuando los convocan, Juan y Daniela se entrevistan con la persona y evalúan la pertinencia de la investigación. Si están dadas las condiciones, hacen firmar un consentimiento y se preparan para la jornada de trabajo.
Alrededor de las 22.00 comienzan a montar el equipamiento. Pasada la medianoche, tras certificar que no haya fugas eléctricas, cortan el suministro de energía y empiezan a recorrer el lugar con el equipamiento.
“La actividad se ve más de noche, a la madrugada, a las 3.00 de la madrugada es la mejor hora, la hora especial en la que andan vagando”, relataron.
Cuando se los consultó acerca de lo que encuentran, fueron cautelosos. “Tuvimos contacto físico, sí, pero es confidencial”, aclararon. Contaron que una de las primeras veces que fueron con los nuevos dispositivos, algo sucedió y la “energía” de la presencia en esa casa les agotaba las baterías de las cámaras.
“Tenemos audios con cosas que han salido. Los informes los vamos a elevar a los propietarios”, explicaron.
Juan y Daniela aseguran que “hay entidades con las que se puede convivir”, pero que hay otras que son las “altas”, que “te rasguñan o te golpean”. En ese sentido, detallaron que “son entidades altas, que tienen esa fuerza espiritual, una energía más grande” y que “nos quieren hacer saber que ellos tienen autoridad sobre ese lugar”.
“Uno termina agotado en estas tareas. Nosotros nos lo tomamos muy en serio. Con respeto hacia los propietarios del lugar y hacia lo que haya ahí adentro”, sostuvieron.
Por lo pronto el GIP San Pedro lo componen ellos dos, pero están ávidos de sumar a quienes deseen formar parte de la experiencia.
Juan es empleado municipal. Al principio, sus compañeros lo tomaban en broma, pero luego notaron que se trataba de algo serio y se interesaron por sus tareas extralaborales.
Daniela es ama de casa. Para salir a hacer las investigaciones, dejan a sus hijos de 12, 7 y 3 años con la niñera.
Pidieron a los vecinos que asisten a fenómenos como estos, que los contacten: “Que se sientan libres de hablarlo: hay un grupo que los va a escuchar, que no los va a tratar de locos como muchas
personas lo hacen”, señalaron.