Un grupo inversor compró los terrenos de los silos en $ 740.000
Sin un objetivo definido pero concretando un extraordinario negocio inmobiliario un grupo empresario con vinculaciones con nuestra ciudad adquirió las cuatro manzanas de los ex silos de Martínez Sobrado S.A. Las mismas salieron a remate el lunes y el precio de base fue finalmente el que se pagó por la operación. Según indicó a La Opinión uno de los compradores, ahora pondrán en manos de una consultora de negocios el análisis del mejor destino para el predio.
Entre rumores y comentarios sobre la intervención de los grupos que habitualmente “interceden” a favor de uno u otro comprador en la enajenación de bienes provenientes de quiebras o concursos, se vendió en la mañana del lunes el predio donde funcionaban los silos de Martínez Sobrado S.A.
El remate en la Corporación de Rematadores se concretó pasadas las 10 de la mañana y con muy pocas personas en la sala de subastas en donde en menos de 5 minutos se resolvió la venta a un único oferente.
Durante los días de apertura de las cuatro manzanas en las que se encuentran los vestigios de una planta de silos que fue la más grande de la ciudad, muchos empresarios y algunos curiosos recorrieron y manifestaron sus intenciones de compra. Algunos de los que visitaron el predio llegaron incluso a decir que ese inmueble superaría el millón de pesos a la hora de una subasta. Según relataron algunos asistentes al remate, no hubo sorpresas ni objeciones de ninguna naturaleza y tampoco se neutralizó oferta alguna. El remate arrancó y el martillero recibió de parte de una persona la propuesta del precio de base y sin nuevas ofertas, se bajó el martillo.
El propio martillero confirmó que desde San Pedro habían viajado algunas personas interesadas pero pasadas varias horas del remate, no surgieron comentarios en contra del procedimiento aplicado para la venta. “Pensábamos que algunos iban a ofertar”, comentó uno de los integrantes de la empresa compradora que accedió a hablar brevemente con La Opinión.
La base con la que se vendió que apenas llega a los 250 mil dólares irá a parar directamente al Banco Francés que había pedido la quiebra tras varios años de embargos. La especulación con una venta por encima de la base dejaba margen para que algunos de los acreedores pensaran que con ello se podría pagar, pero evidentemente los cálculos fallaron. Los mismos compradores de los terrenos hicieron ofertas por la base para los automotores que se vendían y según se dijo, no tendrán problemas en ingresarlos al circuito comercial porque ese tipo de actividad es la que desempeñan algunos de los integrantes del grupo.
CARPA S.A.
Por más que lo intenten, no develarán qué nombres o apellidos se esconden tras esta sigla. Esta empresa constituida como una unidad de negocios orientada hacia el mercado inmobiliario ha sido la que realizó la oferta y finalmente compró los ex silos.
Ni la Justicia, ni el Martillero interviniente están autorizados a brindar información sobre los compradores pero La Opinión logró dar con uno de ellos quien pidió reserva de identidad para evitar inconvenientes mientras se cumplen todos los pasos administrativos que supone una operación de esta envergadura. Por el momento, para CARPA S.A., los terrenos son una inversión importante y nada más. En los próximos días con el asesoramiento de una consultora de negocios y de un equipo de profesionales que ya ha estado asesorando otros emprendimientos, resolverán cuáles son las mejores opciones.
No se descarta la construcción de un barrio residencial para extender el perfil habitacional de la zona, pero también podría decidirse un loteo y una venta de los terrenos sin construcción para que cada uno de los compradores elija sus alternativas.
Si bien no se pudo confirmar que la empresa que compró los terrenos de Arco de Oro es la misma, hay algunos integrantes del grupo inversor en común lo cual alienta a suponer que el destino irá hacia ese lado.
La sindicatura interviniente en la convocatoria junto al Juzgado que dispuso el remate le pondrán fecha a una nueva subasta sobre los bienes que quedan que una vez librados de una hipoteca pequeña con el Banco Río, podrían representar la fuente de recursos para los gastos de todo este proceso y algunas monedas para los acreedores que pacientemente esperan.
Con esta venta, comienza el final de un largo proceso en el que los vecinos sufrieron mucho el abandono del lugar y seguramente se aproxima una etapa en la que esas cuatro manzanas detenidas en el tiempo deberían acompañar el crecimiento de la zona.