Un escenario para el otro folklore
El sábado fue la tercera jornada de un ciclo de folklore organizado en la biblioteca popular, una iniciativa que propone la visita de figuras de primer nivel del nuevo cancionero popular argentino. Actuaron Micaela Vita y Willy González.
La biblioteca popular y el aficionado folklorista Hernán Montes llevan adelante un importante ciclo de folklore que presenta una vez al mes un espectáculo único con artistas de primer nivel.
A las visitas de Raúl Carnota en enero y Franco Luciani en febrero se sumó la del dúo conformado por el gran bajista Willy González y la cantante Micaela Vita.
Antes de cada presentación, el organizador despunta el vicio y canta algunas piezas clásicas del folklore para introducir al número que vendrá.
Acompañado por el reconocido guitarrista y gran conocedor del género Oscar “Entrerriano” Magallanes, Hernán Montes se anima a cantar piezas de alta complejidad como la “Zamba de los mineros”, creada por la famosa dupla compositiva conformada por el poeta Manuel Castilla y el pianista Gustavo “Cuchi” Leguizamón para el Duo Salteño, una de las parejas vocales que mayor admiración han producido dentro de las búsquedas de nuevos horizontes en la música nacional.
El sábado, a partir de las 22.30, con menos público que en las otras dos ediciones, se cumplió una nueva jornada del ciclo.
Se presentaron Willy González y Micaela Vita, un dúo excepcional que trabaja en la recreación de clásicos y modernos con un lenguaje que bucea en búsquedas armónicas de gran nivel.
Willy González ejecuta el bajo de seis cuerdas con una versatilidad sólo comparable a los grandes hitos de la historia internacional en el instrumento, como Jaco Pastorius, un músico que inspiró los comienzos de González, ligados al rock progresivo y el jazz contemporáneo.
Micaela Vita es dueña de una prodigiosa voz rica en matices y con una formación académica que se nota en el manejo vocal, al que suma una interpretación fina que acompaña con un particular uso del cuerpo. Además, la cantante toca el bombo y el cajón peruano, sumando sonidos a la propuesta que recorre junto al bajista, en un proyecto paralelo a sus propios grupos.
La iniciativa de los sampedrinos ofrece un espacio que se necesita en la ciudad, donde el folklore no tradicional tiene un gran protagonismo a partir de propuestas que obligan a la escucha silenciosa, donde el público se sienta muy cerca de los artistas para escuchar con atención y sin necesidad de cantar sobre los músicos, para que el clima genere un convivio que permita trasladar las emociones provocadas por lo que sucede en el escenario y traducirse en aplausos.
El ciclo promete continuar durante todo el año, con entradas accesibles al público local y la visita de artistas que colman las expectativas de un auditorio exigente y ávido de este tipo de espectáculos.