Un dato “oficial” puede cambiar el curso de la causa Velázquez
Los resultados de las pericias efectuadas por especialistas en el lugar donde se produjo el homicidio de Pablo Velázquez cambian por completo el eje de la causa. La investigación ahora apunta al trayecto del disparo que mató al menor hallado muerto en el patio de una vecina de la ciudad y que sería totalmente opuesto al señalado desde un principio.
Desde un primer momento el caso Velázquez fue complejo por las características del hecho; por lo sucedido, antes, durante y después de cometido el homicidio. Lo único que estuvo claro es que en la madrugada del 28 de febrero Pablo de 14 años y un cómplice de 16, habían robado una moto en el Club Pescadores y que luego fueron perseguidos hasta los alrededores de Quiroga y Combate de Obligado.
La aparición sin vida del menor de los dos, tirado al pie de un tapial en el patio de una casa de la citada esquina abrió otra causa, donde las primeras actuaciones apuntaron a los dos jóvenes a quienes les habían robado la moto, y que de víctimas pasaron a ser victimarios.
Ahora, los resultados de las pericias efectuadas por el personal de Policía Científica en la escena del crimen cambiarían por completo el eje de la investigación debido a que los resultados de los trabajos de planimetría no coincidirían con lo que hasta el momento se tenía como seguro, o al menos era tomado como uno de los datos precisos y no coincide con el lugar donde provino el disparo y el trayecto del proyectil.
La conclusión a la que llegó el personal que efectuó las tareas de peritaje en el lugar donde se produjo el hecho, indica que la línea de disparo es totalmente opuesta a la que se supuso desde el comienzo de la instrucción y coincidiría con la posición que tomó desde un principio la defensa de los imputados. Esto indicaría que el o los tiros que se escucharon esa noche, salieron de un lugar diferente al que señalaban a los únicos dos acusados como autores, Gutiérrez y Gehing.
Bien podrían haberle apuntado desde la misma vereda o desde algún patio vecino, aunque eso está para ser evaluado de acuerdo a las medidas que la Fiscal podría ordenar a la brevedad.
El propio Gehing, lejos de suponer que iba a quedar imputado, había relatado momentos después del hecho: “Los perseguí hasta mitad de cuadra pero por la oscuridad los perdí. Unos segundos después, cuando me volvía, escuché los disparos”. Ese testimonio, el que en un momento podría haber sido tomado como una coartada para deslindar responsabilidades, ahora cobra relevancia y si se quiere hasta coincide en parte con los resultados de las pericias. Por otra parte, si bien la Fiscal Ramos mantuvo siempre cautela y no descartó otras hipótesis, mientras no estuvieron los resultados de las tareas periciales, la investigación estuvo enmarcada en los testimonios prestados por los vecinos y el relato del cómplice de Velázquez, el menor de 16 años, que cada vez que fue consultado indicó que el disparo provino desde el sector donde se hallaba el auto que los persiguió y por eso se imputó a Gutiérrez y Gehing como probables autores del homicidio.
Si bien no se ha resuelto, con esta nueva línea investigativa la situación de los sospechosos se alivia notablemente ya que lo advertido por el personal especializado ilustra una geografía totalmente opuesta al trayecto que hicieron ellos la noche de la persecución.
Por ahora, y más allá de lo determinado por los peritos, mientras no aparezca algún testimonio determinante, sin armas secuestradas, ni otras pruebas a tener en cuenta, la autoría del hecho dependerá de las medidas que tome la justicia, al parecer, lejos de los imputados y cerca de quedarse sin responsables.