Un caso de violencia matrimonial que terminó en homicidio
En la vivienda que compartían en el barrio Los Aromos, una mujer mató a su esposo clavándole un cuchillo en la ingle. Fue después de que ambos volvieran de una fiesta. La policía confirmó que detrás de este crimen, existe una historia de violencia y alcoholismo. La víctima se llamaba Aldo Pacillo y tenía 53 años.
Una historia de pareja plagada de violencia, terminó el viernes pasado de la peor manera. Una mujer de 50 años ultimó a su marido, de 53, asestándole una puñalada con un cuchillo en la ingle y le provocó la muerte.
El hecho ocurrió en Esquiú 350, en pleno barrio de Los Aromos, durante la madrugada. La vivienda le pertenece a la víctima, Aldo Pacillo, un albañil que según los vecinos es habitante del barrio desde hace por lo menos 30 años.
El hombre convivía allí con su pareja Elvira Geraldo, desde hacía unos tres años. Pero la relación fue siempre tortuosa y plagada de violencia. Los vecinos reconocen que eran frecuentes los gritos y los ruidos que provenían desde el interior de la casa. Se escuchaban no sólo amenazas de muerte reiteradas, sino también sonidos que indicaban rotura de vidrios o materiales similares.
Aunque la investigación del caso sigue adelante, y por eso la policía evitó ofrecer mayores detalles, trascendió que la mujer había asentado al menos una denuncia en esa dependencia. Fue después que Pacillo la golpeara de tal manera, que le provocó una lesión grave en un ojo. “Esa vez casi le vacía el ojo a ella. Fue una relación a los golpes”, dijo una fuente del caso a La Opinión.
Asesina confesa
Elvira Geraldo era conocida pero no por su verdadero nombre. Llegó a San Pedro desde Formosa hace muchos años, pero todos la llamaban “Mónica” porque seguramente así lo prefería. Y la apodaban además, “la brasilera”, aunque nadie pudo confirmar por qué había obtenido ese mote dado que su nacionalidad es argentina.
Mónica fue propietaria de un bar ubicado en el barrio del Club Paraná, y por eso era conocida. Pero desde que estaba en pareja con Pacillo, se dedicaba a las tareas de albañilería igual que él. Ambos estaban contratados como obreros en uno de los barrios que se están construyendo bajo el Plan Federal.
El viernes pasado a la madrugada, los dos regresaron a la casa pero separados. Habían concurrido a la fiesta que brindó en su casa una amiga de ambos, y bebieron alcohol. La policía confirmó que horas más tarde, cuando tuvo que prestar su declaración, Geraldo estaba visiblemente alcoholizada. En principio dijo que era inocente, que ella había llegado a la casa y que él ya estaba durmiendo. Como ambos solían dormir separados y en distintas habitaciones, ella no se acostó. Se sentó a reposar sobre un ventanal y allí se quedó dormida. Cuando despertó, alrededor de las dos y media ó tres de la mañana, encontró a Pacillo herido de muerte en su cama.
Pero no pudo sostener esa versión por mucho tiempo. Los testimonios brindados por allegados, vecinos y familiares, le aportaron a la policía los datos necesarios para convertir a “Mónica” en la principal sospechosa. Y ella entonces confesó su crimen.
Murió sin defenderse
La investigación del homicidio de Pacillo se está llevando a cabo por la Fiscalía Nº 5 de nuestra ciudad, aunque estuvo a cargo de la ésta la Dra. Helena Terreno, fiscal de San Nicolás. La policía explicó que la letrada reemplazó temporariamente a la Dra. Gabriela Ates, debido a una licencia.
Lo llamativo del caso, es que si bien la pareja tenía una historia de violencia importante, la mujer no presentaba signos de haber sido agredida por Pacillo en esta oportunidad. Una de las hipótesis es que discutieron, y en medio de la discusión la mujer le asestó la puñalada mortal.
La herida se produjo en la zona inguinal con rotura de la arteria aorta razón por la cual la víctima falleció poco después. Aunque en principio, se creía que había existido un acto sexual previo al crimen, luego se descartó. El cuerpo de Pacillo fue sometido a una autopsia aunque los detalles de la ésta todavía se reservan. Entre otros datos, resta saber si el hombre intentó pedir o buscar ayuda antes de caer muerto y si fue la mujer la que lo colocó en la cama en la posición que la policía lo encontró más tarde.
Un vecino fue quien llamó por teléfono a la Comisaría. Eran las 3 y 10 de la madrugada. Dijo que una persona estaba malherida y ofreció la dirección. Los efectivos hallaron a Pacillo acostado boca arriba en su cama, vestido únicamente en ropa interior. El mismo vecino que hizo la llamada declaró más tarde y, sumado a diferentes testimonios, se llegó rápidamente a la conclusión de que Geraldo era la responsable de dar muerte a su pareja. Los vecinos se mostraron conmocionados pero no sorprendidos. Pacillo era padre de cuatro hijos de su primer matrimonio. A Geraldo no se le conocen hijos. Los testimonios hablan no sólo de situaciones de violencia, sino también de una notable adicción ambos miembros de la pareja a las bebidas alcohólicas. Un marco perfecto para desencadenar una situación límite que terminó con el peor resultado.