Muchos sampedrinos recordaron el primer aniversario del legendario vendedor de helados y la siempre postergada construcción del monumento que hace años solicitó un alumno de primaria que ya está cursando una carrera universitaria. Las promesas de varias gestiones nunca se concretaron cuando “Pototo” pidió que ese homenaje fuera emplazado en las puertas del Bar Butti. A un año de su fallecimiento, la memoria de los clientes del heladero está intacta y su carro reconstruido sigue en el Museo del Tano.
AUTOR
