Tunante II: A seis años del naufragio de sampedrinos en aguas brasileñas
El Tunante II zarpó de San Fernando el 22 de agosto de 2014. Pocos días después una tormenta de vientos de 75 kilómetros por hora y olas de 8 metros dejaron la embarcación a la deriva, y desde el 26 del mismo mes nada se supo de los cuatro argentinos que navegaban a bordo. Búsquedas, informes, hallazgos, esperanza y desesperación por hallar con vida a Jorge Benozzi, Horacio Morales, Alejandro Vernero y Mauro Cappuccio.
"Pulga" Benozzi; "Mono" Morales; Mauro Cappuccio y Alejandro Vernero partieron del puerto San Fernando el 22 de agosto de 2014 con destino a Río de Janeiro, pero cuando navegaban frente a las costas de Brasil fueron alcanzados por una fuerte tormenta. El último contacto fue el 26 de agosto, cuatro días después.
La historia del Tunante II impactó de lleno en los argentinos y en los sampedrinos en particular. Durante días y hasta meses, amigos, familiares y desconocidos mantuvieron sus ojos frente a las pantallas de las computadoras para buscar al velero de 12 metros a través de la página Tomnod, que reproducía imágenes satelitales.
Fueron seis años de hipótesis, informes, búsqueda, hallazgos, esperanza y desilución: La Opinión Semanario informó cada novedad respecto al naufragio, desde el día en que sus familiares dieron a conocer lo sucedido hasta los difíciles momentos en los que desde el país vecino informaban que se había terminado la búsqueda "para siempre".
En septiembre de ese mismo año, tras un intenso rastrillaje, lograron hallar una balsa con pertenencias de al menos dos de sus ocupantes. La esperanza crecía entre los conocidos. Sin embargo ese, más una significativa imagen satelital registrada el 28 de septiembre en la que se veía una embarcación con rasgos similares al Tunante, fueron los únicos datos certeros respecto a la desaparición de los tripulantes y desde entonces, no se encontró rastro certero que pudiera dar con el paradero de los hombres.
La documentación que entregó la Marina de Brasil tiempo después, con todo lo actuado en la búsquda, habló de "fortuna de mar", cuya traducción responde a "accidente de mar". En las declaraciones del Capitán Valverde se pudo saber que se estimaba que la balsa estuvo habitada pese a que varios objetos fueron arrojados al mar sin que supieran que respondían al infortunado Tunante.
Fueron semanas y meses de reuniones en bares, donde se armaba una especie de "centro de información" y juntaban firmas para que no se abandonara la búsqueda, mientras se mantenía informada a la población mediantes grupos públicos de Facebook. También, fueron meses de discusiones, acusaciones y contradicciones entre familiares y "aficionados" y "profesionales" del tema. Lo concreto es que todo un país velaba por el hallazgo.
Armada Argentina, Fuerzas Brasileñas, aviones, embarcaciones, la fragata Libertad y cientos de personas buscaron "hasta agotar los recursos", pero mil noventa y cinco días después de la última comunicación de Jorge "Pulga" Bennozi con su familia, la marina de Brasil pasó definitivamente a archivo la investigación y la búsqueda del velero desparecido en una tormenta de vientos a la altura de Río Grande do Sul.
En los primeros días de agosto del 2015, en el archipiélago de las Islas Baleares, en la isla de Formetera, un navegante depositó las cuatro piedras que representan a los argentinos. Esa es la playa que recuerda a sobrevivientes y fallecidos en naufragios.
Esta semana, al cumplirse un nuevo aniversario de lo acontecido, en redes sociales los recuerdan en comentarios y mensajes que permiten traer a la memoria todo lo vivido:
El recuerdo de Marino Fabianesi
"Tunante"
Que una estrella sonriente, los cobije
a aquellos que han tenido la fortuna
de dormir, besados por la luna.
Buena vida, es el destino que uno elije.
Que el horizonte guarde entre las olas
lo que han sido, lo que son, que no haya olvido.
Que vuelvan al corazón, los que se han ido,
sonriendo en un vaivén, de caracolas.
Que en una eterna playa, un mar fecundo
le pinte un paraíso de acuarela .
Que siempre, la bandera de una vela
los pasee, sonrientes, por el mundo.
Que no se han ido, no, mientras un fuerte
viento sople, trayendo sus sonrisas.
Su piel al sol, infladas sus camisas,
que mientras alguien espere… no habrá muerte.