Aunque parecen tan bellos y delicados, despiertan pasiones increíblemente violentas y hasta fueron los culpables de la bancarrota de un país.
¿Quién no asocia los tulipanes con Holanda?
Sin embargo, tuvieron su origen en Turquía (tulipán significa turbante), y recién en 1559 un botánico holandés llevó hasta su jardín una colección de tulipanes que despertó gran interés. Ladrones de bulbos lograron que en poco tiempo se cultivaran por todo el país, y hacia el 1600 ya se asociaban a la riqueza y al estatus social.
Por razones entonces desconocidas, los tulipanes holandeses comenzaron a sufrir variaciones en los colores de sus pétalos: rayas y marcas irrepetibles que aumentaban su exotismo y su precio.
La gente negociaba su tierra, sus ahorros y cualquier otra cosa que pudiera liquidar para comprar bulbos.
Se generó un mercado a futuro, conocido como “negocio del aire”, a partir de bulbos que todavía no habían sido cosechados y los tulipanes entraron en la Bolsa de Valores.
Un solo bulbo llegó a ser vendido por el precio equivalente a 24 toneladas de trigo.
Pero el 6 de febrero de 1637 ningún lote encontró comprador.
Como sucede con muchas burbujas especulativas, siguió un efecto dominó de precios cada vez más y más bajos, ya que todos intentaban vender y nadie quería comprar. Las bancarrotas se sucedieron.
Así, el pánico y el tulipán llevaron a la economía holandesa a una quiebra histórica.
Hoy se sabe que la aparición de esas rayas en los pétalos se debe a una enfermedad causada por un virus que transmiten los pulgones que atacan el cultivo.
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