Tres vidas jóvenes que se llevó la tragedia
El fin de semana comenzó con una tragedia en la zona rural cuando un joven de 21 años decidió terminar con su vida. El sábado desapareció en las aguas del riacho Gilberto Sosa Ramírez de 18 años. El domingo a la mañana en un accidente de tránsito que se investiga perdió la vida Facundo Bordoy.
Entre la indignación y la indiferencia, el paso intermedio es la naturalización de la pérdida de vidas jóvenes a manos de tragedias que pueden ser evitables.
La conmoción entre las familias y allegados se combina con el cruce de opiniones livianas frente al dolor, aunque sin embargo convenga poner en nombres, edades y situaciones los tres jóvenes que por decisión propia o por destino marcado truncaron sus vidas.
El sábado en un predio cercano a la Curva de la Muerte, un jornalero de 21 años se descerrajó un disparo de escopeta. Al no tratarse de un vecino sampedrino, su partida y decisión pasó desapercibida pero no los motivos que dejó expresados en un mensaje que recibió su familia en el que hablaba de la despedida de una relación amorosa que lo mantenía al límite de la angustia.
El sábado Gilberto Sosa Ramírez de 18 años llegó a la costa a la altura de la balsa vieja y se arrojó a las aguas del riacho. Sus suegros también nadaban cuando la correntada y los remansos los comenzaron a arrastrar. Gilberto desapareció de la superficie y los padres de su novia lograron permanecer a flote hasta que una canoa a motor los ayudó a salir. Lo buscaron hasta el domingo a media tarde. El cuerpo apareció aguas arriba y la desolación de la familia que vive en la zona baja de la papelera recorrió todas las redes sociales. El Prefecto Stanganelli confirmó esa misma tarde la entrega de los restos del adolescente para ser sometidos a peritajes.
El domingo a la mañana, un accidente de tránsito que ahora investiga la fiscalía truncó la vida de Facundo Bordoy Galarza. Con 21 años y por motivos que se desconocen, manejaba su moto cuando cayó y sufrió una fractura de cráneo con lesiones irreversibles. Fue en la intersección de la calle Depietri y Caseros, a poca distancia donde minutos antes había estado con su novia.
Casi como una premonición, su muro de Facebook mostraba la pasión que sentía por las motos, los autos y la velocidad. Circulaba sin casco y existen todo tipo de versiones sobre el modo en que se produjo su deceso. Entre los amigos que llegaron al hospital en la mañana del domingo preguntaban si acaso algunos episodios que protagonizó durante la noche no habían sido la antesala de su embestida a un peligroso montículo de tierra que existe en el lugar. La fiscalía también ordenó pericias en este caso y solicitó antecedentes sobre el comportamiento del joven que circulaba sin su casco protector.
Las últimas horas de Bordoy
Según pudo establecer La Opinión con un amigo del joven protagonista del accidente, la noche anterior “hizo previa con amigos, en donde parece que les dio las llaves de su casa a uno de ellos y se despidió de todos. Fue al boliche y de ahí dijo que iba a lo de su novia, que es cerca de ahí (lugar del accidente). La novia se había ido en remis y él la fue a buscar en la moto”. La versión resulta verosímil por la escasa distancia, apenas tres cuadras, según registraron quienes llegaron al lugar a pocos minutos del desenlace.
El 21 de febrero, en medio de publicaciones de carreras de motos y competencias automovilísticas, compartió con sus amigos la imagen del site “100 % pisteros” que dice: “Si algún día la velocidad me quita la vida quiero que sepas que morí sonriendo”.