Travesura devastadora
Un niño de seis años estaba jugando e incendió su habitación. El fuego alcanzó el resto de la casa ubicada San Lorenzo al 2000, sobre las barrancas. Estaba al cuidado de su hermana de trece años mientras sus padres vendían fruta para sobrevivir a la desocupación. Desarrollo Humano le dio dos colchones y una caja con harina, yerba y fideos.
Sucedió el pasado sábado en horas del mediodía. El fuego se propagó por la humilde vivienda ubicada inmediasiones en inmediaciones de la Bajada de Chavez. Cuando la joven de 13 años advirtió la situación, socorrió desesperadamente a su hermano sacándolo de la casa. Los vecinos queriendo colaborar, intentaron apagar el foco, pero la poca presión de agua en esa zona impidió que lo hicieran. Cuando llegaron los bomberos, la casa ya estaba destruida, el fuego se había expandido por cada rincón de la vivienda provocando la pérdida completa de todas sus pertenencias, dejando las paredes destrozadas y la familia en la calle.
“Nosotros estábamos trabajando en Luján, vendemos fruta en otros lados, el nene se quedó con la hermana porque no tenía quien lo cuide, jamás pensé que podía pasar algo así”, cuenta Nancy Navarro, la mujer que estaba a 130 kilómetros cuando se enteró que se habían quedado sin nada.
La familia atraviesa una dramática situación, los ingresos económicos son muy limitados, con las frutas que venden apenas si alcanza para comprar la comida. “Somos changarines, no tenemos como salir de esto porque no tenemos ni un peso ni para comprar una remera”. y con la voz entrecortada agrega: “Pasamos a ser indigentes porque no tenemos ni un par de ojotas, estamos con lo puesto”. Desde que ocurrió la tragedia, viven en la casa de su mamá, una humilde vivienda de una habitación con un baño, allí comparten las paredes con la mujer, sus otros dos hijos, su marido y las dos criaturas que duermen en los colchones que Acción Social les donó.
“Nosotros dormimos sentados, porque la casa es muy pequeña y ni hay lugar”, sostuvo la mujer.
El lunes llegaron a las 8 con su marido a Desarrollo Humano, allí estuvieron hasta las 12 del mediodía esperando una respuesta concreta, de ahí según el propio testimonio de Navarro se fueron con una caja que contenía un paquete de harina, medio kilo de yerba, un paquete de arroz, dos paquetes de fideos y una leche.
Les dijeron que para ayudarlos necesitaban un informe del Cuerpo de Bomberos de nuestra ciudad, así fue que concurrieron al cuartel donde a su vez le pidieron un escrito para que el informe sea autorizado por el jefe lo que demoraría unas 48 horas.
Antes del incendio la casa no estaba en óptimas condiciones, pero tenían un techo donde vivir, la casa se llovía y el pequeño de seis años sufre de bronquitis crónica.
“Mi marido se había ofrecido a trabajar para el Municipio a cambio de materiales, para ellos mismos construir una habitación, no queremos deberle nada a nadie aunque seamos humildes y no tengamos estudios queremos educar bien a nuestros hijos”.