Todo rechazado: el oficialismo le hizo sentir la mayoría a Martín Rivas, tras los roces
En la última sesión se trataron cinco proyectos del concejal opositor. Unión por la Patria votó todo en contra. Los tres de La Libertada Avanza que se debatieron también fueron rechazados. Los radicales, en cambio, tuvieron mejor suerte con sus expedientes.
Se acabó la buena convivencia en el Concejo Deliberante: el oficialismo decidió no acompañar ninguno de los proyectos del concejal de Juntos por el Cambio Martín Rivas. Algunos negaitvas fueron con razones políticas, otras por motivos de gestión, pero también hubo algunas con simple silencio que hizo notar que el que tiene la mayoría define. “Para eso se ganan las elecciones”, dicen en política.
Los ediles de Unión por la Patria le hicieron sentir el peso del número de votos a Rivas y obturaron sus pedidos de informe y también sus proyectos de resolución en los que hacía recomendaciones al Gobierno, incluso casi como expresiones de deseo acerca de lo que haría si le tocara ser intendente, aunque fue electo para otra cosa.
En poco más de seis meses desde que llegó al Concejo, Rivas es el que tiene más expedientes presentados en el Concejo. Al comienzo de las sesiones, el oficialismo accedía a acompañar lo que consideraba que era institucionalmente relevante. Pero no más.
La discusión de la semana pasada con Rita Leguizamón en el pasillo y con Candelaria Cuscuela en la reunión de la comisión de Peticiones tensó aún más la relación.
Ya alguna vez habían debatido en el oficialismo acerca de qué hacer con lo que llaman sus "malos modos". Hasta pensaron en expulsarlo de algunas comisiones, pero desistieron. La decisión fue no confrontar en sesión, pero no aprobarle nada.
El jueves pasado hubo presencia de militantes del Movimiento Evita que fueron a acompañar a Rita Leguizamón, su máxima responsable.
Acaso esperaban que hubiera debate el mismo día en que Rivas trató de "chorros" en redes sociales a los integrantes de esa organización social y política, algo que, por cierto, había hecho alguna vez en sesión sin respuesta por parte de la referente local y concejala.
Acaso envalentonado por ello, Rivas posteó el jueves por la noche que había hecho "trabajar al Movimiento Evita, a la secretaria de Género —que no es tal cosa sino subsecretaria, Laura Monfasani— y a algún que otro alérgico más", en alusión a la presencia de sindicalistas municipales.
El chiste de "uy, habló primero de mayo" se contó solo al otro día de que aparecieran panfletos con acusaciones contra el concejal opositor que se repiten en los encumbrados escritorios del poder gubernamental aunque nadie se hace cargo de una práctica anónima que flaco favor le hace al debate político.
Aunque en su copia del orden del día había incluido la palabra "debate" entre signos de exclamación en uno de los puntos, Rivas también eligió no confrontar abiertamente con el oficialismo por fuera de lo que implicaba la defensa de sus proyectos.
Así, habló ante cada uno para exponerlos y pedir que lo acompañen, cosa que los oficialistas, y en algún que otro expediente los radicales, no hicieron. Al menos tirios y troyanos le ahorraron al pueblo, para la posteridad que implican las actas del HCD, los ditirambos con los que se complacen en redes sociales con aplausos de acólitos incluidos.
A Rivas le rechazaron el pedido de informe por los complejos turísticos municipales del ex Tiro Federal, la ex Mansa Lyfe y la playa pública de Vuelta de Obligado o su iniciativa para que el Gobierno municipal defina un programa sobre cómo actuar ante las amenazas de bomba.
En el primero lo mandaron a esperar la Rendición de Cuentas y en el segundo le recordaron que eso no es potestad del Estado municipal, puesto que las escuelas dependen del Gobierno provincial.
Pero tampoco le aprobaron un pedido para que haya "urgente operativo de limpieza y seguridad en el edificio de la ex Terminal" ni el pedido por las luces de la plaza Constitución.
Menos aún el que pretendía información sobre "la revisión integral del sistema de señalización" de tránsito y solicitaba la “instalación de semáforos modernos, equipados con reloj, medidor de paso y pulsador para detención del tránsito vehicular”.
El proyecto tenía otros puntos que hicieron, en algunas oficinas del Gobierno, recordar la frase "no querés que te haga un subte, también" que le dijo Julio de Vido a Fabián Bianchi cuando le pidió obras para sumar al Monumento de Vuelta de Obligado en 2010.
Al bloque La Libertad Avanza, que integran Mauro de Rosa y Viviana Riquelme, quienes representan al presidente Javier Milei en San Pedro, tampoco les aprobaron ninguno de los proyectos presentados.
Uno era para declarar la "emergencia cultural" por el cierre del Centro Cultural Abelardo Castillo. Candelaria Cuscuela anunció que ese espacio funcionará en otro lugar y se refirió a las actividades que lleva adelante la Dirección de Cultura, cuyo titular, David "Kukino" Kurlat, esta presente.
Con ella coincidió el radical Lucas Pisani, sorprendido por la idea de que la actividad cultural local estaría "en emergencia", según planteaban los ediles libertarios.
Tampoco tuvieron acompañamiento en su proyecto de resolución para que se haga la Fiesta de la Naranja, algo que ya había sido anunciado oficialmente por la Dirección de Turismo en reunión con prestadores cuyo contenido se hizo público, ni la recomendación para que los delegados municipales de las localidades sean elegidos por los vecinos.
Al último no lo acompañaron aun cuando De Rosa hizo una moción para introducir el concepto de “no vinculante”, que le faltaba al proyecto para no chocar con la Ley Orgánica. El edil les recordó que el propio Salazar sostenía que las localidades tenían que elegir a sus delegados.
El proyecto de los cordones de la calle Mitre fue retirado de debate y enviado a archivo luego de que el bloque de De Rosa y Riquelme tomaran nota de lo advertido por La Opinión respecto de que lo que ellos habían visto de blanco ya estaba pintado de amarillo.
Otra suerte tuvieron los proyectos que elevaron desde el bloque de la Unión Cívica Radical. Fueron tres y el oficialismo accedió a acompañarlos a todos, como solía hacer con los del resto de la oposición hasta la profundización de las diferencias que se vivió la semana pasada.
Los tres proyectos de la UCR eran de resolución —los radicales, con más experiencia, entienden bastante mejor que el resto los alcances y límites establecidos por el artículo 77 de la Ley Orgánica— para pedirle al Gobierno intervención en situaciones que corresponde al Ejecutivo atender.
Una de ellas fue la reparación de baches en la esquina del club Paraná, sobre Uruguay y Novillo; la otra, para que haya operativos de tránsito en otros puntos de la ciudad que no sean sólo los accesos o el radio céntrico; y el último para que haya mantenimiento en las luminarias de la plaza de Gobernador Castro.
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