Tercer asalto a mano armada en un kiosco
El comercio está ubicado en 11 de Septiembre y Dávila, donde ya robaron tres veces en lo que va del año. El viernes a las cinco de la tarde un chico armado con una cuchilla, intimidó a la empleada. La dueña del comercio también es propietaria de un almacén que había sido asaltado el anterior fin de semana.
Una comerciante que solicitó resguardar su identidad, sufrió el viernes pasado el tercer asalto en lo que va del año en el kiosco que posee sobre la avenida 11 de Septiembre, en inmediaciones de las 104 viviendas, y el enésimo robo sumando los que ya padeció en el almacén que posee en su propia casa ubicada a una cuadra y media de distancia.
La mujer asegura que los responsables de todos esos hechos son menores de edad, de entre 14 y 15 años, que circulan diariamente por el barrio y vigilan los movimientos de clientes y proveedores, esperando el momento justo para atacar.
Porque presentan estas características, es que decidió no radicar la denuncia policial del último hecho y solicitar que se mantenga su identidad en reserva.
“Es de gusto, de los otros robos nunca me llamaron ni me mostraron nada, aunque se hicieron allanamientos porque me dijeron que como me roban dinero no se puede comprobar nada. Si la plata no aparece más, ni los ladrones quedan detenidos, para qué voy a hacer la denuncia?”, dijo la damnificada.
El robo del pasado viernes, ocurrió a las 5 de la tarde en el local de 11 de Septiembre y Dávila.
Un chico armado con una cuchilla intimidó a la empleada que estaba atendiendo y le pidió el dinero de la caja. Aunque la chica se lo entregó, el ladrón insistió. “Le decía, abajo tenés más plata, dame que tenés más plata, porque evidentemente conoce dónde lo guardamos”, explicó la mujer. En ese momento, entró al local una clienta y el chico se marchó llevándose la suma de $ 230. Se fue tan tranquilo que la señora pensó que era el novio de la empleada.
Pero cuando se acercó la chica le dijo que la había asaltado el mismo joven que se había ido. Los robos anteriores, ocurridos hace seis y ocho meses aproximadamente, sucedieron de la misma forma. “La primera vez había una señora con un chico, la segunda vez le tocó también a la chica de la tarde y siempre a mano armada. Se llevaron todos los cigarrillos y plata. Son siempre los mismos. Los tengo acá alrededor, saben y ven el movimiento.
Pero yo no puedo cerrar y atender detrás de una reja porque tengo cabinas de teléfono”, agregó. Tres días antes del asalto, los vecinos observaron a un sujeto peligroso que circulaba por la zona con otro y que incluso estuvo en el comercio. “Entró cuando estaba un proveedor, compró un chicle y se fue”.
En el almacén que esta comerciante posee en su propia casa, en Dávila y Combate de Obligado, se había producido un asalto cinco días antes. Fue el domingo 13 a las siete de la tarde, cuando entraron dos chicos armados y a cara descubierta, se llevaron $ 200 en efectivo. “Sumás los dos robos y me robaron todo el trabajo de la semana”, dijo la mujer.