“Tengo esperanzas de que se haga justicia”
A una semana del Juicio por la muerte de Gonzalo Rojas su familia espera la condena para quien le disparó. Hasta el momento el único imputado es un policía.
El próximo Viernes 27 en el Tribunal en lo Criminal Nº 1 de San Nicolás, se realizará el Juicio Oral y Público por la muerte de Gonzalo Rojas. Un joven de 16 años que fue herido de muerte en la madrugada del 21 de Diciembre de 2005, presuntamente por el disparo de un arma policial. Hasta el momento, el efectivo Luis Castañares es el único acusado y cuenta, con innumerables apoyos por parte de vecinos que hastiados de problemas de inseguridad creen que el Policía es inocente.
Se trata de una de las causas más controvertidas y particulares que se recuerde. “Aquí triunfará la mejor estrategia que expongan los abogados”, dijo uno de los letrados intervinientes.
La familia de Gonzalo Rojas ha jugado un papel preponderante durante estos tres años, contando detalles y poniendo en tela de juicio varios puntos que se trataron en la causa a lo largo de toda la investigación.
Contradiciendo a la defensa del policía Castañares, Fabián Rojas, el papá del menor fallecido, asegura que fueron más personas las que abrieron fuego. “De los cuatro policías tres dispararon, Tarragó fue el que no disparó y Lull dice que disparó más de cuatro veces pero para arriba. Está comprobado por las pericias”. “Ahora, que hayan estado arriba o abajo del techo está en la disyuntiva”.
Rojas, un ex policía con más de 10 años de profesión contó con detalles cómo se activa un revólver y por qué está seguro de que no fue un accidente. “A mi me caben muchas dudas, sea quien sea tendrá que pagar. Una pistola de policía no se puede disparar sola o por accidente porque se trata de un profesional. El arma tiene que estar cargada y cuenta con un sistema de corredera para que la bala entre a la recámara, y para eso tenés que estar preparado. Además en ese momento nadie de los pibes disparó, es más no les encontraron armas ni hay indicios de eso. Tampoco está comprobado que hayan cometido algún delito”.
El relato del padre
“Gonzalo tenía un disparo en la espalda de abajo hacia arriba. Castañares le dijo al comisario Peralta que a él se le escapó un tiro. Ahora en la posición que estaba es imposible que se le escape un tiro, estaba a unos 15 metros, y supuestamente arriba del techo y en un lugar visible, porque las luces de la calle iluminaban”.
“Tengo para mostrar las pericias que hicieron los peritos especialistas y puedo demostrar que no es así, que no fue un accidente”…
…“Arriba del techo, con la pistola en la mano derecha con seguro y cargada, hay que bajar los dos seguros para disparar. Es evidente que el arma estaba preparada para disparar. No se puede aceptar, ellos son profesionales y saben muy bien. Tienen cuatro veces al año instrucción policial, uso del arma, capacitación. No es un policía inexperto, hace años que es policía. Yo trabajé con Tarragó y Castañares, con los únicos que no trabajé fue con Llull y Monasterio”.
Sobre lo ocurrido esa madrugada existen muchas dudas todavía, principalmente porque no hay testigos puntuales, hasta el momento se conocen versiones sobre quienes pueden haber sido los que llamaron y quienes vieron lo que pasaba. “En la causa figura supuestamente que un policía de la guardia recibió un llamado telefónico, pero parece que como era de celular no quedó registrado. Después se dijo que era una vecina, que era la panadera, pero no por eso se justifica el homicidio. De lo que estoy seguro es que tres de los cuatro fueron los que dispararon”.
“Hubo muchas irregularidades en el procedimiento. El arma de Monasterio fue limpiada con un producto llamado W40, entonces la pericia confirma que no se puede determinar el momento del disparo. Es inapropiado, eso no se puede hacer. Ahí hubo un error en el proceder. Además, el hecho pasó a la 1.45 Hs. y recién a las 11.45 de la mañana el fiscal dispuso que las armas fueran incautadas. Mirá si no tuvieron tiempo de armar todo”.
El día del juicio
Sobre las expectativas que tiene la familia con respecto al juicio a realizarse la semana que viene, Fabián Rojas dijo: “Realmente no creo en nada, pero quiero ver como resuelven los hechos. Depende de como trabajen, de allí voy a ver si creo un poco más”.
Esa noche, Gonzalo Rojas se encontraba junto a otro joven, “Su amigo, Vlaemink, es un testigo clave y dice que no estaban haciendo nada. A este pibe lo metieron preso y lo sacaron de San Pedro, y como era menor lo mandaron a La Plata, para esconderlo. Mientras tanto, la Justicia deja a los menores que hagan lo que quieran. Esto marca su incoherencia e incapacidad. Además hay un error y es el de haberle dado el trabajo de investigación a la misma policía, se podría haber citado a Gendarmería o Policía Federal, es una pena y yo al fiscal se lo dije”.
El recuerdo
Con lágrimas en los ojos, como padre, Fabián Rojas presume que si hubiese estado al tanto de lo que supuestamente su hijo estaba haciendo, él mismo habría tomado medidas. “Digamos que mi hijo quiso hacer un daño, yo en ese momento los habría cag… a patadas en el cu….!! Yo mismo lo llevaba a la policía. Ellos, si no lo podían agarrar lo hubieran dejado y me avisaban. Si a Gonzalo lo conocían!!, hacía pocos días habían comido un asado juntos, porque Castañares es compadre del padre de un amigo de mi hijo. Además lo conocía por ser hijo mío. Si vienen y me avisan yo ya sé lo que tenía que hacer”.
“Yo lo eduqué para que sea una persona de bien. No sé que quiso hacer!!, pero chiquilinadas hicimos todos”.
“Mi hijo no tenía antecedentes y tras eso le pegaron un tiro por la espalda, además cuando cayó le pusieron la rodilla en la espalda sin darse cuenta que tenia un tiro.
Rojas confesó que a partir de esa noche nada fue igual y que realmente, tanto él como su esposa, la están pasando muy mal.
“Esa noche se fue a llevar a la novia y nunca volvió. Y no me avisa la policía, me avisa un amigo que me dice… “Rojas, su hijo sufrió un accidente, está en el Hospital”.
El padre, vuelve a agachar la cabeza y recordar a Gonzalo visiblemente dolido. “Pobrecito… lo corrieron como 400 metros por el cantero central de la 3 de Febrero, cayó y estuvo 20 minutos sin que nadie lo auxiliara. Además un policía le puso la rodilla en la espalda. Hay un testigo que vio cuando lo corrían y le gritaba matalo a ese hijo de p…, total no perdemos nada…!! Es una lástima que este muchacho no los pueda reconocer”.
“Todavía lo recuerdo como todas las noches a las 11 se iba con la novia y a las 12 volvía. No me voy a olvidar el ruido de la llave y la bicicleta apoyada sobre el modular. Era un chico que no tenía problemas ni juntas raras. Todos dicen de “la banda de la Coopser”, noooo…! Se equivocan, allí se juntaban todos buenos chicos, eran dos hijos de policías, Jesús un pibe que iba a la Iglesia del barrio. Yo no discuto que había algunos malandras pero se los sacaron de encima y además Gonzalo hacía seis meses que no iba con ellos”, sostiene Fabián Rojas.
El tribunal tiene ahora la oportunidad de esclarecer el caso que marcó un antes y un después en el accionar policial. Los efectivos no quieren repetir un hecho semejante y evitan desenfundar sus armas aunque reciban agresiones. Al menos así lo confirmó un efectivo amigo de Castañares “ni loco saco el arma, que me maten ellos”.