Temporal sin límites
Las lluvias de los últimos días complicaron el panorama en la ciudad. Barrios anegados, inundación del Paraná y hasta corte de calles en protesta fue el saldo de mediciones que bordean los records históricos.
La lluvia de verano fue este año constante, especialmente en un febrero que en pocos días llegó a la mitad del histórico record de marzo 1988, cuando cayeron 510 mm.
Las copiosas precipitaciones apuraron el lento crecer del Paraná, que superó los 4 metros y generó suspensión de actividades en la zona de la costa, evacuados en la isla y corte de algunos sectores de la avenida costanera.
El viernes por la noche, cuando estaba por comenzar la sesión extraordinaria en el Concejo Deliberante, se desató una tormenta que arrojó una medición de más de 100 mm. en pocas horas y provocó problemas en muchos puntos de la ciudad.
Vecinos de distintos barrios fueron los que peor la pasaron tanto en la noche del viernes como en la mañana de lunes, cuando las intensas lluvias volvieron a provocar engorrosas situaciones para los sampedrinos, incluso en el centro donde en pocos minutos las calles fueron cubiertas por el agua.
Agua baja
El viernes por la noche las precipitaciones generaron caos en los barrios. Defensa Civil diagramó sus tareas desde el cuartel de Bomberos. Se trabajó en distintos barrios y confirmaron que no hubo que evacuar gente.
Los mayores inconvenientes se produjeron en el barrio del Club América, Bajo Cementerio, Bajo Puerto y Los Aromitos, aunque la emergencia abarcó también al barrio Los Aromos, Obrero, Fonavi, Plan Novios, San Francisco, 49 Viviendas y el radio que enmarca a las calles Mitre, Moisés Novillo, Salta y Ruta 1001.
En el barrio del Club América, sobre el sector donde se encuentra la bomba extractora, hubo lugares donde la altura del agua superó el metro. Allí, los vecinos tuvieron una participación destacada ya que colaboraron con la colocación de una bomba de grandes dimensiones que alivió la situación en cuestión de minutos.
En ese lugar se escucharon voces a favor y en contra del Municipio, ya que muchos aseguraban que la bomba extractora había sido llevada a otro sector de la ciudad. Mientras tanto, otros vecinos expresaron que la misma no funcionaba porque, como ya sucedió en otras oportunidades, se habían robado cables y elementos de metal.
Lo cierto es que vecinos de dos manzanas del lugar vieron cómo el agua se metía en sus viviendas, repitiendo lo que por esas horas se veía en la televisión, que mostraba imágenes de Capital y el Gran Buenos Aires en las que la situación llevó incluso a la desaparición de un niño.
En el barrio Bajo Puerto también demostraron su disgusto por las complicaciones ocasionadas por las intensas lluvias y decidieron cortar la calle de acceso al puerto. En ese sector, la gran cantidad de agua caída provocó el desmoronamiento de gran parte de la barranca, en donde se construye el hotel San Julián. El agua con barro se metió en las viviendas y causó enormes destrozos y daños en muebles y paredes.
Allí se gestó el enojo de los lugareños, quienes decidieron impedir el paso colocando la misma tierra que les había caído adentro de sus hogares. En horas de la noche decidieron levantar el corte y aguardan tomar contacto con los titulares de la empresa hotelera para saber quién se hará responsable de los daños sufridos.
Estas viviendas se ubican en una zona comprendida por la ordenanza que cedió ese espacio al emprendimiento hotelero y transcurre en medio de un importante conflicto ya que la negativa de las familias a dejar sus viviendas, que consideran de derecho propio, hace que el hotel y la Municipalidad mantengan cierta tensión que tuvo su pico máximo cuando los empresarios decidieron suspender los trabajos hasta tanto el Gobierno implementara la liberación de la zona.
Eso se hizo a medias, ya que lo liberado se ubica arriba, sobre barrancas, precisamente desde el hotel dispusieron la tierra que les cayó encima a los vecinos del bajo, provocando el desastre. Hay que recordar que en esa zona, hace algunos años un niño de 5 años perdió la vida tras desbarrancarse una vivienda.
En Los Aromitos el agua inundó calles y casas. Los vecinos debieron colocar chapas y bolsas de arena para contener el avance de las aguas. Allí reclamaron por la falta de auxilio y aguardaban respuestas de parte del municipio ya que desde la Comisión de Fomento se pidió la construcción de alcantarillas y entubamiento.
El Director de Servicios Públicos, Angel Alvarez, explicó las lluvias, especialmente la del viernes, “afectó mucho las calles y los mejorados asfálticos, que ya estaban deteriorados, los bacheos y los entoscados, estamos muy complicados”.
Sobre la situación de los barrios, Alvarez dijo que están “tratando de ver por qué los barrios como Los Aromitos, el agua no escurrió hasta las 11 de la mañana, hay entubados taponados”. Sobre las quejas de los vecinos refirió que “tienen razón” y que trabajarán para que el problema no surja nuevamente. “Tenemos que limpiar una zanja también a la que fluye agua desde los campos. Se han roto alcantarillas, se han abierto pozos”, detalló y agregó: “Hay muchos inconvenientes, el agua no alcanza a escurrir. En dos meses tendríamos que tener solucionado el tema de los desagües”.
En el Bajo Cementerio también se trabajó sobre la bomba extractora y auxiliar a una familia que habita una vivienda ubicada en la curva que sube hacia el cementerio.
En el centro de la ciudad, las calles también sufrieron problemas de inundación en las jornadas de mayor intensidad de las precipitaciones. Las bocas de tormenta no dieron abasto y los taponamientos impedían el escurrimiento normal.
Agua sube
Las lluvias de estos días devolvieron el estado de creciente al Paraná, que antes del viernes había comenzado una leve baja.
En los clubes de la costa ya bordea la calle y llegó hasta las puertas de los campings, que decidieron dejar de funcionar frente a la compleja situación provocada por las inundaciones que, nuevamente, provocaron importantes pérdidas en plena temporada veraniega.
En el Paseo Público el agua llegó a la mitad del predio y avanzó sobre la calle en la zona del zanjón que divide ese terreno con el Club Náutico.
Las mediciones hablan de más de 4 metros y los conocedores del comportamiento del río aseguran que puede alcanzar los 5 en las próximas semanas, más aún si las lluvias continúan con la intensidad de estos días.
La Municipalidad dispuso el cierre de la Avenida costanera hasta tanto el agua salga de la calzada.
Una mano para la isla
Los habitantes de islas son los primeros en sufrir la creciente del Paraná. Cuando el agua se viene, lo cubre todo sin dar tiempo a nada. Por eso la Junta de Defensa Civil, conformada por Cruz Roja, Municipalidad y Bomberos, junto a la Prefectura Naval, trabajan en la zona desde que el agua comenzó a amenazar, cuando aún no había alcanzado el pico de alerta.
Los recorridos constantes por islas dieron como resultado algunas evacuaciones que llevaron a los habitantes de la zona a casas de familiares y se dispusieron centros para la atención de evacuados.
Una familia aguardó que la rescataran en el techo de su vivienda, luego de que el río se metiera en su casa cubriéndolo todo. En la mañana de ayer, un matrimonio que vive en la zona solicitó por intermedio de La Radio ayuda para dejar su vivienda en la Vuelta del Sur, en Lechiguanas, que ya tiene agua en su interior. “Estamos inundados y no tenemos en qué sacar las cosas”, fueron las deseperadas palabras de Nélida, que junto a su esposo fueron visitados por Prefectura, que podría trasladarlos a ellos pero no con sus pertenencias. “No podemos dejar las cosas, necesitamos un barco. Fuimos a preguntar y nos cobran mil pesos, y no tenemos”, lamentó. Cama, colchón, cocina, algunos muebles y sus pertenencias personales estaban al cierre de esta edición a punto de quedar bajo el agua si no conseguían alguien que les diera una mano, como lo hicieron ellos en los peores momentos de la quema de islas, cuando pusieron su mayor esfuerzo para colaborar.