“Tardes de punzón y martillo”, por María Inés Stoppani
En pocos días comienza el nuevo ciclo lectivo y para despedir las vacaciones, María Ines Stoppani compartió esta carta de una madre a su pequeño hijo.
Querido niño:
Ayer, cuando me pediste la caja de herramientas de casa, te la di porque pensé que solo mirarías su contenido. Claro, ¿qué va a hacer un niño de apenas siete años, con tanta herramienta pesada?: mirarlas, ¿no es así?
La siesta era apacible y calurosa. Yo fui a atender mis tareas en la cocina, mientras tú continuabas en la habitación, ¿lo recuerdas? El silencio se dormía cuando puse la canción de trap que tanto me gustaba, y olvidé que tú estabas con la caja de herramientas.
De repente, te veo en el patio martillando un punzón. Lo hacías sobre una pequeña madera que apoyaste encima de una mesita. Entonces, iba a reprenderte, porque las herramientas eran pesadas, y podrías dañarte. Además, un martillo y un punzón, en manos de un pequeño, no eran un juego.
Acudí a tu lado, lista para recriminarte, pero me aguanté. Al preguntarte qué estabas mal haciendo, me sorprendiste con la respuesta: “Solo estoy grabando esta madera, mamá. Le hice un corazón, y ahora le estoy poniendo el mensaje te amo (T AMO)”.Entonces vi el corazón y el mensaje grabado en la madera. Todo hecho con un punteado equidistante.
Quiero que sepas que me sentí avergonzada. Tantas veces me desilusiono cuando al esperar una buena actitud de una persona, no la recibo, que esta vez, también yo tuve una actitud semejante.
Te pido que me disculpes, aunque aún no te hubiese reprendido. ¡Ah… y quería decirte, que te busqué unos pedacitos de madera blanda, por si haces más grabados. Ya ves mi niño, sueño con otras tardes de martillo y
punzón, que me sigan enseñando…
Mamá
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión