Svletana quiere viajar a Ucrania a buscar a su hijo
La ingeniera que llegó hace diez años al país, todavía no tuvo la posibilidad de ver a su familia. Confirma que después de una nota con La Opinión recibió ayuda de muchas familias para que su hijo Evgeni, que hoy tiene 20 años pueda, migrar a la Argentina, pero tuvo que devolver el dinero porque su hijo finalmente se negó a viajar. Ahora sueña con reunirse con sus hijos y sus padres, que viven en Poltava, una ciudad ubicada a unos 300 kilómetros de Chernobyl.
“Quiero que San Pedro sepa que hay gente muy buena aquí”, dijo Svletana Leliuk, resumiendo su agradecimiento a la comunidad que la ayudó para que pudiera cumplir su sueño de traer a su hijo desde Ucrania.
La solidaridad de la que habla, llegó después de la publicación en este mismo medio, de una nota en la que esta inmigrante ucraniana, que llegó hace diez años al país, repasaba su vida y comentaba su desesperada necesidad porque temía que su hijo Evgeni, que ahora tiene 20 años, pudiera ser reclutado.
La gente respondió casi con inmediatez, y hasta en forma puntual un matrimonio se hizo cargo de reunir las donaciones que le llegaban para pagar el pasaje del joven. Sin embargo, nunca pudo ser.
El hijo de Svletana se negó a viajar, y ella decidió entonces devolver la ayuda. “No quería que la gente pensara que yo podía utilizar ese dinero para comprarme ropa o cosas”, explicó a La Opinión. El mismo matrimonio que la ayudó se encargó entonces de dividir y devolver a cada persona su aporte. “Estoy tan agradecida, me parece increíble que la gente pueda sacar dinero de su familia o sus cosas, para ayudar a otros”, dijo.
La negativa de su hijo a viajar, responde a problemas familiares pero también al desconocimiento que el joven, que recién terminó su servicio militar, tiene del país. “Me dice que por teléfono no puede entender cómo es acá”, aclara Svletana. Por eso, ahora, su sueño es convencerlo para que finalmente se radique en la Argentina. Dice que en este país, hay futuro, y aunque ella misma jamás pudo desempeñarse en su profesión porque es ingeniera automotriz pero sobrevive vendiendo tortas a domicilio, confía en que hay más posibilidades de trabajo que en Ucrania.
Asegura que en Argentina, hay esperanza porque hay salud.
Efecto Chernobyl
El 26 de Abril pasado, se cumplieron 20 años de uno de los sucesos más trágicos de la historia de la humanidad: la explosión nuclear en la planta de la ciudad de Chernobyl, en Ucrania.
En los medios de comunicación argentinos, mucho se escribió y hasta viajaron corresponsales a esa devastada ciudad con motivo de este aniversario. Se repasaban entonces, las consecuencias nefastas que ese suceso todavía tiene sobre la población ucraniana. A eso se refirió también Svletana al comentar su desesperada intención de traer a sus hijos al país.
“Yo les digo que acá hay buen clima, buena salud. En Ucrania es diferente, la gente está mal. Mi mamá tiene 66 años. Acá a esa edad todavía sos joven, allá no”, dijo confirmando con lágrimas, que dos tíos suyos fallecieron de cáncer, uno de ellos a los 33 años, por las consecuencias de la explosión atómica. Y su mamá ya fue operada por la misma enfermedad.
Es que los padres de Svletana viven actualmente en el pueblo natal, Poltava, una ciudad ubicada a unos 280 kilómetros del lugar donde se produjo el terrible accidente.
Por eso ella quiere regresar, pero sólo para visitarlos y que conozcan al fin a su hija de 5 años que nació en Argentina y a la que sólo vieron en fotos.
“Mis padres nunca pensaron en tener una nieta sampedrina”, comentó entre risas. Ese viaje, sería su oportunidad de convencer a su hijo Evgeni que la acompañe y de reencontrarse con Mijail que tiene 18 y todavía está estudiando en Ucrania.
El pasaje es muy caro porque cuesta entre 1200 y 1500 dólares para ella, mientras que su hija pagaría un 70 % del mismo valor.
Svletana reconoce que es difícil volver a pedir ayuda a los sampedrinos, y por eso, apenas sigue soñando con un reencuentro posible con su familia y el abrazo con sus hijos después de diez años de ausencia.
La historia
Svletana Leliuk llegó desde Ucrania el 4 de Marzo de 1996 a la Argentina, junto a su marido Eugenio. Les habían prometido un lote y alrededor de $ 25 mil, además de trabajo, según un convenio firmado entre ambos países. Cuando llegaron descubrieron que todo era mentira.
La embajada ucraniana nunca los ayudó y consultados por La Opinión, sus funcionarios dijeron que no podían hacer nada y que hay “casos peores”.
Vivió en Buenos Aires, pero se radicó en San Pedro, hace un par de años por la gente y para criar a su hija que cumplirá 5 años el próximo 1º de Octubre.
Intentó buscar trabajo como Ingeniera Automotriz por su experiencia en Ucrania, donde trabajaba en una fábrica de alimentos que elaboraba helados y productos ahumados, entre otras cosas, pero en una empresa recibió como respuesta que “hay muchos argentinos buscando el mismo puesto”. Todavía intenta buscar un trabajo y perfeccionar el idioma, por lo que está tomando clases de computación. “Me cuesta sobre todo escribir en castellano”, reconoció.
Una posibilidad sería colaborar con firmas relacionadas con la exportación, como traductora porque incluso desde San Pedro se envía fruta hacia Rusia y hay contacto continuo con esos países. Svletana no pierde la esperanza y quizá con el tiempo su esfuerzo pueda tener una mejor perspectiva.