Súper concejala: Paola Basso será titular y “suplente” de su propia banca
Al no renunciar a la banca que logró en 2021 para asumir la que obtuvo en 2023, habilita la asunción de Yanina Batalla pero deja abierta la posibilidad de que si ella necesita pedir licencia pueda evitar que suba Sancho, que es el otro suplente. El partido radical como rehén de un grupo de ventajeros que interpelan a los votantes de Milei que hablan de "casta" o de "poner en peligro la democracia". Nunca visto. Se vota este miércoles en el Concejo. ¿La aprobarán?
“Es legal y no hay un problema ético”, dijo la concejala de la UCR Paola Basso cuando este medio la consultó por su decisión de postularse nuevamente a una banca sin haber cumplido sus cuatro años de mandato.
Pocos ciudadanos advirtieron el cúmulo de maniobras que los armadores del mismo partido que en 1983 ganó con una plataforma y un compromiso ante escribano público de cobrar un peso simbólico como dieta pergeñaron para perder de manera oprobiosa una elección que podrían haber ganado.
Es difícil hasta explicarlo, pero la exdirectora de Asesoría Letrada de Mario Barbieri primero y de Cecilio Salazar después, actual abogada de la Coopser y “bi” concejal ha sido funcional y ha decidido dar un paso más.
Primero ocupó el segundo lugar en la lista de las PASO para asegurar el cupo femenino que tranquilamente pudo haber ocupado la expresidenta del Concejo Deliberante, Norma Atrip. Después retaceó el apoyo en la campaña de los candidatos del espacio en el que “el lado bueno de la política” Juan Almada perdió frente a Ariel Rey.
Tampoco hay quien le refresque la memoria respecto a la conducta que adoptó respecto a la lista que en 2021 llevó al médico Guillermo Sancho al sexto lugar porque una vez más su condición de mujer le permitió desplazar al candidato más votado del Pro en una interna en la que los votos de Cecilio Salazar fueron sumamente útiles para imponer su lista.
Triste pero real. Esa denominación de casta y rosca que tanto parece ofender es la que define los últimos años de un frente político que se regocija en su propio fracaso y alimenta el ego y el bolsillo de apenas un puñado de militantes con un buen aparato electoral que ni siquiera alcanzó para simular que iban a ser oposición y no oficilialismo.
Tratemos de explicar:
2021: la candidatura de Paola Basso en primer lugar y el acuerdo de los partidos que conformaban Juntos impidieron el acceso a la banca del médico Guillermo Sancho. Con esa banca debía representar a la ciudadanía durante cuatro años.
2023: a mitad de mandato, se postula en primer lugar en las elecciones Primarias con expectativa de impedir que el cupo femenino pueda favorecer a sus contrincantes: las listas de Rey-Rivas o la de Rasio-Lafalce, que por su condición de varones no hubiesen podido ingresar en una previsión de dos para el ganador y uno para la segunda minoría.
En su lista, la radical de pura cepa Norma Atrip iba en el tercer puesto y por su condición de mujer pudo haberse desempeñado en un mandato completo para sumar una banca más al partido si Basso renunciaba a la candidatura en las Generales.
No lo hizo y fue electa, por lo que quedó virtualmente con dos bancas y debia elegir. Si renunciaba a la de 2021, la psicóloga Yanina Batalla quedaría como titular y su suplente inmediato, Guillermo Sancho, habilitado para asumir en caso de que tome licencia, porque no habría una titular en condiciones de regresar y evitarlo, como ocurrirá ahora.
¿Y entonces?: entonces la súper concejala no renunció a su mandato anterior. Con fecha 4 de diciembre presentó al Concejo Deliberante un pedido de licencia. Sí, un pedido de licencia porque tiene que asumir su nuevo mandato por cuatro años.
¿Y por qué no renuncia si tiene cuatro años más? Pregunta simple, respuesta compleja: es que si renuncia abre la posibilidad de que si algo sucede con Batalla quede en condiciones de asumir Guillermo Sancho, quién ya anunció públicamente que no regresaría a la actividad política pero nunca se sabe.
Entonces, al no renunciar puede tener un pie allí y otro en sus nuevos cuatro años. Si Batalla pidiera licencia, con este esquema que pergeñaron, Basso podría retomar la banca de 2021, pidiendo licencia a la de 2023, evitar así que Sancho asuma y habilitar a que Victoria Romairone, de la lista de Ariel Rey, la reemplace, ya que es la primera suplente de los electos 2023.
¿Es posible?, si. Absolutamente posible en una ciudad donde se puede ser del Pro, de la UCR, de Juntos y de Todos al mismo tiempo.
¿Es conveniente que La Opinión lo publique? No. No es conveniente porque como es legal podría ser motivo de una acusación de “hostigamiento”.
¿Es necesario que se publique? Sí. Es imprescindible porque hay que sumarlo al archivo de antecedentes que dieron origen a la fiesta del reparto a la que tributan los adalides de la claudicación de principios.
A esta altura, alguien puede preguntarse: ¿y qué tiene de malo?. La respuesta es simple: nada. Una linda manera de tributar al hartazgo de la gente a la que hostigan y critican porque “votan a Milei y ponen en riesgo la democracia”.
La Ley Orgánica de las Municipalidades dice que los concejales deben justificar sus pedidos de licencia para que el resto de los ediles, que la deben votar, puedan elegir si la aprueban o no. “El motivo de la presente es a los efectos de solicitar licencia a la banca a partir del día 09 de diciembre del corriente año”, dice el expediente que presentó Basso. ¿Se la aprobarán?
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