Son abrumadoras las pruebas de la doble violación
El pasado Viernes, el acusado fue trasladado a la ciudad de San Nicolás. La Justicia le negó la excarcelación y los investigadores aseguran que es las pruebas lo incriminan severamente. Las lesiones que presentaban las menores no dejaron dudas.
Pablo Pérez, fue detenido el 1 de Enero por la policía tras ser acusado de haber violado a dos menores de 13 y 14 años. La noticia, revolucionó a la ciudad, pero además la dividió en sus opiniones sobre el caso al que los más allegados o simplemente algunos conocidos del joven de 29 años determinaban como imposible, ya que el detenido es “una persona de bien, buena, amable, servicial y muy lindo como para tener la necesidad de hacer esto” según expresaron y mantienen. Por su parte, los más cercanos a las víctimas o simplemente los que las hayan visto aunque sea una sola vez, aseguran que ellas nunca podrían haber sido las provocadoras de una situación semejante o “de algo consentido”, ya que según dicen “son niñas” en todos sus aspectos y formas y que este sujeto “les transformó la vida”.
Sin embargo, es cierto que a veces el lobo puede vestirse de cordero o por lo menos eso es lo que parecería, ya que luego de algunas charlas con los responsables de la investigación del caso, la Justicia afirmó que: “estábamos ante un psicótico y lo encontramos”.
Esta detención y el posterior anuncio mediante una conferencia de prensa donde se dieron a conocer el nombre, apellido y dirección del joven, hicieron que esta historia tome otras aristas como el intento de suicidio del acusado, que fue internado con importantes cortaduras en muñecas y cuello.
Traslado indefectible
A pocas horas del hecho de autolesiones, el Capitán Pedro Biain confirmó que se realizaría el pedido de traslado del detenido a la ciudad de San Nicolás, precisamente a la Unidad Penal Número 3, casi como queriéndose sacar de encima el problema, pero era lógico saber que una persona que intentó matarse en un calabozo no puede continuar en el mismo lugar. “Si lo hizo por algo será” dijo un alto funcionario en la investigación dejando entrever que los cortes que se auntoinfringió el acusado podían obedecer a una estrategia defensiva para evitar su contacto con otros presos y ganar tiempo con un trastorno psiquiátrico.
Como consecuencia de su “episodio” de violencia, luego de que se le otorgara el alta médica, se concretó el pedido de traslado. Sin embargo, por parte de la defensa, se solicitó la excarcelación, que fue rechazada por la Jueza de Garantías, Dra. María Eugenia Maiztegui. Es por esto, que una vez realizado el viaje, el sampedrino fue alojado en el sector sanitario para completar su recuperación. Este Lunes, fuentes allegadas a la causa confirmaron que el procesado solicitó declarar.
“La vida del “Violín”
Durante la semana, La Radio 92.3, dialogó con dos personas que conocen las internas de un penal. Por un lado, con el Dr. Hugo Lima (h) y por otro con un ex presidiario. Ambos coincidieron que la vida de un violador dentro de un penal es realmente miserable. “Son muy maltratados y popularmente se saben los abusos que se cometen” dijo el abogado, refiriéndose a “el regreso de lo hecho” o que son víctimas de violación. El más experimentado por su parte en “estar adentro” comentó que los violadores son los últimos en la escala interna, definiéndolos como lacra. “No a todos los violan, algunos los que mejor posición económica tienen le sirven a los jefes de pabellón, que no siempre reciben visitas y cosas y entonces a través de los violadores les entran lo que quieren y no los violan, pero a los otros si”, relató la persona que pasó un tiempo en la cárcel. Además, comentó que no todos están en celdas comunes, en eso también influye el dinero, ya que si se puede pagar, están en otro sector, pero tarde o temprano se cruzan y no importa nada, aunque digan ser inocentes “ahí adentro son todos inocentes, pero por algo están” dijo.
Lesiones brutales
Varios fueron los comentarios en torno a este hecho desde lo clínico y hasta de lo cotidiano de la vida de las niñas. Lo cierto es que las lesiones que se registraron en los cuerpos de las víctimas de este terrible hecho, no fueron una casualidad. Algunos de los profesionales y no profesionales que atendieron a las dos chicas cuando se registró la violación volcaron en el expediente datos que realmente rozan lo escabroso.
Según se pudo saber, cuando las menores ingresaron al hospital, fueron atendidas dentro del protocolo que obliga ante un hecho de violación, el suministro de un coctel realmente fuerte de pastillas contra todas las enfermedades de transmisión sexual.
En los primeros momentos se convocó a una conocida ginecóloga, quien no las atendió pero confirmó que se trataba de dos niñas que nunca habían tenido relaciones carnales.
El equipo a cargo de la atención médica, estuvo integrado por tres profesionales, uno de la obstetricia, otro del área de pediatría y un médico forense. Todos debieron formar parte de la firma de un acta policial que acreditaba la revisión y el secuestro de la ropa de las jóvenes.
“Fue muy feo y nos afecto a todos” comentó una de las personas que atendió a las jóvenes y que prefirió no brindar declaraciones sobre el caso, para resguardar la investigación.
Por otra parte, fuentes muy cercanas a la investigación, comentaron a La Opinión Semanario que una de las menores tenía en su ano una herida de cuatro centímetros como consecuencia de la penetración, más allá de que se trate de una violación, podría indicar que el malviviente poseía un miembro viril de gran tamaño.
Con independencia de estas contundentes pruebas, está absolutamente probado el estupro y con pocos pasos más, se llegará a la doble violación de las menores cuyos nombres se resguardan bajo siete llaves.