SOLMI S.A. obtiene financiamiento para su proyecto ecológico
Finalmente la empresa familiar sampedrina Solmi S.A. obtuvo el primer apoyo necesario para encarar el financiamiento de la construcción a gran escala de los motores que sustituyen parcialmente la nafta o el gasoil por hidrógeno. El acto se realizó en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires que ofició de nexo entre un grupo inglés que podría realizar el aporte para la reconversión del transporte público en las principales ciudades de Argentina.
Ayer, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires fue sede del acto de suscripción del acuerdo de compra y venta de bonos de carbono (CER) y desarrollo de metodología para proyectos MDL entre las empresas Solmi S.A., EcoColectivos S.A. y Trading Emissions PLC.
Se trata del primero de una serie de acuerdos que se concreta entre empresas argentinas y fondos internacionales como consecuencia de las Rondas de Negocios celebradas en la BCBA durante los meses de marzo y abril de este año para unir oferta y demanda del mercado de carbono. La empresa Solmi que ya había presentado su proyecto hace tiempo y que incluso lo exhibió en Feriagro aporta su tecnología de sustitución parcial de combustibles por agua en los motores térmicos y se une con EcoColectivos S.A. y Trading Emissions PLC, un fondo inglés que cotiza en la Bolsa de Londres, para llevar a cabo el desarrollo de un proyecto MDL ante la Junta Ejecutiva de Naciones Unidas.
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires participa y promueve el mercado de carbono en el país propiciando el encuentro entre inversores extranjeros y empresas locales.
Los mercados de carbono han surgido como una vía complementaria, alternativa y económicamente viable al compromiso asumido por muchos países, empresas e individuos para disminuir las emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero (GEI), una de las principales causas del cambio climático que está sufriendo el planeta.
Hay empresas que pagan para seguir emitiendo gases indeseados y esos fondos son administrados para que los aprovechen empresas como Solmi, que promueven y desarrollan actividades ecológicas.
El mundo registra transacciones de este tipo desde hace años, ya sea como complemento de sistemas de reducción de emisiones o iniciativas de empresarios que buscan mejorar una imagen corporativa en base a estas prácticas que son vistas como «ambientalmente amigables».
El verdadero impulso a los mercados de carbono se produce a partir de la entrada en vigencia del Protocolo de Kioto (PK) en el mes de febrero de 2005 y del lanzamiento de sistemas de comercio con estos bonos.
Lo vieron
y lo hicieron
Muchos se preguntan el por qué de la participación de la firma Solmi en este programa cuando en realidad la pregunta que cabe es ¿por qué no hacerlo?
Cualquier persona física y/o jurídica puede ser proponente de proyectos y esta centenaria empresa sampedrina orientó desarrollos comerciales hacia la perspectiva ecológica y está a punto de comenzar a producir a gran escala sistemas que abonan a algunas de las exigencias de este protocolo.
Entre las viables están:
· Mejoramiento de la eficiencia en el uso final de la energía;
· Mejoramiento de la eficiencia en la generación de energía;
· Energías renovables;
· Sustitución de combustibles;
· Proyectos de absorción de emisiones (forestación y reforestación).
La Secretaría de Producción ha entendido esta filosofía y ha acompañado el proceso que ayer tuvo su paso más relevante después del análisis de la viabilidad técnica y económico- financiera de una determinada actividad.
El domingo en el Diario Clarín se remarcó que los ingleses son pioneros en estos mecanismos y que “han puesto el ojo en una pequeña empresa de la bonaerense San Pedro en la que dos hermanos inventores, desarrollaron motores en los que sustituyen parcialmente la nafta o el gasoil nada menos que por agua”.
Un artículo aparecido en el diario del domingo señala que “el fondo Trading Emision PLC, con base en Londres y cuyas caras visibles son Ricardo Nogueira y Camilla Taylor, financiará a Solmi hasta convertirla en su estrella de la región. El primer paso es la presentación de ese motor ante Naciones Unidas, un proceso que requiere dos años de trámites intensos. Pero pasado el test, el motor puede ser utilizado en todo el mundo. Los Solmi tienen para mostrar: comenzaron con un colectivo cuyo motor mitad agua, mitad gasoil circula por Rosario. Ellos se ilusionan con reconvertir todo el transporte de la ciudad . La clave pasa no sólo por el ahorro de combustible sino porque se reduce la contaminación.
La tecnología que utilizan permite la disociación del agua, utilizando los dos gases que la componen —hidrógeno y oxígeno— en el proceso de combustión de los motores, y así logran la sustitución parcial de la nafta o el gasoil.
La tendencia en Europa es marchar hacia esos motores híbridos y al biocombustible. El fondo inglés incluso proyecta la reconversión de la flota de colectivos de la ciudad de Buenos Aires. Diariamente circulan —al menos en forma oficial— unos 20.000 colectivos con un consumo promedio estimado de combustible de 80 millones de litros de gasoil anuales. El costo estimado para cambiar los motores no parece inalcanzable: US$ 28 millones.