Sin responsabilidades la gripe sigue
La Gripe A es considerada pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que elevó el nivel de alerta sanitario a 6, el máximo. Las recomendaciones marcan como lo más importante conservar la calma, mantener conductas mínimas de higiene como el lavado frecuente de las manos, evitar estornudar sin cubrirse la boca y, sobre todo, no automedicarse frente a síntomas que pudieran corresponder con los presentados por la enfermedad. Los profesionales más prestigiosos coinciden en señalar que las elecciones impidieron tomar las medidas adecuadas en el momento justo.
Un día después de las elecciones, la Gripe A ganó la opinión pública. Las autoridades hablaron de cien mil casos, hay más de 70 muertos y la sensación de que podría haberse evitado mucho de lo que sucede si se tomaban medidas antes de los comicios, cuando el Ministerio de Salud advertía sobre lo que estaba sucediendo. Las demoras complican el cuadro, la población tiene ciertos grados de pánico que trascienden lo normal esperable y la desinformación es protagonista del estado de emergencia sanitaria.
¿Qué es la gripe porcina/A H1N1?
Es una enfermedad respiratoria de los cerdos causada por el virus Influenza, que provoca brotes comunes entre estos animales. El virus pasó de un cerdo a un humano y, a través de mutaciones, se convirtió en una gripe que se contagia de humano a humano. Según los investigadores, este nuevo virus combina características de la gripe aviar, porcina y humana. Por ello ya no es correcto hablar de gripe porcina sino de gripe A H1N1.
¿Cómo se contagia?
El virus ingresa por vía respiratoria, a partir de los estornudos o de la tos de los pacientes infectados o, sobre todo, de los virus que quedan en picaportes, manijas de subtes o colectivos, dinero, etc., que pueden pasar a las manos. Al llevarse las manos a la boca, la nariz o los ojos se produce el contagio. La mayoría de los casos se desarrollan simplemente como una gripe localizada en el aparato respiratorio superior, pero a veces el virus llega a los pulmones y produce una “neumonía intersticial” o luego de la infección con el virus el paciente se sobreinfecta con una bacteria que provoca una “neumonía bacteriana”. Esto puede llevar a una insuficiencia respiratoria y a la muerte. Los ancianos, las embarazadas, los pacientes con patologías respiratorias o cardíacas y los niños malnutridos o muy pequeños son los que más frecuentemente presentan complicaciones graves.
El virus no se contagia por comer carne de cerdo, si bien se recomienda que siempre esté muy bien cocida para eliminar todo tipo de virus y parásitos.
¿Cuáles son los síntomas?
Fiebre superior a 38°C, tos o dolor de garganta, dolores musculares y articulares, disnea y dificultad para respirar.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
Se toma una muestra de las secreciones nasales, se la cultiva en células, se extrae el ARN del virus, se lo transforma en ADN, se lo amplifica y se establece la secuencia del mismo, es decir se determina cómo está formado ese “genoma”. De ese modo se puede decir si el virus aislado es el de la Influenza porcina o algún otro virus ya conocido.
¿La vacuna contra la gripe común es útil?
La vacuna actual contra la gripe, que se aplica todos los años, no protege contra el nuevo virus de Influenza porcina, ya que nuestro sistema inmune nunca estuvo en contacto con este nuevo virus y no está “advertido” de su existencia. Por consiguiente no produce rápidamente anticuerpos contra el nuevo virus sino en forma tardía, cuando la enfermedad ya pasó.
¿Qué hacer?
No entrar en pánico sino informarse; ser solidario y difundir los conocimientos que se tienen sobre este virus y la epidemia que causa.
Vacunarse contra la Influenza, como todos los años, sobre todo los grupos de riesgo: personal sanitario, personas mayores de 60 años o con antecedentes de patologías respiratorias o cardiovasculares. Si bien esta vacuna no prevendrá contra la gripe porcina, permitirá hacer eventualmente mejores diagnósticos presuntivos, ya que si el paciente hubiera sido vacunado y presentara igualmente un cuadro gripal, la sospecha de que se trate de gripe porcina sería alta. Recordar que los niños, sobre todo malnutridos y los que padecen de inmunodeficiencias son las poblaciones más susceptibles de tener complicaciones graves.
En el caso de presentar síntomas como fiebre mayor de 38ºC, dolores musculares, congestión conjuntival, decaimiento o dificultad respiratoria, concurrir inmediatamente a un centro de salud. No ingerir, en ningún caso, aspirinas o corticoides por cuenta propia. Será el médico quien haga los procedimientos diagnósticos y eventualmente, terapéuticos.
Evitar el contacto con otras personas que padezcan patologías respiratorias infecciosas agudas.
Aislar a los pacientes en sus domicilios por 10 días como mínimo. Usar barbijos de seguridad cuando se asiste a un enfermo. Los virus, por su tamaño, pueden atravesar el poro de los barbijos, pero lo que estos implementos eficientemente detienen son las microgotas de saliva a través de las cuales se transmite el virus. Es preferible usar barbijos descartables y al menos dos por día.
En el caso de estornudar, taparse la boca con el pliegue del codo o con un pañuelo descartable y luego tirarlo en el inodoro (no en los cestos de residuos que están en las calles, porque el virus puede sobrevivir por un tiempo considerable).
En el caso de “sonarse” la nariz, hacerlo en pañuelos descartables y eliminarlos como se indicó antes.
Lavarse las manos con agua y jabón o con jabones con alcohol y glicerina. Luego de estornudar y al volver de la calle —donde se han tocado picaportes, pasamanos de colectivos o subtes, dinero, etc.—. recordar que esta es la principal fuente de infección.
Tratar de no rascarse los ojos o llevarse las manos a la boca o a la nariz. Se insiste: el lavado de manos frecuente es la mejor profilaxis. Si usted tiene síntomas, primero concurra al médico y después permanezca en su casa, evitando diseminar la infección.
¿Hay tratamiento?
Hay dos fármacos efectivos que sólo pueden ser indicados por un médico bajo receta, es decir, no son de venta libre. Actúan eficientemente si se los administra antes de las 48 horas del comienzo de los síntomas. Es importante, entonces, concurrir al centro de salud más cercano si se presentara un cuadro gripal con fiebre de 38° o más, dolores musculares, congestión de los ojos, tos y/o mocos en la nariz o decaimiento marcado. No deben ingerirse aspirinas o corticoides. No hay que automedicarse. Se debe consultar al médico lo antes posible.
Gripe A y embarazo
Debido a que las mujeres embarazadas suelen tener las defensas más bajas, es muy importante que sigan las recomendaciones para evitar el contagio:
Mantenerse alejadas de las personas que tengan una infección respiratoria. No saludar dando besos, ni dando la mano. No compartir alimentos, vasos o cubiertos. Ventilar y permitir la entrada de sol en todos los lugares cerrados. Mantener limpios los objetos de uso común como teléfonos, juguetes, picaportes, barandillas, baños, etc. Abrigarse y evitar cambios bruscos de temperatura. Comer frutas y verduras ricas en vitaminas A y C (zanahoria, naranja, mandarina, lima, limón, ananá, papaya etc.). Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón. Evitar la exposición a contaminantes ambientales. No fumar en ningún caso, pero especialmente en lugares cerrados ni cerca de niños, ancianos o enfermos. Acudir al médico inmediatamente en caso de presentar un cuadro de fiebre alta de manera repentina, tos, dolor de cabeza, muscular y de articulaciones.
Pandemia y epidemia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia a la Gripe A. Las confusiones generadas entre las ideas de pandemia y epidemia son constantes entre la población y los propios medios de comunicación. Pandemia es un vocablo compuesto que deriva del griego y significa enfermedad de todo el pueblo. Se denomina así a las enfermedades infecciosas que tienen la capacidad de atacar zonas geográficas extensas. La OMS señala que para que aparezca una pandemia se necesita un virus nuevo que no tenga población inmune, capaz de producir casos graves de enfermedad y que pueda transmitirse de persona a persona de manera eficaz.
Epidemia describe la situación en que una enfermedad afecta a un número superior de personas que lo esperado normalmente. En casos como el de la Gripe A, que se trata de una enfermedad nueva de la que no había número de base esperable de casos, se trata desde el principio de un brote epidémico.
La Pandemia electoral
Las conductas genocidas se asocian con decisiones que se fundamentan en la acción. Aquel que se propone aniquilar no vacila y arremete. Sin embargo, la negligencia o el ocultamiento suelen ser también variantes para una denominación tan resistida.
Lo sucedido en la República Argentina respecto de la prevención y las barreras sanitarias para evitar la epidemia de dengue y ahora de la Influenza A se inscribe en ese marco.
Cualquier nación que se precie de tal confía en que desde el máximo nivel de gobierno —y por sobre todas las cosas desde LA OPOSICION, que denuncia y controla al poder— alertarán a sus ciudadanos, los protegerán e impondrán normas claras para evitar que las enfermedades queden sepultadas bajo la tierra electoral.
No hay cifras creíbles, los muertos no han sido evaluados, hasta la semana pasada sólo el Instituto Malbrán realizaba los análisis; pasaron varias semanas hasta que la población se enteró de la existencia de medicación que CURA la gripe. No hay perdón para semejante locura.
En San Pedro, el propio Intendente incurrió en conductas negligentes que reparó la semana pasada adoptando medidas extremas y aisladas de las decisiones que se debían tomar a nivel provincial o nacional.
Los ciudadanos bailamos al ritmo de De Narváez, mientras centenares de personas llegaban a los hospitales públicos sin que un protocolo común de acción se haya implementado. ¿Qué responsabilidad penal le cabe a los responsables de este desastre?
El 28 de Junio no sólo mostró la más descarnada realidad de un país que prefiere el castigo a la construcción. Los emergentes políticos de esas urnas son prácticamente desconocidos y el matrimonio presidencial sigue con la costumbre de usar la ceguera para continuar viviendo en la burbuja imaginaria con la que soñaron hace cuatro décadas.
Ahora, con la epidemia electoral, habrá que observar cómo hieren de muerte el tejido social más vulnerable, el que no tiene posibilidades de “aislarse en una pieza” porque sólo tiene una en donde comen y duermen más de cuatro o cinco personas que no tienen por costumbre lavarse las manos con alcohol. Los mismos que recibieron prebendas y los “traicionaron” en las urnas, ahora tienen su brutal castigo y será la sociedad civil la que asista al funeral de la verdad bien guardada que la ex Ministra Ocaña prefiere no compartir en público.
La omisión mata personas, enferma ciudades, azota a poblaciones y Argentina sigue a la cabeza de la irresponsabilidad institucional.
Es el Poder Judicial, el mismo que ya se tomó vacaciones, quien debe recoger el guante para llevar hasta la Suprema Corte a dirigentes oficialistas y opositores “distraídos” antes, durante y después de las elecciones. Y no se trata de echar culpas, sino de exigir que se asuman responsabilidades. Nadie quiere ver correr a nuestras enfermeras con niños en brazos mendigando por atención.