Sin rastros y con sospechas por los motores robados en el Náutico
Una o más personas se llevaron de la dársena del club tres motores y una embarcación cuyo casco fue encontrado sobre el riacho. Se trata de un hecho sin precedentes y que burló la seguridad de la entidad de manera grosera para muchos de sus asociados. Como primera medida, la entidad intentará reparar económicamente el robo a través del seguro.
Desde la mañana del sábado hasta hoy se han tejido un sinfín de versiones sobre cómo se pergeñó el robo y cuál fue el destino que tuvieron los motores sustraídos en un sector del club Náutico que debe estar vigilado. Hasta el momento, los damnificados no tienen certezas sobre cómo procederán las autoridades frente al despojo que sufrieron.
Se supone que al menos dos personas protagonizaron el saqueo. Aunque graves delitos se hayan perpetrado en la zona costera, el caso del Náutico no cierra para los investigadores por tratarse de una institución que cuenta con sistemas de seguridad propia, tanto en hombres como en tecnología, y un estricto control diario en sus accesos.
Así y todo, con un mínimo trabajo de inteligencia previa, se llevaron un tracker y tres motores pertenecientes a diferentes embarcaciones que se encontraban amarradas en el sector conocido como Punta Panza, en la dársena 2, entre el muelle 5 y la pluma.
El hecho, que por su magnitud incomoda a la propia comisión directiva –que rápidamente tuvo que salir a dar explicaciones sobre un hecho del que muy poco se sabe– y a los socios, que creían estar seguros desde que se contrató al Comisario en actividad Gustavo Blanché para que comandara un equipo de seguridad que vigile todos los rincones de la institución.
Se sospecha que los “especialistas” tuvieron como mínimo una hora y media de trabajo en la dársena del propio Náutico y que luego, tranquilamente y sin que nadie lo advierta, se fueron a bordo del tracker allí amarrado, recurriendo tal vez a otra embarcación con la que pueden haber ingresado desde el río.
La otra hipótesis es la que más aflige ya que mucho peor sería si se comprueba que quienes protagonizaron estaban dentro del predio del que se fueron por agua en el tracker robado, cargando los tres motores.
Ya se ha establecido que los delincuentes conocían perfectamente lo que hacían, trabajaron con mucha precisión y no rompieron nada.
Los elementos robados son un motor fuera de borda marca Zuzuki, el matafuegos, tanque de nafta color naranja, una batería, tablero de luces y comandos del motor, perteneciente a la embarcación La Capibara y cuyo propietario es Juan Ignacio Lattes; un motor fuera de borda marca Yamaha, comandos del mismo, una batería, un matafuego y una bomba de achique correspondiente a la embarcación Corsario, de Juan Martín Ramognino; y un motor fuera de borda marca Yamaha y un matafuegos pertenecientes al socio Gustavo Segalat, correspondientes a la embarcación Pick and Roll, además de la embarcación tipo tracker de plástico y fibra de vidrio, amarilla y gris salpicado en el interior, con un motor fuera de borda marca Mercury, que corresponde a Sebastián Cabersacio.
La única pista
Si bien Prefectura prefiere el hermetismo a la hora de brindar información sobre cómo avanza la investigación, no se descarta que superado el feriado la causa termine en la Fiscalía de Gabriela Ates. Horas después del robo se halló en el riacho San Pedro el tracker sustraído durante la madrugada en el club Náutico, que flotaba a la altura de la Bajada de Chaves, sin su motor, entre otras pertenencias. Esta sería una pista firme para la investigación y un dato preciso para al menos saber por dónde los ladrones trasbordaron o bajaron a tierra el botín.
Todo indica que quienes robaron siguieron trabajando por fuera de los límites de la entidad, ya que quienes conocen del tema aseguran que para retirar el motor de esta embarcación lo tienen que haber hecho con aparejos y deben haber implementado otros mecanismo que necesariamente derivan al lugar dónde podían contar con herramientas adecuadas.
La embarcación poseía una pequeña rajadura o perforación que quizás fue hecha adrede para intentar hundirla y fondearla, más adelante recuperarla y venderla o al menos sacarla de la ciudad.
La voz del club
En la noche del lunes se produjo el primer encuentro formal entre las autoridades de la entidad y los damnificados. En primera instancia les brindaron la tranquilidad de que la institución se hará cargo de las pérdidas económicas sufridas y brindar una solución. Les aseguraron que toda embarcación amarrada en la dársena está asegurada; además, en algunos casos, las lanchas afectadas cuentan con cobertura propia.
“El club reparará las pérdidas a través del seguro, pero nadie puede asegurar que se les repondrán los motores robados, eso lo definirá la Comisión Directiva, de todos modos no vamos a desamparar a ningún socio”, explicó el Comodoro Marcos Arana.
“No hay casos como este, no tenemos antecedentes, estamos conmovidos”, sostuvo luego. “Ya hemos tomado todas las medias que corresponden, la denuncia al seguro y todo lo legal”, agregó.
“Acá vinieron a buscar algo específico, hubo un trabajo de inteligencia y alguien les dijo cuál era el momento, ese día la lancha estaba abajo porque había cambiado de dueño, pero bueno, son todas conjeturas que se hacen”, expresó Arana.
“Sabían perfectamente lo que venían a buscar y ahora se prevé tomar medidas para reforzar la seguridad desde el lado del río”, confió a La Opinión.
La noticia corrió como reguero de pólvora entre los asociados que han sido víctimas de robos menores dentro de la institución, siempre atribuidos a descuidos al dejar elementos valiosos al alcance de cualquiera y aunque “entre socios no puede haber sospechosos”.