Sin muertos en la ruta, el humo no existe para las autoridades
El fuego y el humo siguen causando estragos en la zona de islas. El Lunes por la noche una familia ayudada por personal de Prefectura entabló su propia lucha contra llamaradas de más de dos metros para salvar su vivienda. Desde Zárate a Rosario, las columnas anuncian lluvias de cenizas.
Acostumbrarse y resignarse son dos actitudes que los argentinos tenemos arraigadas.
Desde hace varias semanas y especialmente el Sábado, el olfato de los sampedrinos comenzó a sentirse nuevamente a gusto: HUMO.
Desde 2002, el fuego sobre territorio insular es un grave problema, pero nunca suficiente como para llamar la atención de autoridades y medios nacionales. Este fin de semana, la escena era la de una película de Holywood, donde los protagonistas ven en el horizonte del ocaso una gran columna de humo, como si de un volcán en erupción, se tratara. Pero en este caso, no había efectos, cámaras o actores, sólo personajes inescrupulosos, e impunes que una vez más volvieron a incendiar la única reserva autóctona que le quedaba a las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos.
Parece común y hasta cansador volver a contarle sobre la lluvia de cenizas, las lenguas de fuego, el humo, porque el pueblo entero y por sobre todos, los habitantes del lugar, sufrieron las consecuencias.
El fuego en casa
Durante la tarde del Domingo agradecimos no haber tenido el viento con dirección a San Pedro, pero a la vez, ese mismo humo afectaba a otros vecinos, ciudadanos bonaerenses, y habitantes entrerrianos.
El Corte de Sánchez, por jurisdicción pertenece a las tierras de Sergio Daniel Urribarri, Gobernador de Entre Ríos, pero queda muy cerca del puerto local. El encargado del mencionado lugar, comentó que alguien le había prendido fuego el terreno. Otro de los sectores es la Isla Pope. Allí, Daniel Ledesma, un bombero retirado de Santa Lucía, junto a sus vecinos y cuatro efectivos de la Prefectura Naval de la Provincia de Buenos Aires, tuvieron que apagar grandes focos con los precarios elementos que tenían a mano, trapos mojados, palas, ramas y poulloveres viejos, entre otras cosas, hasta cerca de las 22 Hs., aunque dos horas más tarde un pequeño sector se reavivó solo.
“Corre riesgo la vida de uno… Si teníamos mochilas con agua se podía apagar, pero no teníamos nada”, dijo desde el lugar donde se encontraba con tres menores de 12 años que también colaboraron.
Este incendio, intencional, según cuenta Ledesma, tenía sectores con llamas de tres metros de altura que llegaron a estar a unos dos metros de su casa, donde cría hacienda.
Por supuesto, este problema además afecta los trabajos de cada uno de los pobladores, en algunos casos, el fuego se devoró toda la totora, con la que trabajan durante el año, o al menos lo hacían.
En el caso de Walter Cáceres, el conocido vecino que junto a toda su familia colaboró incansablemente para acabar con este problema en su primer y etapa y fue una parte importante dentro del “Operativo Voluntad”, comentó que el fuego “salió” cerca de la una de la tarde, cuando salía para el río le pareció ver que se estaba quemando la totora y así fue. Hace 40 años que vive con su familia en territorio insular, donde trabaja con la totora que tenía para mantenerse hasta las fiestas. “Vimos a las ovejas quemadas. El terreno quedó limpio” contó.
Acciones de Gobierno
Una vez más, vale recordar que son tres las jurisdicciones que intervienen en este problema, sin contar los municipios. Por un lado los Gobiernos Provinciales de Entre Ríos y Buenos Aires, que cuentan con pocos recursos y por otro lado el Gobierno Nacional, que a través de la Secretaría de Ambiente maneja el Plan de Manejo del Fuego.
En horas tempranas de ayer, el Director de Recursos Naturales de Entre Ríos, el Ingeniero Conrado González, comenzó una nueva jornada y se comunicó con el personal que está realizando trabajos en la zona de la ciudad de Victoria. Son apenas unos veinte brigadistas, a los que se les pidió -luego de consultas realizadas por el municipio- sobrevolaran la zona de Villa Constitución y llegaran a la zona de San Pedro.
El sistema es el siguiente: se examina el lugar, se ve en que situación se encuentra el fuego y si requiere intervención inmediata se busca un lugar accesible para aterrizar y trabajar. “Si es necesario vamos, se puede pedir apoyo” respondió González cuando se comentaron los casos locales. La realidad indica que en el mapa de las ciudades, quedamos una vez más abajo.
Aspecto local
Desde San Pedro, se estuvo trabajando con la sede local de la Prefectura Naval, que realizó recorridos durante los últimos quince días. Los mismos consisten en tener contacto con los pobladores de islas a través de sus teléfonos para colaborar con ellos y observar los sectores que recorren. Más claramente, estas patrullas fluviales, detectan focos y prestan apoyo. En la tarde del Martes, en uno de los últimos casos, asistieron a unos puesteros que tenían miedo de que el fuego avanzara en su terreno.
Además, algunas de las versiones gubernamentales indican que desde el Departamento Ejecutivo están a punto de llevar a cabo acciones legales por esta problemática. Es que si no hay muertos en la ruta o suspensión del tránsito, nadie se entera de lo que se sufre en toda la ribera bonaerense.
Dos víctimas fatales
Como consecuencia de los incendios provocados, dos servidoras públicas fallecieron en la vecina ciudad de Baradero.
En la zona, es incesante las situación que se repite en todo el partido. Los incendios de pastizales, son cada vez más y más seguido, ya que al menos hay dos por día. Es por esto, que el pasado Lunes 18, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la vecina ciudad se dirigió al campo La Horqueta de la localidad de Alsina, donde se registraba un incendio de pastizales como tantos otros. Sin embargo, en medio de las tareas, el viento cambió de rumbo y envolvió a los cuatro miembros de la fuerza. Como consecuencia de ello, María José Jiménez, de 37 años y Miriam Silva de 43 años fallecieron.
Con ellas, se encontraban María Eugenia Olmos (31), quien resultó con quemaduras del tipo AB en un 15% de su cuerpo y Damián Aesvarger (30) con quemaduras de primer grado en el 8% de su cuerpo.
Desde este lugar, el mayor de los homenajes y el eterno agradecimiento a quienes de manera voluntaria fueron a combatir las llamas sin obtener más recompensa que el deber cumplido. Dos familias destrozadas y vejadas por la negligencia.