Sin el padre Tulio y con una nueva denuncia por abuso, empezaron las clases en el jardín Belén
El cura párroco de la comunidad religiosa ya no es el representante legal de la institución educativa, que el lunes inauguró el ciclo lectivo tras las denuncias por abuso sexual que pesan sobre un portero. El viernes, otra familia fue a San Nicolás a radicar la quinta acusación. Hasta ahora no hubo avances en la investigación, que se reparte, llamativamente, entre varias fiscalías.
El jardín Belén, de gestión privada y perteneciente a la comunidad religiosa de la parroquia San Roque, comenzó el lunes su ciclo lectivo, luego de que en diciembre estallara un escándalo de denuncias por abusos sexuales que se habrían cometido contra alumnas de la institución y que involucran a una persona que se desempeñaba como auxiliar.
El regreso a clases no fue sencillo para una comunidad golpeada por una sospecha de esas características y que, entre las consecuencias, contó no sólo con el apartamiento del portero señalado como presunto autor de los abusos sino además con el del propio sacerdote, Tulio Mattiusi, quien sigue al frente de la parroquia pero ya no tiene vínculo legal con el jardín de infantes.
En ese marco, el exsacerdote de la parroquia Nuestra Señora del Socorro, Carlos Miri, hoy vicario general, delegado episcopal, administrador general del Obispado y presidente de la Junta de Educación asumió la representación legal del jardín, en lugar del “Padre Tulio”.
Como si fuera poco, el viernes pasado hubo una nueva denuncia presentada por padres de una nena en San Nicolás, que se transforma en la quinta relacionada con el caso.
Por ahora, tres fiscalías
Por lo pronto, las denuncias radicadas por abuso sexual en el jardín Belén no fueron unificadas en una misma causa. La primera presentación fue hecha en la Fiscalía N° 10, a cargo de Sandra Bisetti, quien lleva adelante la investigación con no muchos pasos procesales cumplidos, sobre todo porque hasta falto colaboración de los propios denunciantes.
Por otro lado, las tres denuncias que fueron radicadas en la UFI 5 del doctor Marcelo Manso pasaron primero a la UFI 11 y luego a la N° 9, que conduce Hernán Granda, con asiento en Baradero, que recién el lunes comenzó a familiarizarse con el expediente.
Fue llamativo el recorrido. Manso se tuvo que excusar porque sus hijos alguna vez pasaron por el Belén. De la misma manera, Ramos tuvo que decidir apartarse del caso puesto que en su fiscalía se desempeña la esposa de Manso.
Granda confirmó a La Opinión el lunes por la mañana, mientras comenzaba el ciclo lectivo en el jardín, fue notificado de la causa con las tres denuncias que debe investigar. Su primera medida será, en consecuencia, entrevistarse con los padres denunciantes.
Por lo pronto no hay indicios de abuso sexual con acceso carnal, por lo que el delito a investigar sería el de “abuso sexual simple”, que contempla penas de seis meses a cuatro años de prisión. En el Poder Judicial hay quienes se inclinan a evaluar la pertinencia de la figura de “corrupción de menores”, que tiene una pena de seis a 15 años de cárcel.
Dos denuncias en San Nicolás
Sandra Bisetti, titular de la UFI N° 10 de San Nicolás, habló por primera vez sobre el caso desde que recibió la primera denuncia, a fines de noviembre. Si bien fue muy escueta en sus apreciaciones, dio cuentas de algunos pasos procesales que ya dio en relación a la causa.
Por pedido expreso de la familia denunciante, prefirió no dar detalles, aunque confirmó que la medida fundamental para la investigación, la declaración de la presunta víctima bajo el sistema de cámara Gesell, está demorado porque los padres no la llevaron a la entrevista psicológica previa.
Bisetti dijo que va a “seguir trabajando hasta que se pueda” y recordó la importancia que tienen para este tipo de casos las declaraciones de las víctimas, puesto que son determinantes para el destino de la investigación.
El viernes hubo una quinta denuncia, radicada en la Fiscalía N° 1 de San Nicolás, a cargo de Verónica Marcantonio. La pareja se decidió a presentarse luego de que su hija, alumna de salita de 3 el año pasado, estuviera bajo tratamiento con psicólogos de Rosario y Capital Federal y la semana pasada diera indicios acerca de los abusos de los que habría sido víctima.
Como en el resto de los casos, se habla de “juegos” que tendrían un “evidente” carácter sexual y en el que estarían involucrados hombres adultos de la institución.
Qué pasó con Tulio
Hasta el momento la diócesis de San Nicolás no se había pronunciado sobre el tema y la semana pasada se involucró de lleno al apartar al cura párroco Tulio Mattiusi como representante legal del jardín.
Carlos Miri, su superior en la diócesis, fue el que tomó la decisión. En la comunidad religiosa trascendió que fue una recomendación del Poder Judicial, aunque no hubo comunicación alguna con los fiscales, según confirmó La Opinión.
Lo cierto es que el Padre Carlos apartó del jardín al Padre Tulio y planteó en el establecimiento que eviten que se acerque. Lo mismo pidió para con el portero, al que Tulio despidió cuando surgió el caso, lo que le traerá problemas legales a la diócesis, ya que el empleado reclamaría por el principio de inocencia.