Ser socio o ser usuario, esa es la cuestión
Los desproporcionados aumentos en las facturas de electricidad, fueron aplicados con criterio selectivo. Las empresas, comercios y los usuarios de clase media y media alta, fueron los más castigados. Pese a la escasa incidencia que tienen las decisiones locales, centenares de socios ya piensan en la transferencia de costos y la consecuente inflación.
Las tarifas de electricidad terminan siendo una anécdota, cuando la cuestión de fondo sigue siendo el principal problema. Esa magnífica herramienta que lleva por nombre Cooperativa, se corre de su espíritu solidario para transformarse, cada vez con más contundencia, en un arma empresarial que exprime a sus representados. Desde hace años, la representación está en discusión y los socios sólo sienten que están pagando por un eficiente servicio (tal vez el mejor en la zona norte de la Provincia) con mayores costos que una empresa privada.
La ecuación de los aumentos dispuestos por el gobierno sumados a las penas impuestas por el Programa de Uso Racional de la Energia (PURE) ostentan una perversidad que sigue apuntando a la fractura social y a la exclusión. Aquel que sólo tiene una lamparita como compañía noctura, ni siquiera accede a un medidor. No puede ser SOCIO, debe colgarse al cable de un revendedor barrial y conformarse pagando lo que le pidan.
En el otro extremo quien vive en una casa de grandes dimensiones, usa sus aires acondicionados y plancha su ropa, debe abonar puntualmente para que no le corten el servicio; por ende, restringe.
Las grandes empresas proceden con lógica comercial: trasladan a sus productos los aumentos y producen inflación.
En el medio, está la gran franja que sostiene a todos. Los comerciantes, la ex clase media y las Pymes. Acorraladas por las decisiones inconsultas y una realidad agobiante, restringen, generan inflación y descreen del sistema de representación.
No es sólo el dinero el que debe preocupar al triste usuario de la Coopser, sino el haber perdido su condición de socio y dueño de la entidad.
La familia despilfarradora
Las autoridades de la Cooperativa sostienen que la luz en San Pedro se paga al mismo precio que en todas las ciudades, pero nunca explica como se mide y como se compara el consumo con el año 2005. En Baradero, por ejemplo, las tarifas que maneja la empresa Eden, muestran un cuadro especial donde en un gráfico de barras se comparan los consumos anuales.
Aquí es casi imposible saber sobre qué base se aplican las delirantes multas, salvo que se posea el tiempo, la paciencia y en todo caso un letrado para consultar los registros históricos.
Tomamos como base una familia de clase media que en el año 2000, consumía 222 kw por mes y abonaba $ 93,36 o sea 93,36 dólares.
En ese mismo año y con un ataque de consumo veraniego, con aires acondicionados, plancha y luces exteriores, llegó en Diciembre de 2000 a consumir 638 kw, con un promedio de 455 en un año. Ese socio terminó abonando sin multas ni castigos $ 161,82. Pagó por su crecimiento o despilfarro, según se lo quiera ver.
En el mismo medidor se consumieron durante el 2002, en promedio anual 396 kw, claro que en el mes de Enero llegaron al éxtasis con reflectores, heladeras, cámaras de frío, 24 horas de planchado y luces encendidas día y noche a consumir 826 kw, por los que pagaron $ 167,03. Espantados ante tanto dispendio, los integrantes de la familia, llegaron a Diciembre pagando $ 58,87 y con ayuda de la devaluación, en el mes de Enero de 2003, le dieron rienda suelta al aire fresco y registraron en el medidor un consumo de 582 kw, abonando por ello $ 136,01. Recordemos que eran tiempos sin porcentuales para capitalización y con menor carga impositiva que la actual.
En el 2004, con tarifas congeladas y un dólar de 3 a 1, pese a tener un promedio anual de 379 kw, los “descocados” consumieron 734 kw y pagaron por ellos, $ 170,61 (alrededor de 60 dólares, 30 menos que en el 2000). En 2005, comenzó la restricción energética y con ella el plan de penalizaciones progresivas. Sin embargo, el hogar que cobijaba a estos trabajadores autónomos con dos hijos, salió deseperada a comprar artefactos que gastaran más, por sólo poner en aprietos a la gestión K y registró un consumo en el mes de Febrero de 2006 (haría mucho calor) 1263 kw, su promedio anual había variado ubicándose en los 705 kw. La factura de ese mes rezaba la friolera de 415,51, la PENA aplicada por el desplifarro ascendía a $ 56,87. En dólares, pagaron más de 130.
En Mayo tronó el escarmiento y en un acto de austeridad extrema el jefe de hogar logró llevar el cosumo a 591 kw por los que pagó: $ 161,43 y solo 12,42 de multa por uso irracional de la energía. Cuando llegó Diciembre de 2006, la misma familia logró la estabilidad con una factura de 930 kw de consumo y un importe de $ 240,71. Recordemos que los cuentapropistas siempre tienen mucho dinero para afrontar los cambios o perdonar las fallas ajenas.
Todos los gobiernos eligen la Navidad y el año Nuevo para realizar sus ajustes de casas. Una gran novedad, la familia descarriló nuevamente en Marzo de 2008. Consumió 1250 kw y pagó por ellos $ 417,54, importe en el que estaba incluida la multa de 36,20.
En Mayo de 2008, y con 1043 kw consumidos, pagaron 340,81, algo sumamente coherente para gente que ahorraba mientras ardía la crisis del campo. En Noviembre empezó el calor otra vez y la factura se fue a 644,86, con una multa de 119 pesos y un consumo de 1083 kw.
Pero… llegaba el esperado mes de Enero y con él “la justicia social” y el saludo “Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, les desea Coopser” con $ 1.365 que incluyen la multa de 280,10. La familia super K, paga en dólares 382,35 contra los 93 que comenzó pagando en el 2000. Es claro que Guillermo Moreno tiene razón y que el despilfarro es el que provoca inflación porque a la gente de carne y hueso le va excepcional.
La familia ahorrativa
Para corroborar el descuido de la anterior “típica familia argentina del piquete de la abundancia”, fuimos a un hogar compuesto por un matrimonio donde ambos son empleados y conviven con dos hijos.
La mujer guardaba sus facturas desde el año 1996. En esa época consumía 81 kw al mes por los que pagaba 28,61, incluyendo una capitalización del 5%. En el 97 las cosas no variaron demasiado, en el mes de Noviembre pagaron 28,72 aunque al mes siguiente, en Mayo, la plancha les descalabró el presupuesto llevándolos a consumir 104 kw y por ende pagar 35,13 pesos. En el 2001 abonaron 37,40 por 88 kw y en 2003, ya en pleno Diciembre y con los ventiladores consumieron 112 kw, por lo que pagaron una factura de 45,92 (45 dólares). En Junio de 2004, lograron mantenerse por debajo de los 100 de consumo y pagar $ 41,35.
En Enero de 2005 oblaron $ 49,91, una cifra similar a la que pagaron en Noviembre de 2006. En 2007, con “la yeta” como cómplice consumieron 101 kw y por ende superaron la barrera de “los indigentes”. La boleta marcaba 59,55 aun sin penalizaciones.
Estos ahorrativos vecinos comenzaron a enchufar artefactos para no quedar fuera del sistema y acompañar la reactivación. Por ese motivo llegaron a Marzo de 2008 consumiendo 132 kw y pagando 71,85. Hasta que llegó Enero y vieron que aún consumiendo menos (113 kw) la factura se fue a 75,12. Con conducta intachable jamás fueron penalizados por seguir la línea de la austeridad.
Eso sí, de los 28 dólares que pagaban en tiempos de la convertibilidad, hoy abonan 21. Una lógica que apabulla a cualquier sistema de distribución social.
El que vende cosas podridas
Quienes tienen las cosas claras son los comerciantes. Entre las decenas de facturas revisadas, los más condenados son aquellos almacenes de barrio que tienen heladeras antiguas y en consecuencia consumen más. El dueño de un comercio con cámara frigorífica recibió una factura de más de 1.500 pesos. La titular de una despensa que paga 800 pesos de alquiler, recibió una boleta con 886 pesos de luz. Un pequeño comercio dedicado al rubro limpieza pasó de 112 a 203 y así siguen los ejemplos.
Quienes conducen los destinos de la Cooperativa tienen herramientas para aplicar las leyes dispuestas por el gobierno nacional del mismo modo en que las poseen para elaborar políticas activas para tentar a aquellos que producen bienes, servicios y fuentes de trabajo. Los delegados brillan por su ausencia y el Municipio en su carácter de poder concedente ya podría ir pensando en un recurso de amparo ante la Corte Suprema para mostrar que es imposible sostener la ecuación actual, con el actual índice de recaudación.
La idea de renunciar a ser socio de la Coopser, parece cada vez más vil, pero tentadora. Nunca representan a los socios y eso no tiene remedio.
Los vecinos que pagan menos
En la vecina ciudad de Baradero se paga bimestralmente a la empresa EDEN. El servicio es deficiente, pero pagan por un consumo comercial de 195 kw, 209,04, pagando una multa de 29,06. En la misma ciudad en una casa de familia se consumen 372 kw y pagan cada dos meses, $ 171,18.
En Pergamino el servicio es prestado por una cooperativa. Una familia tipo, abona en verano y usando aire acondicionado $ 150.
En Arrecifes un domicilo residencial que posee varios aires acodicionados y al menos dos horas de plancha diarias, le paga a EDEN $ 250 bimestrales.