Sentencia final para una muerte absurda
Facundo Ponce fue asesinado por una hielera el año pasado en Ilusión Bailable. La Justicia condenó al homicida Carlos Benítez a 15 años de prisión.
La Justicia promulgó el fallo que le pone fin a uno de los hechos delictivos más cruentos que se registraron el año pasado, cuando un joven que había concurrido con su esposa a un local de diversión nocturna fue asesinado a sangre fría y sin motivo alguno. Una hielera fue el único motivo que originó el fatal desenlace.
El Tribunal Criminal Nº 1, integrado por los Doctores Belén Ocariz, Cristian Ramos y Laura Fernández, tuvo a su cargo la decisión final. Mientras tanto, la Dra. Gabriela Ates cumplió la función de Fiscal de Juicio y había solicitado 18 años de prisión para Carlos Prudencio Benítez (25), único imputado en la muerte de Facundo Damián Ponce (29), hecho acontecido el 10 de febrero de 2008 en el local de diversión nocturna Ilusión Bailable.
Durante la última jornada del juicio oral y público, se ratificó el dictamen reunido por la Fiscal de juicio, quien consideró que la conducta del imputado se fue generando durante las horas previas al hecho. Se pudo comprobar un “raíd de copas” que comenzó el día anterior y terminó la noche del episodio, además de encontrarse armado.
Por su parte la defensa de Benítez, a cargo del Dr. Pablo Pratti, se opuso a las acusaciones manifestando que consideraba que su defendido era inocente, que no había sido el autor del hecho, solicitando su absolución.
“Loco no te lleves eso”
En su relato ante el Tribunal, Rosa Briche, esposa de la víctima, aseguró que junto a su marido sólo habían salido a bailar y habían tomado todos los recaudos –esperando para salir del local bailable– para evitar tumultos y peleas. La mujer narró que el día del hecho fue con su esposo al local “La Tanguería” (como también se lo conoce a “Ilusión Bailable”) luego de haber pasado por el baile del Club “La Esperanza”, del que salieron después de las 04:00 de la madrugada. Pasadas las 05:00, estaban en “La Tanguería” y, como el baile estaba por terminar, se acercaron a la barra para esperar que la gente se fuera. En un determinado momento, un sujeto se acercó a la barra y pidió hielo, pero no le daban porque la barra había cerrado. Ante su insistencia le entregaron el hielo en cubitos y como el individuo quería llevarse la hielera, Ponce le dijo: “Loco, no te lleves eso”. Benítez realizó un movimiento con la mano y Rosa Briche vió inmediatamente sangre en su marido. Le observó la herida levantándole la remera y constató que el sujeto lo había lesionado con un cuchillo y salió corriendo del baile. Agregó que en ningún momento su esposo discutió y que no estaba borracho. En ese instante quedaban unas veinte personas, calculó, entre empleados y clientes, y la banda que había tocado esa noche estaba desarmando el equipo.
Uno de los músicos, testigos de lo acontecido, aseguró en su declaración que terminaron alrededor de las 05:00 y estaban cargando los instrumentos y demás objetos en un carrito. Él había vuelto al interior del local a cobrar y se encontraba levantando una caja cerca de donde armaban el escenario cuando escuchó un ruido y vio que una persona de sexo masculino tiraba un golpe con el brazo izquierdo. No vio a la persona, sí observó su brazo y que el que tiraba el golpe tenía puesta una gorra roja, similar a la que llevaba Benítez esa noche.
Otro testigo contó que esa noche había concurrido al baile de “La Esperanza” con unos amigos y que allí se encontraban Benítez y un amigo. En el baño de “La Eperanza”, Benítez se levantó la ropa y le enseñó un cuchillo, como diciéndole “estoy calzado”. Alrededor de las 04.00 fue con sus amigos a “La Tanguería” y vió a Benítez cerca de la barra, donde también estaba Ponce con su señora. De repente escuchó gritos, fue hasta el lugar observando al amigo de Benítez con un vaso de vino en su mano y Benítez ya no estaba. Ante la pregunta, el amigo le contestó que él no había hecho nada.
Con estos testimonios, los artilugios utilizados por Benítez se fueron desvaneciendo minuto a minuto. El Tribunal lo halló culpable de aplicar dos puntazos con un arma blanca a Ponce en el tórax: “Había una escoriación de arrastre, el arma entró, salió, raspó el cuerpo y volvió a ingresar”, relató la Dra. Ates. Finalmente, el jurado determinó sobre lo acontecido y le aplicó quince años de prisión efectiva al acusado.
Las contradicciones
La causa dejó un saldo impensado, ya que una de las personas que prestó testimonio fue acusado de falso testimonio y se solicitó su juzgamiento. Increíblemente, ocho meses después del hecho, Benítez decidió modificar su declaración respecto a la que había prestado durante la investigación, asegurando que mintió porque había sido amenazado. Allí relató que se fue a su casa caminando porque la moto que había dejado afuera de “Ilusión Bailable ya no estaba”, se la habían robado, y que denunció el robo el domingo a las siete de la mañana. Agregó que había recibido mensajes de texto en el teléfono celular y sabía que los mensajes eran del amigo con el que había concurrido al baile, porque provenían de su teléfono celular, aunque no recordaba el número, relatando que tanto la llamada como los mensajes de texto fueron recibidos el domingo a la mañana. Lo expuesto por Benítez nunca pudo ser comprobado, quedando en claro que fue una tibia maniobra para evitar terminar en la cárcel.