Segunda ola de coronavirus: los números “de almacenero” que muestran la gravedad del colapso sanitario
Sin datos, sin estadísticas creíbles, sin respuestas de la autoridad sanitaria, a fuerza de lápiz y papel, La Opinión pudo segmentar los números reales de la evolución que tuvo la pandemia en la ciudad durante las últimas semanas cuando se sumaron más de cincuenta muerto. La circulación de nuevas cepas, la falta de vacunas y lugares de internación, la tragedia golpea de lleno.
La situación sanitaria en la ciudad ya encendió alarmas y el relevamiento efectuado por La Opinión Semanario y difundido en Sin Galera, el programa de Lilí Berardi, reveló qué la franja etaria de 20 a 60 años es la más afectada en esta segunda ola de coronavirus en una escalada de fallecimientos y casos que los médicos ya no pueden controlar; se precisan más profesionales voluntarios para asistir a los contagiados que intentan sobrellevar la enfermedad en sus domicilios.
Tras fracasar en el intento de obtener datos precisos por parte de la Secretaría de Salud, este medio reconstruyó la estadística con el más precario pero eficaz de los sistemas: segmentación, suma y resta. Los números son claros y contundentes. Desde el primero de abril la pandemia se llevó la vida de 59 vecinos.
Hoy, consideramos interesante saber qué pasó en lo que va de mayo que ya es record desde que comenzó la pandemia.
Desde el 1 al 30 de abril, contabilizamos 505 casos confirmados por PCR o testeos del Hospital (siguen sin contabilizarse los del sector privado). Desde ese día y hasta el 20 de mayo la cifra trepó a 1274 casos positivos, en 50 días sin que tampoco se sepa cuál ha sido el resultado de la vacunación en relación al total de la población adulta y no solo a la de los inscriptos.
Tras analizar semana a semana, edad por edad y sin ser infectólogos o licenciados en estadísticas los periodistas ya pueden sostener que la baja de casos en los adultos mayores es NOTABLE.
Tan NOTABLE como lo que sucedió con las franjas etaria más atacadas con cepas de mayor virulencia cuya existencia se reveló UN MES DESPUES de detectada por una médica de nuestra ciudad que advirtió que el caso de una joven con dos dosis de vacunas que contrajo covid y terminó con una neumonía bilateral que requirió de oxígeno e internación sería el disparador de la fuerza con la que hoy ataca el virus a personas cada vez más jóvenes.
No obstante, la tasa de letalidad sigue siendo alta y se lleva primero a los abuelos. Por ello, será importante que la información en números que aquí se detalla sea tomada en cuenta.
Los positivos que están en el rango de edad que va desde los 30 hasta los 50 años, sumaron 755 casos, siendo el segmento de los 31 a 40 el de mayor cantidad de contagios.
De ese relevamiento efectuado entre el 1 de abril y el 20 de mayo surgen estos resultados: de 0 a 10 años, hubo 10 casos; de 11 a 20 años fueron 100 los positivos. Entre los jóvenes de 21 a 30 registraron en ese período 216 mientras que en los de 31 a 40 hubo 284. En los adultos de 41 a 50 los casos descienden a 255 y entre los de 51 a 60 años hubo 199. Para los ciudadanos de 61 a 70 se registraron 117 infectaros y de 71 años en adelante 93 positivos. Los que antes no se contagiaban o eran considerados asintomáticos ahora enfrentan sin vacunas la difícil situación de tener que evitar la llegada a una cama del sistema sanitario por temor a ser trasladado a otra ciudad como ya sucedió la semana pasada con una mujer de 58 años que falleció en la ciudad de Salto.
La semana con mayor cantidad de positivos fue la del 13 al 19 de mayo; hubo 70 resultados en personas de entre 41 a 50 años, mientras esa misma semana fue la que mayor cantidad de hisopados positivos arrojó, 342 entre todas las franjas etarias.
Los números son tan reales como indispensables a la hora de informar a la población con datos que le permitan sacar sus propias conclusiones y cuidarse más allá de las restricciones que impongan los decretos. Sin los datos es difícil generar credibilidad.
Las cuadrillas de profesionales, los voluntarios, las enfermeras, los servicios de asistencia a los aislados, las fuerzas de seguridad y de control merecen más respeto y menos arrogancia a la hora de reconocer que en un año y medio se deterioró a límites impensados un sistema sanitario que podía hacerle frente con mejores herramientas al virus.
Como bien dijo el Dr. Roberto Debbag en una nota publicada en este medio, “hablo de ciencia, no de política”, y reprochó la falta de testeos y vacunas. La Opinión y Sin Galera, hoy hablan de números, datos, cifras y cepas, no de la camiseta política de ocasión que divide y no permite que se convoque a una gesta colectiva que nos saque de esta decadente situación en la que hasta se han despreciado bienes y espacios que generosamente fueron cedidos para asistir a los enfermos.
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