Segunda condena contra el policía Marcos Prado, esta vez por Violencia de Género
El desafectado efectivo de la Bonaerense, que fuera sentenciado a cinco años de prisión tras un operativo en el que perdió un ojo un civil, fue hallado culpable en el caso por lesiones agravadas y abuso sexual contra su expareja. El Tribunal lo condenó a 9 años de prisión. El también expolicía Martín Silva fue absuelto por “beneficio de la duda”.
Este martes, la Justicia se expidió en relación al resonante caso de violencia de género que tuvo como protagonistas a tres efectivos policiales: la víctima, su esposo y un amigo del último, en el marco de una causa caratulada “lesiones graves calificadas en concurso real con abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de al menos dos personas”.
La expareja de la joven víctima, Marcos Prado, recibió una condena de nueve años de prisión, cinco menos de la que había solicitado el Fiscal Hernán Granda. Martín Silva, su amigo, fue absuelto, ya que no se pudo acreditar su participación en los hechos.
Prado quedó detenido la semana pasada, cuando comenzó el juicio, ya que le tocaba cumplir condena de cinco años por el hecho en el que perdió un ojo el empleado municipal Roberto “Xuxa” César, a quien le disparó en la cara con postas de goma durante un procedimiento policial.
El hecho por el que ahora Prado recibió otros nueve años de prisión –sentencia que será apelada por su Defensa particular– sucedió en 2012 y causó conmoción en la comunidad.
Prado y su entonces esposa tenían 28 años y dos hijas, de dos y tres años. Ambos policías, se desempeñaban en San Pedro. El, patrullaba. Ella atendía, cosas del destino, en la Oficina que recepcionaba denuncias de Violencia de Género. Víctima de golpizas, sólo lo había comentado entre compañeros de trabajo, que en su momento le dijeron a su superior, el Jefe Distrital de entonces, Darío Gerez, y le advirtieron a su colega que no volviera a levantarle la mano a su pareja, porque “nadie quiere subirse al patrullero con un tipo que le pega a la mujer”.
La advertencia no fue suficiente. La madrugada del domingo 17 de septiembre, la agresión fue extrema, como no lo había sido en cinco años de matrimonio. Habían discutido la noche anterior. Prado y Silva se retiraron, tras beber alcohol, de la casa donde habían compartido un asado, mientras que la víctima se fue a su casa.
Ella había tenido comunicación con Silva. Luego tomó pastillas para dormir. Cuando despertó, estaba desnuda y brutalmente golpeada.
Como no se presentó a trabajar, un patrullero la fue a buscar. La mayor de sus hijas abrió la puerta y le dijo a los policías que su mamá estaba tirada en la cama, bañada en sangre.
La víctima recién el lunes pudo dar su primera declaración. En ese primer relato le costó recordar si había un tercero en la escena. Luego dijo que sí, que recordaba a Prado encima suyo y a Silva parado detrás.
La oficiala policial, oriunda de Santa Lucía y que hoy se desempeña en la Comisaría de la Mujer de Ramallo, no recordaba siquiera que todo había sucedido con sus hijitas cerca. La mayor, incluso, le dio a la más pequeña un calmante de los que había tomado su madre.
Su relato en cámara Gesell fue importante para la acusación que hasta ayer sostuvo el Fiscal Granda. Aun así, la pena recayó sobre su padre, Marcos Prado, pero no sobre el “tío Martín”, como llamaban a Silva, porque los elementos no fueron suficientes para probar que él también participó de la golpiza y el abuso sexual.
“Una condena de 9 años a un policía no es poca cosa”
El Fiscal Hernán Granda, titular de la UFI 8 de Baradero, fue el encargado de la acusación contra Prado y Silva. Tras el fallo, manifestó su conformidad por el resultado, a pesar de que la condena recayó sólo contra uno de los imputados.
“Una condena a 9 años a un policía no es poca cosa”, dijo Granda y destacó: “Se probó el hecho y hay una persona condenada”.
Marcos Prado recibió una pena de 9 años de prisión y Martín Silva fue “absuelto por beneficio de la duda, en relación a la prueba”, explicó Granda.
El Fiscal señaló que cuando llegue el fallo completo a sus manos, analizará, tal como hará la abogada patrocinante de la víctima, la posibilidad de apelar.