Secretos de los buscadores del cable coaxil
Hay familias enteras involucradas en una labor que es demasiado redituable, para no tentar cada vez a más “excavadores”. La extracción del viejo coaxil que permitía las comunicaciones entre Córdoba y Buenos Aires, ahora en desuso por la instalación de fibra óptica, es un negocio millonario. La red que trafica los metales valiosos -contiene plomo y cobre- llega hasta ciudades como Zárate, San Nicolás y Rosario. Aunque el verdadero destino, es el exterior. En Río Tala, se armaron cuadrillas de hasta 30 personas para trabajar las 24 horas cavando. Los “cabecillas” son de la localidad, y muestran un notable poder adquisitivo. Llegaron a pagar $ 700 por semana a sus “obreros” y se cree que sus ganancias alcanzan los $ 1.000 diarios. La empresa Telecom ya denunció los daños en la fiscalía sampedrina y la policía ha detenido en el término del último mes a más de 20 personas, pero todos están libres.
Una increíble red de tráfico de metales se estableció con un descubrimiento notable en la localidad de Río Tala. El viejo cable coaxil que unía a las ciudades de Buenos Aires y Córdoba, posibilitando las comunicaciones, está enterrado a unos dos metros de profundidad, y corre paralelo, en un largo tramo, a las vías del ferrocarril.
Seis meses atrás, se conocía la primera noticia de la existencia de este cableado, y lo que es más importante, su inutilidad. El coaxil instalado hace décadas por la empresa estatal de telefonía, es ahora propiedad de Telecom. Pero como el progreso trajo la fibra óptica, cayó en desuso. Al resultar obsoleto, para la empresa resulta más costoso retirarlo que dejarlo a merced de quienes descubrieron su alto valor comercial.
Lo cierto es que la trascendencia del dato que indica que, a dos metros de profundidad, existe una verdadera “mina de oro”, hizo que se organizara una inmensa red de traficantes. Hay diferentes ramificaciones y contactos, pero al menos una de las “bases” se estableció en la localidad de Río Tala. Los vecinos hablan de familias conocidas por sus antecedentes policiales que, en los últimos meses, han mostrado un alto poder adquisitivo. Circulan en motocicletas 0 kilómetro, vestidos con ropa de marca y han visto como ingresan flamantes televisores de 29 pulgadas a sus viviendas sencillas.
Son quienes comenzaron trabajando en la zona de bañados, con cuadrillas contratadas en turnos rotativos de hasta 30 hombres para que caven día y noche. La organización es impecable. Las mujeres de esas familias de “cabecillas”, están a cargo de suministrar las viandas de comidas para el mediodía y la noche, refrescos y meriendas durante la tarde. Incluso acompañan a los trabajadores y con las sillas reposeras bajo el brazo, llegan a los sitios de excavaciones para sentarse a controlar la tarea.
No faltan los vehículos. Camiones, camionetas y hasta tractores se necesitan para desenterrar los metros del tendido de coaxil. Los “buscadores de cable” tienen diferentes métodos. En algunos casos, cavan un sector hasta hallar el cable, lo cortan y metros más adelante hacen otro pozo para cortar otro extremo. Luego, utilizan algún vehículo para tirar de una punta y lograr extraer el botín.
La fiebre por la búsqueda del coaxil se ha extendido. Es dinero fácil y aunque ahora la policía extremó las detenciones ante una serie de nuevas denuncias, los “buscadores” saben que “salen y entran” de la Comisaría. Por eso comenzó la “competencia desleal”. Además de los organizados pioneros, surgieron cuadrillas nuevas que buscan desesperadas otros extremos del cable para sustraer su “oro”. La búsqueda se diversificó por zonas de Gobernador Castro, Baradero y hasta el Paraje Mataderos, por donde pasa el coaxil.
La red es amplia y como un gran pulpo, llega hasta ciudades como San Nicolás y Rosario. Allí están los verdaderos reducidores que, como en todo mercado negro, tienen contactos en la policía, la política y por qué no, en el exterior.
Millonarios en pocos días
“Personas que recientemente salieron de la cárcel, contrataban a otros por $ 700 por semana para excavar. Claro que tenían que hacerlo las 24 horas, se trabajaba de día y de noche”, contó una voz autorizada de la zona, donde el robo de este cableado telefónico se tornó un verdadero escándalo.
Las cotizaciones de los cables y las cifras alrededor del robo de este tipo de material son millonarias pero varían dependiendo las fuentes. Hay quienes aseguran que los “buscadores” han logrado recaudar $ 1.000 diarios con la venta del cobre y el plomo.
Para entender esto es necesario conocer cómo es el cable coaxil. Es grueso como un caño de agua, de unos diez centímetros de diámetro aproximadamente. Para tener una dimensión de su contenido, dos metros pesan casi 15 kilos. Está formado por un corazón de cables de cobre (ocho individuales), que en su conjunto están recubiertos por una plancha de plomo. Estos dos materiales son los que se revenden.
Los entendidos aseguran que en el mercado negro, el kilo de cobre se cotiza entre $ 13 y $ 15 el kg. y $ 7 el de plomo.
Las zonas de venta son diversas. Extraoficialmente, se habla de “chatarreros” mayoristas instalados en Zárate y San Nicolás. “Cerca de Campana, la policía le secuestró al dueño de un galpón de venta de este tipo de materiales, 55 toneladas de cables robados. Eso les puede dar una idea”, comentó una fuente.
Siguiendo el curso de la red de contrabando, todos los puntos están conectados. Los testimonios hablan de remises que salen de San Pedro hacia Río Tala. Allí “cargan” el material en la casa de los “cabecillas” para hacer el envío hacia Zárate o San Nicolás. Si hay tiempo, el cable suele ser “pelado” en el lugar para que puedan venderse los metales. Si no, será trabajo de los vendedores.
En San Nicolás, se cree que existe una fundición dedicada a elaborar lingotes para la exportación. Dice “la leyenda” que el cobre es derretido, convertido en los lingotes que luego serán trasladados –en forma camuflada en camiones porque los tapan con chatarra encima- hasta el puerto de Rosario. De allí es embarcado con destino incierto.
Los datos oficiales hablan de que la Argentina es uno de los países líderes en la exportación actual de algunos metales. No es precisamente una ironía, que no existan minas desde las que se los extraiga.
PREAR y productores damnificados
En el último mes, una de las firmas que denunció a los “buscadores” fue PREAR. La fábrica de pretensados resultó damnificada porque el cableado del coaxil cruzaba casi dos kilómetros de extensión de su propiedad. “Hicieron un desastre. Arrancaron en los bañados pero después siguieron hasta acá. Cortaron una zanja de dos metros de profundidad, de un largo desde el río Arrecifes, hasta el alambre perimetral de PREAR. Tuvimos que poner un custodio de noche, porque van a cualquier hora, a la madrugada. Llegan por la vía para que no los veamos”, comentó el encargado de seguridad de la fábrica.
Hace unos 20 días, la firma radicó una denuncia en el destacamento de Río Tala porque descubrió una cuadrilla de 30 personas trabajando a la una de la mañana.
Desde la empresa, se establecieron contactos con Telecom y la telefónica envió a un grupo de su gente que está ocupado en la investigación de los robos de cables en toda la provincia de Buenos Aires. El responsable es un ex policía que estuvo todo el día en la zona, interiorizándose de la situación. También radicó una denuncia en la fiscalía sampedrina y a partir de entonces, se movilizó en gran medida el trabajo policial.
“Es cierto que la policía a veces carece de recursos. En Río Tala quedan dos policías de servicio durante la noche, no pueden detener ellos solos a 30 tipos que encima son pesados”, explican desde la fábrica.
La indignación no sólo proviene de PREAR. En toda la zona productiva de Río Tala y Gobernador Castro, los “buscadores” pululan destrozando banquinas o incluso campos sembrados por donde pasa el coaxil. “No respetan nada, ni les importa porque total no les hacen nada. A algunos productores les hicieron un desastre en la soja que tenían sembrada en las banquinas. Pero también cavaron abajo de cortinas de eucaliptos que tienen 20 metros de alto, y ahora esos árboles son un peligro ante una tormenta porque estos sujetos no tienen problema en cortar raíces”, comentan.
20 detenidos en un mes
Las denuncias contra los “buscadores” crecen en todo el partido de San Pedro y otras ciudades como Ramallo y Baradero. Un productor reconoció haber asentado ya nueve distintas, en el término de días por la aparición de estas cuadrillas.
En todo el mes de Febrero, la policía sampedrina detuvo en varios operativos a un total de veinte personas involucradas en la sustracción del cableado telefónico. La semana pasada, sobre la Ruta 1001 y frente a la Quinta de Murano, fueron detenidas cinco personas en plena tarea, y se secuestraron palas, picos y otros elementos. La denuncia asentada por Telecom sumada a la serie de reclamos de los productores hicieron que la policía intensificara su labor. Pero los 20 responsables están hoy libres, a pesar de habérselos hallado en plena tarea o en términos policiales, “in fraganti” con la pala en la mano.
“Quedan presos por tentativa de robo calificado, pero a lo sumo pueden estar presos una semana, después recuperan la libertad”, confesó el Jefe Distrital, Capitán Sergio Pérez. Como la persecución policial se intensificó, ahora las cuadrillas se forman en su gran mayoría con menores de edad que resultan inimputables.
“La característica, es que va uno o dos mayores con tres o cuatro menores. Con palas de punta, excavan un metro o un metro y medio y van cortando el cable”, dijo el Jefe policial. Para la policía, la mayoría de los “buscadores” trabajan por su cuenta, aunque reconocen que la investigación debe apuntar a los reducidores. Es decir, quienes compran el material. Y las sospechas apuntan afuera de San Pedro.
“Se han clausurado tras inspeccionarlos dos lugares de compra y venta de material ferroso, pero sólo porque no estaban en regla sus habilitaciones porque no se pudo establecer el origen de los materiales que se encontraron”, explicó Pérez.
El Jefe Distrital reconoció que el negocio es millonario, porque cada metro de este cable coaxil podría cotizarse entre $ 100 y $ 200. Otras voces establecen un precio de $ 80 el metro, pero claro, depende en qué eslabón de la cadena se produzca esa venta. Seguramente, para quien comercializa los lingotes prolijamente fundidos, la rentabilidad sea altamente superior.
Los “precursores”
En la edición Nº 753 de este semanario, se publicó una de las primeras notas que hablaba del robo del viejo cable coaxil. En esa oportunidad, la policía había detenido un vehículo que transportaba chatarra y descubierto trozos de este cable. La persona demorada dijo haberlo adquirido en el barrio Los Aromos, en la vivienda de un empleado de la Coopser. Se trataba de Carlos Alberto Fernández, quien estaba encargado de manejar la máquina excavadora que realizaba trabajos en la obra de instalación del servicio de cloacas en Río Tala. El empleado había extraído por casualidad el cable cuando excavaban y como se les había informado que se trataba del coaxil obsoleto, decidió llevarlo para revenderlo. Fue uno de los primeros indicios de la existencia de “la mina de oro” que hoy no para de extenderse por todo el partido. Y más allá.
De todos modos, Telecom dice que no saca su cable por un tema de costos. Claro, a veces recupera kilómetros que secuestra la policía sin costo alguno. De este modo, dicen “algo es más que nada” y evitan pagar cuadrillas que recuperen algo que es de su propiedad.