Se negó a declarar la cuñada y presunta asesina de la maestra de Arrecifes
Nancy García de 38 años sigue siendo la única imputada en el crimen de Hilda Martín, la profesora de inglés de 61 años que apareció estrangulada en un camino vecinal de Arrecifes. Es la esposa del hermano de la víctima, de quien se había separado días antes del crimen. La policía distrital dice que existen pruebas contundentes que la vinculan al crimen, pero todavía restan pericias para saber si fue la autora material. Para la comunidad arrecifeña es uno de los casos policiales más impactantes de la historia de esa ciudad.
Que una mujer cometa un homicidio resulta impactante, y de hecho quizá por eso tengan tanta audiencia los unitarios de Canal 13 sobre “Mujeres asesinas”.
Pero que encima la autora del crimen sea una docente de clase media, habitante de una tranquila ciudad como Arrecifes, y cuñada de la víctima, supera todo lo imaginado.
De esta manera y con este asombro, viven hoy en día los arrecifeños el homicidio de Hilda María Martín, la profesora de inglés cuyo cuerpo fue hallado el pasado jueves a 28 kilómetros de esa ciudad.
Después del estupor que significó su muerte, la comunidad recibió otro golpe: la presunta autora del hecho era nada más ni nada menos que Nancy García, otra docente de 38 años que recientemente se había separado del hermano de la víctima.
Según la policía, Martín y García estaban enfrentadas desde hacía tiempo. La separación de García, además, se había producido días antes del crimen y por eso se supone que podría ser el hecho que lo desencadenó, teniendo en cuenta que Martín albergó desde entonces a su hermano en su casa.
La hipótesis de la policía, no sólo vincula a esta mujer sino que la considera por el momento la única autora, capaz de haber estrangulado con sus propias manos a la víctima, a la que le colocó luego una bolsa de nylon en la cabeza, y la arrojó sin vida en un camino vecinal de tierra ubicado a 28 kilómetros de la ciudad.
García fue detenida el pasado viernes a la noche, en el centro de Arrecifes y mientras realizaba una diligencia en su automóvil Ford Ka. Según la policía se mostró algo sorprendida pero no emitió palabra, ni ofreció resistencia. Al cierre de esta edición, permanecía alojada en una Comisaría de San Nicolás después de negarse a declarar ante el fiscal que entiende en la causa, el Dr. Omar Tempo.
Detalles a investigar
Los puntos que la policía y la justicia todavía no esclarecieron al menos a la opinión pública tienen que ver con cómo se sucedieron los hechos desde que supuestamente García “secuestró” a la víctima o al menos la convenció para que la acompañara a algún sitio, el día martes de la semana pasada, hasta que el jueves apareció su cuerpo sin vida. El Jefe de la Policía Distrital, Inspector Hugo Prado, explicó que aún no está establecido el tiempo exacto que el cadáver permaneció en el lugar y cuántas horas habían transcurrido desde el fallecimiento cuando fue hallado. Sí se sabe que el causal de muerte fue asfixia por estrangulamiento, causado por la presión ejercida manualmente por el/la asesino/a. Por este motivo, el fiscal investigaba también posibles marcas que tuviera en el cuerpo García que hablaran de una posible lucha, aunque resulta extraño que la occisa sólo presentaba hematomas provocados por golpes de puño pero ningún indicio de haber intentado defenderse mientras era agredida. En este sentido, la policía aclaró que a Martín le faltaban cuatro dedos de su mano izquierda y por eso también podría haberse visto impedida de cualquier defensa.
Otras pericias intentarán demostrar si el auto de García fue el utilizado para trasladar a la víctima, y nuevos allanamientos en los domicilios de la presunta responsable podrían arrojar otros resultados.
Desaparecida sin rastro
Hilda María Martín tenía 60 años. El martes pasado salió a las 18,45 de su casa de Francia al 400 hacia la Biblioteca Pública Municipal. Una llamada telefónica reciente, realizado por una voz femenina, la había convocado a ese lugar porque allí se le realizaría un homenaje a una gran amiga suya, Stella Maris Arzuaga de Forrolla, también docente. Pero para su sorpresa, ese acto no existía y así se lo indicaron las empleadas de la biblioteca. Desde ese edificio público, ubicado en Av. Merlassino y Ramón Lorenzo, Hilda se marchó y nadie más volvió a verla con vida. A la madrugada, su hermano denunció su desaparición. Recién 40 horas más tarde, el cuerpo de la profesora de inglés fue hallado por un empleado de vialidad que realizaba trabajos en la zona. El cadáver estaba a la vera del camino, entre pastizales, vestido con la misma ropa que vestía Martín al momento de su desaparición. Botas negras, pantalón negro y saco claro. Tenía una bolsa de consorcio en su cabeza, y por eso en principio se pensó que había sido asfixiada con este elemento. En un principio, el estupor fue total. Esta docente, jubilada y soltera, vivía sola y contaba con un historial intachable como mujer, profesora y vecina. Como nunca existió ni un llamado telefónico que pudiera indicar un secuestro extorsivo, ni violencia en su domicilio, se descartó que el móvil de su muerte haya sido económico, a pesar de que trascendía que unos meses atrás ella había cobrado una suma que permanecía depositada en un banco de Arrecifes.
Los vecinos de su ciudad, indignados, marcharon pidiendo justicia y una multitud despidió sus restos. Hasta que García fue detenida y comenzó a contarse la segunda parte de esta increíble historia sobre la que seguramente aún resta algún capítulo.