San Pedro se podría quedar sin puerto
El mal dragado realizado en 2007 afecta la operatividad del puerto local. El problema se detectó al poco tiempo y un nuevo trabajo cuesta mucho dinero, que el Consorcio tiene pero que por burocracia no puede usar. La bajante del río provocó el cataclismo. La empresa Multimar le envió una nota a Veiga donde avisa que buscará otro puerto. La empresa marítima Saliva dice que cerca de 200 familias podrían quedar sin trabajo.
El problema no es nuevo y parece bastante complejo para entender pero las consecuencias de una mezcla explosiva —mal trabajo más burocracia— podrían ser letales para 200 familias y enviarían al puerto local de ser el más reconocido y recomendado para el tratamiento y carga de cítricos a un puerto fantasma y poco confiable.
En 2007, bajo la presidencia del Contador Carlos Corleto, el Consorcio de Gestión del Puerto de San Pedro realizó un trabajo espectacular en materia de dragado. En el mes de Septiembre de 2007, la Provincia de Buenos Aires envió la draga Elepele IV que, según habían anunciado, extraería 320.000 metros cúbicos de sedimento, dejando un puerto apto para la llegada de cualquier clase de barcos. Es fácil recordar las pilas de arena que se extraían desde el fondo del agua y que llenaron varios de los espacios cercanos al puerto local. En primera instancia, en aquella época había trabajado la draga “Rocío”, que era más pequeña y trabajó con el objetivo de permitir maniobrabilidad a la posterior embarcación.
Por ese entonces, desde el Puerto anunciaban que con estas tareas se lograría ampliar la profundidad a 10 metros y así darle mayor calidad de ingreso al puerto local, para que ninguno de los buques que llegaran tuvieran problemas o se quedaran varados, situación muy costosa y peligrosa en cuanto al prestigio del puerto sampedrino.
No mucho tiempo después, se lograron finalizar las tareas y los directores del Consorcio y todos aquellos que estaban vinculados al comercio respiraron hondo y agradecieron.
Algo andaba mal
Con este último dragado se debería haber llegado a una profundidad marina de 9,40 metros al 0 (esta es la diferencia entre el fondo del río y el agua cuando no hay altura), a esta altura se le deben restar 2 pies, que son los requeridos por Prefectura como seguridad para que un buque pueda navegar tranquilamente (0,60 cm). Sin embargo, rápidamente se detectó que hubo falencias en el dragado realizado y que había sectores en la dársena y otros en el canal de acceso que no quedaron bien y que por ende no tenían la profundidad necesaria.
A principios de 2008, cuando Mariano Veiga toma la Presidencia del Consorcio de Gestión, fue informado por la gente de la empresa marítima Saliva de que existían estos problemas y el flamante administrador prometió trabajar sobre el tema. Así fue, porque mandó a realizar una batimetría (estudio de medición de la profundidad marina) en las zonas de acceso y maniobras para saber cuál era la real situación. El resultado del estudio arrojó que había zonas críticas con 7,89 metros de profundidad, o sea 1,51 metros menos que lo supuestamente realizado. Esta información debió ser enviada a los prácticos, que son los que asesoran a los buques sobre a qué lugar deben ir para tener una mejor operatividad. Como consecuencia de esto Veiga pidió que se baje a uno los pies de seguridad y en ese momento no le otorgan el pedido. La situación ya comenzaba a vislumbrarse como complicada, por lo que la Agencia Marítima solicitó un calado urgente de las zonas complicadas, pero la respuesta fue de espera: desde San Pedro estaban atados de manos para una decisión que debe tomar la Provincia, primero para aportar el dinero y segundo para realizar la licitación. Ambas actividades sumaban un periodo demasiado largo, pero necesario.
La crisis actual
La explosión llegó esta semana como consecuencia de la bajante del río. El pasado Viernes amarró en la Terminal local el Buque “Peruvian Reefer” de bandera danesa que cargaría 3.600 pallets de cítricos con destino a Rusia. El trabajo previsto hasta el Domingo por la noche se realizó tal cual estaba planificado, pero con el simple detalle de que no podía zarpar. Es que para esa hora la altura del río frente al puerto de San Pedro — según los registros de la sede local de la Prefectura Naval Argentina— era de 0,10 cm, con un fondo del mar a 7,54 en las zonas más complicadas, medida a la que hay que restarle 0,60 cm. según las medidas de seguridad… No era suficiente.
El buque logró irse un día después, cuando el agua creció y se hizo un permiso excepcional para bajar la medida de seguridad de 2 pies (60 cm.) a 1 pie. “Salió justo. Era ese día, porque sino lo teníamos que dejar hasta la semana que viene, por que el viento no nos favorece”, explicaron las autoridades de la Agencia Marítima. Por supuesto, esta situación no significa simplemente un día más en la ciudad, sino que se calcula que el “Peruvian” perdió entre 15.000 y 20.000 dólares. Este fue el detonante de una bomba que podría ser letal para la ciudad.
La carta
En la tarde de ayer, la empresa de operadores de comercio exterior Multimar no dejó pasar la situación y ante los informes hizo escuchar lo que sus representantes le decían, por lo que envió una carta al Presidente del Consorcio, diciendo: “Como es de vuestro conocimiento nuestro m.v. “Peruvian Reefer” completó su carga de cítricos el pasado Domingo 17 de Mayo a las 02.55 hrs. y no pudo zarpar inmediatamente debido a la limitante de calado en el canal de acceso del Puerto de San Pedro y al bajo nivel de agua del río. No obstante los esfuerzos realizados por Uds., Agencia Marítima Saliva y Multimar, el m.v. “Peruvian Reefer” recién pudo zarpar ayer, Lunes, a las 23:45 hrs.
Tomando en consideración lo antedicho y que la gran mayoría de los buques frigoríficos operados por NYK Cool son similares, nuestro Principal nos ha solicitado buscar otro puerto alternativo hasta que se logre realizar los trabajos necesarios que permitan la normal y segura operación / zarpada de sus buques de vuestro puerto. NYK Cool y Multimar lamentan tener que tomar esta decisión luego de 10 años de trabajo ininterrumpido pero con la seguridad que a la brevedad volveremos a recalar en vuestro Puerto “. Esta carta, que firma Miguel Ryan, de la empresa Multimar, es casi una sentencia pero deja un lugar a la esperanza. “El problema es que si se van, nadie nos puede garantizar que vuelvan, ni cuando”, dijeron desde la Agencia.
Las consecuencias
En caso de que la notificación de la carta se efectivice, se pondría en total riesgo la operatividad del puerto local. Es que cuentan con una alternativa muy cercana como lo es el puerto de Campana, que económicamente conviene. “El armador del buque quiere seguridad y si se van hay que convencerlos de que volvemos a ser los mejores para recuperarlos”, exclamaron preocupados.
Mientras tanto, hay 120 familias de estibadores, capataces, apuntadores, maquinistas y lincheros, sumados a los empleados directos de la Agencia Marítima y de la empresa de transporte integral San Pedro, las empresas anexas y el parque de logística que reúne a unas 50 familias más, que estarían en el riesgo de perder sus empleos. “Los buques de cereales no demandan mucho personal”, dijeron desde la Agencia, por lo que entre el 80 y el 90 por ciento de esas familias quedarían sin trabajo.
Posibles soluciones
Sin lugar a dudas son dos los problemas fundamentales, uno de hecho y otro de inacción. El primero tiene que ver con el calado, ya que con la llegada de una draga y el emparejamiento del lecho marino en ocho metros, la situación cambiaría y se podría volver a ofrecer estabilidad, al menos a corto plazo y a la espera de un trabajo definitivo. Para esto, el Presidente del Consorcio, que también está trabajando contra viento y marea para solucionar este terrible cataclismo, mantuvo en la tarde de ayer una reunión con una empresa de dragado que posee una de sus máquinas en la zona de lechiguanas. En la reunión se estimó que se necesitan sacar cinco mil metros cúbicos, para lo que se acordó traer la draga mayor (la que puede funcionar) pero que está en la localidad de 25 de Mayo. La misma podría comenzar a trabajar recién la semana que viene, por lo que habría que esperar en total unos diez días para volver a operar y se perderían dos buques Reefer ya programados en ese ínterin.
El problema se da a consecuencia de que el Ingeniero de la empresa en cuestión, está enfermo y no puede pasar un precio (el cual se estima entre 60 mil y 100 mil pesos), para que desde el Puerto gestionen esos fondos de manera urgente. “Draga hay, pero en, al menos, una semana”, dijo Veiga en un encuentro que se realizó ayer por la tarde entre él y autoridades de la Agencia.
Por otra parte, el problema de inacción está asociado una vez más a la política. “La burocracia tiene la culpa”, aseguraron desde Saliva, ya que, por ejemplo, el Consorcio de Gestión cuenta con los fondos para realizar el trabajo, pero no lo puede hacer, porque debe ser autorizado y para ello llamar a licitación. Además, según comentó Veiga, en la Provincia hay presentado un pedido urgente de dragado por 250 mil m3, pero no tienen respuesta.
Esperar
Por ahora, no hay otra alternativa. Todas las partes involucradas son conscientes de que está en juego el futuro del Puerto, su confiabilidad, el trabajo de 200 familias y el destino de la actividad. A causa de todo eso, revisan y realizan todas las alternativas posibles para encontrar una solución y llamar a Multimar y decir la frase que a todos les gustaría esgrimir: “Comenzaremos ya mismo a dragar, dennos unos días que el problema estará resuelto”. Al cierre de esta edición, nadie podía decir esa frase y el destino no era tan claro, como el fondo del río.