OPINIÓN – POR EMIR DIAMANTE
El sábado la sociedad local dio una muestra más de que no hay que ocuparse en diagramar eventos importantes porque no lo acompaña, no le interesa. Lo sufrió en 2017 Pescadores con Pilar Geijo (tetracampeona mundial de aguas abiertas) y la Dirección de Deportes con Enrique Menéndez (exentrenador de selecciones nacionales de handball).
A la Comisión Directiva y Subcomisión de básquet del Celeste, precursores de la charla de Montenegro, le dieron la espalada muchos que en el mismo club y en la calle sostienen a viva voz que el deporte en San Pedro es decadente. Y ellos aportan a la decadencia.
Describir los pergaminos Montenegro es en vano. 200 personas en una institución que tiene alrededor de 9 mil socios y una ciudad de 50 mil habitantes es poco más que nada. En Náutico fueron muchos los que fallaron y no se interesaron por la causa, comenzando por deportistas de otras disciplinas y afiliados que suelen sacar pecho con el “amado celeste”. Tampoco acompañaron sectores de la sociedad sampedrina ligados al deporte y al básquet en especial.
Por eso, San Pedro no mereció a Montenegro como en su momento a Geijo o Menéndez. O, más atrás, a Carlos Salvador Bilardo. En unos días estará Federico Grabich. Si el público no acompaña, no es para alarmarse sino aprender a que esta ciudad tiene la trascendencia deportiva que fomenta día a día con acciones y no de la boca para afuera.