Salud mental: vacían los ex Consultorios Amarillos y las psicólogas atienden en el Hospital
El lunes sólo había unos pocos muebles en el edificio. El personal profesional de planta fue trasladado al Hospital tras una reunión con la secretaria de Salud. Las desavenencias con la directora de Salud Mental, Sandra Sorbara, crecen entre el plantel.
En medio de la problemática de salud mental que afecta a San Pedro, con cientos de pacientes que asisten al sistema público y estadísticas más que preocupantes sobre intentos de autolesión y suicidios, el área sufre desencuentros entre la conducción y los profesionales que lo integran.
El intendente Cecilio Salazar decidió jerarquizar el área, que pasó de ser un jefatura de servicio como cualquier otra a una dirección que depende de la Secretaría de Salud, con la psicóloga Sandra Sorbara, a quien el jefe comunal conocía por cuestiones familiares, al frente.
A poco de andar, comenzaron las turbulencias en el servicio y desembocaron esta semana en el comienzo del vaciamiento de los ex Consultorios Amarillos, donde funciona el área de Salud Mental de San Pedro, y el traslado de al menos todo el personal profesional de psicología de planta permanente de regreso al Hospital municipal Emilio Ruffa.
A eso hay que sumar las recientes renuncias de profesionales de diversas disciplinas que decidieron no renovar contrato o dejar sus cargos, en muchos casos descontentos por la modalidad de pago pero también por lo que en los pasillos se calificó de "presiones" por parte de las autoridades.
"Hay una lista de espera de 100 personas", dijo una paciente que pidió turno la semana pasada en el área de Salud Mental. "Mi hija se presentó y le dijeron que la psicóloga renunció", contó otra mujer a La Opinión.
El lunes 1 de abril hubo una reunión entre el personal de planta del área de Psicología y la secretaria de Salud, María Vargas. Aprovecharon que el primer día de cada semana la directora de Salud Mental, Sandra Sorbara, no viene a San Pedro porque tiene compromisos laborales en Buenos Aires, donde reside.
La sangre había llegado al río. Las versiones de quienes estuvieron cerca de esos debates señalan que la propensión de Sorbara a tomar medidas sin consensuar con el personal fue el detonante.
Además, profesionales que cumplen horarios en los centros de salud se quejaban de la presunta "persecución" para el cumplimiento del horario y para que el día que hacían consultorio no coincidiera con los que hacían guardia.
La demanda de atención domiciliaria personalizada en casos de requerimiento de ambulancia del servicio de emergencias Same 107 y la disposición de asistencia a familiares en situaciones como velatorios sin consultar a los profesionales o los interesados también fue materia de desacuerdo.
Hay una versión cuasi oficial que dice que para una mejor dinámica de la tarea es preferible tener al personal en el Hospital, puesto que muchas veces de las consultas deriva una internación. De todas maneras, las desavenencias existen y son cada vez mayores.
Los intentos de ajuste de esos aspectos, aseguran, no eran en buenos términos, sobre todo con los profesionales de planta permanente. Los contratados, en algunos casos, decidieron renunciar. Entre ellos, la única psiquiatra infanto juvenil que venía a San Pedro, con quien estaban avanzadas las negociaciones para que retome.
Este lunes llamó la atención que comenzaron a vaciar los Consultorios Amarillos. Sorbara, como cada lunes, no estaba en San Pedro. Adentro sólo había un puñado de muebles y algunos elementos de kinesiológía, servicio que también funcionaba ahí. Alguien habló de mudanza. Alguien más de problemas relacionados con el alquiler.
Lo cierto es que no había nada y hubo profesionales que no sabían qué pasaba. Es que de la reunión con las psicólogas surgió un acuerdo para que las de planta regresen a atender al Hospital y así lo hicieron el primer día de esta semana, a pesar de los contratiempos de organización del espacio en el nosocomio.
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