Salud en crisis: pago de plus por estudios y a profesionales, falta de insumos y remedios
La realidad, la falta de insumos, los problemas de importación y las limitaciones de obras sociales y prepagas ponen en jaque a la salud pública. El Hospital restringe prestaciones para enfrentar la demanda.
Para los pacientes no es una novedad. Los insumos y reactivos que se necesitan para estudios médicos ya eran escasos mucho antes de las elecciones generales. Durante los últimos días se hizo más visibles porque los sampedrinos comenzaron a advertir que hasta en el caso de las prepagas hay prácticas que requieren de “copagos”.
En la Clínica Coopser, por ejemplo, antes de cualquier consulta se debe hacer efectivo el canon que cada profesional requiere, en los laboratorios privados hay que consultar qué tipo de análisis está disponible y cuáles llegarán con demoras si se abona la diferencia con lo que cobra la obra social, en prestadoras como Osprera responden “son tres bonos por año” y en el Hospital comenzó la restricción de laboratorio y priorizan a los casos urgentes y los internados.
Un panorama que preocupa y que cae en la disputa de poder sin solucionar los problemas de los pacientes. Quién va a Pami o Ioma recibe como respuesta que “no saben que va a pasar”, los que consultan en obras sociales sindicales se avienen a comprar los remedios con diferencias.
Las prepagas más conocidas como Osde, Swiss Medical u Omint simulan postergaciones de turnos y comienzan a recomponer cartillas de profesionales porque los prestadores ya no pueden soportar tarifas tan que los sitúan por debajo de remuneraciones que se perciben en guardias de práctica hospitalaria.
Las primeras restricciones que adoptó la salud pública pasa por los centros de atención primaria. La guardia de emergencias, las urgencias, la guardia de pediatría, las embarazadas, los prequirúrgicos y los pacientes oncológicos son la prioridad respecto al laboratorio del Hospital donde esperan que en las próximas semanas se regularice la compra de insumos que no están disponibles en el mercado.
Oftalmólogo para jubilados de Pami posterga turnos o sólo atiende con un plus adicional, odontólogos restringen los turnos —no todos— para poder articular días en los que puedan prestar servicios a otras obras sociales o particulares, los profesionales de la salud mental no sólo no prestan servicios a afiliados de obras sociales sino que es difícil que entreguen una factura para solicitar reintegro. Los honorarios de psicólogos parten de los 6000 pesos por sesión.
Especialistas médicos o cirujanos y anestesiólogos solicitan que se les abone por anticipado cuando temen que la cobertura se demore en el pago. Todo lo que es importado no está en stock y los laboratorios también están en alerta. Las farmacias consultan hora por hora a las droguerías para poder reponer o responder a la demanda de sus clientes.
En definitiva toda esa demanda que surge de quien no puede hacer frente al pago termina en la salud pública y esta vez el Hospital está con pocas posibilidades de satisfacer tanta demanda. La guardia siempre está colapsada porque hay ocasiones en las que los internados ocupan plazas del sector de emergencias.
El mayor temor está en los estudios de diagnóstico por imágenes ya que a la falta de reactivos o contrastes se suman los desperfectos en los aparatos. “Eso no tiene solución”, dijo un prestador que desde hace meses tiene en reparación un equipo que representaba la mayor parte de sus ingresos.
Esta será una semana clave para conocer qué horizonte se traza en materia presupuestaria para hacer frente a un año difícil respecto al sector más sensible: la salud.
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