Salir en moto y sin casco: el mayor problema para los traumas y secuelas tras los accidentes
Las mediciones nacionales indican que apenas el 24% de los jóvenes lo utilizan. Aquí no hay manera de saberlo, pero en San Pedro son escasos los motociclistas que protegen sus cabezas. Los traumatizados generan un costo importante al Hospital y muchas veces consecuencias irreversibles para las víctimas.
En nuestro país el 40% de las víctimas de tránsito son jóvenes en moto, y 4 de cada 10 no usan casco, de acuerdo al Observatorio Vial de la Argentina.
Si bien las estadísticas datan del año pasado, estas y los estudios existentes no difieren con el correr del tiempo, excepto en aquellos países que se focalizan en reducir las tragedias.
“Los motociclistas que usan el casco tienen un 73% menos de mortalidad y hasta un 85% menos de lesiones graves que los que los que no usan casco”, es parte de lo estudiado. Y de los motociclistas, el 24% padece traumatismos de cabeza y cuello.
Pese a que esto se conoce y ha tomado difusión durante años, lejos estamos de ser conscientes de la destrucción que produce un golpe en la cabeza desprotegida. De 0 a 17 años, solo el 27,8% lo utiliza, y es la franja más vulnerable.
San Pedro, dentro de la problemática severa que presenta ante la falta de educación en la vía pública, la falta de casco asoma como el más preocupante. Difícil sería establecer cuántos se lo colocan al salir a la calle en una moto (y atado); solo un dicho pueblerino podría ilustrar la realidad: “casi nadie”.
Nada lo justifica. Tampoco nada es válido como excusa. A quienes dicen que les impide tener una buena visión, se le responde con que la misma es de entre 200º y 220º. Además, está comprobado que el 90% de los accidentes suceden dentro de un rango de 160º, perceptibles por los motociclistas.
No utilizarlos tiene su costado dramático. Un impacto sin casco pone en funcionamiento un sistema que para una comunidad tiene un costo significativo. Esto recae en el Hospital, que activa una ambulancia, profesionales, la atención en la Guardia, la tomografía, la terapia intensiva, medicamentos, posiblemente la neurocirugía. Y si el herido no tiene obra social o seguro, los millones salen del pueblo.
Las cifras alarmantes obligan a actuar. Se trata de un fenómeno cultural. La motocicleta es un medio de transporte altamente elegido para desplazarse, más accesible que un auto, evita la congestión del tránsito y ahorra tiempo de viaje, son algunas de las razones argumentadas por sus compradores.
¿Y el casco? Muchos no han madurado sobre su importancia: salvan vidas amortiguando golpes y heridas en la cabeza.
Lejos estamos, por las arcas vacías, de que en San Pedro tengamos un “Semáforo Concientizador” como en Campana, que forma parte de una campaña de la empresa Honda. Pero, qué bien vendría.
La mayoría de las multas por infracciones de tránsito en nuestro distrito son por falta de casco.
El “Semáforo Concientizador” es inteligente. Un cartel junto a éste indica claramente: "Ponete el casco o seguirá en rojo". Y junto al semáforo una pantalla identifica a quienes circulan en infracción, solicitándoles que se lo coloquen, para que cambie a verde, pueda habilitarse y seguir el recorrido.
Mientras tanto, y con los recursos existentes, se debe ir en busca de las premisas básicas: educación, concientización, control y sanción. Muchas ciudades del interior lograron resultados excelentes con diferentes campañas.
El malestar por una penalidad no admite justificativos, más cuando se trata de evitar males mayores.
Y parte de la conciencia radica en darse cuenta que es más barato comprar un casco, y utilizarlo, que pagar una multa de $ 66.800, como mínimo.
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