Rutas provinciales: Una colección de pozos y cráteres
La municipalidad hizo bacheo provisorio sobre la Ruta 1001, la peor de todas. No hay controles a camiones areneros, a quienes los que transitan por allí responsabilizan del deterioro. Guacone reclama pero no pasa nada. Hace un año murieron dos jóvenes en el acceso a Santa Lucía y prometieron $ 12 millones para repavimentar. Sigue siendo una trampa letal.
La semana pasada, el fin de semana largo auguraba una buena cantidad de turistas que llegarían a San Pedro, por lo que desde la Municipalidad, una vez más, tomaron la decisión de realizar tareas de bacheo en la Ruta 1001, el principal acceso a la ciudad desde Capital Federal.
Esa autovía es la más deteriorada dentro del distrito. Los baches son impensables para un camino de esas características, que oficia además como un cotidiano transitar de la producción. El ingreso y egreso de vehículos es constante, con horarios pico como los laborales y escolares.
La gran cantidad de desniveles es intolerable y las quejas de quienes a diario deben tomar esa ruta se reproducen sin cesar. Más aún, las de quienes pasan cada tanto y no conocen las grietas, los agujeros, las trampas que pueden incluso ser mortales.
“Si esquivás un pozo, tenés que tener cuidado de que no venga nadie de frente, porque te lo comés”, describió un camionero esta mañana. Conocedor del trayecto, dijo lo que todos saben pero nadie parece querer reconocer o abordar de manera institucional: el carril que sale de la ciudad es el peor.
El que sale significa exactamente aquel por donde transitan los camiones que transportan arena. Llegan vacíos, van a las areneras, suben sobrepasados hasta el doble y se van por la Ruta 1001.
“No hay pavimento que soporte”, admiten los que conocen esta situación. No hay controles. No hay balanza. No hay personal. En la Subsecretaría de Protección Ciudadana, a cargo de esas tareas, ni siquiera hay conducción, ya que Mario “Tatalo” Aguilera retomó su condición de jubilado.
Tapar algunos pozos
El bacheo comenzó el jueves. Estaba previsto para las 9.00 de la mañana, con aviso de reducción de calzada, pero el camión que esperaban de Baradero llegó pasadas las 12.00, por lo que la tarea del primer día no fue mucha.
Además, llovió. Para el fin de semana, sólo había sido reparado un tramo, desde el acceso a Río Tala tras descender de Ruta 9. “Los trabajos consistieron en la colocación de material asfáltico sobre la calzada, en las grietas y pozos más profundos”, informaron desde Obras Públicas.
El lunes fue feriado. El martes llovió. Ese día, un remisero le dijo a La Opinión que había viajado hasta la autopista nacional y que en el trayecto rompió una cubierta y se le dobló una llanta. “Es un desastre, no se puede andar más por esa ruta”, se quejó.
“Mientras nadie controle a los camiones areneros la ruta seguirá siendo un desastre”, dijo un camionero. El remisero opinó lo mismo. Desde el municipio aseguraron que “la reparación total del trayecto se continuará la semana próxima”, por esta en curso, que ya va por la mitad, y nada.
Promesas y proyectos
Durante el último encuentro que Guacone mantuvo con Scioli, le recordó la necesidad de reparación y/o repavimentación de las rutas 1001 y 191. Fue poco después de la muerte de una familia sampedrina en la Ruta 41, a la altura de San Antonio de Areco, donde una movilización popular que duró varias jornadas obligó al Ministro de Infraestructura y al Director de Vialidad provincial a comprometer una solución.
En esa oportunidad, Guacone recibió el pésame de Scioli por la familia Vlaeminck y la promesa de una serie de reuniones con el Ministro Alejandro Arlía y el funcionario a cargo de Vialidad, Darío Curetti.
El único proyecto que se conoce hasta el momento es el de un llamado a licitación para diversas rutas de la provincia, que incluye la 191 en su tramo desde la autopista hacia Arrecifes.
“Fresado corrector, bacheo superficial y profundo, reconformación de banquinas, señalización horizontal y vertical de diferentes caminos provinciales”, son las tareas. Los que transitan a diario saben que tanto esa ruta como la 1001 necesitan algo más.
Tampoco hay antecedentes que permitan dar fe de la buena voluntad del Gobierno provincial para con las rutas sampedrinas. En Santa Lucía todavía esperan la promesa para el acceso que se formuló durante 2011.
Hace un año, Micaela Burgués, de 18 años, y Diego Zanatta, de 26, murieron en un trágico accidente en ese camino que une la localidad con la Ruta 191. Iban en un auto que chocó de frente con una combi de Sadiv que había esquivado un profundo bache.
Hubo marchas y concentraciones en el pueblo, cortes de ruta y movilizaciones para reclamar. El intendente viajó de urgencia a La Plata. El entonces presidente del Concejo Deliberante Sergio Rosa envió una carta documento al Director de Vialidad.
En febrero pasado, el Concejo Deliberante recibió una carta oficial desde Vialidad, firmada por el ingeniero Carlos Arrúa, Gerente Técnico del área. Era sobre un expediente caratulado como “Urgente intervención para adecuar transitabilidad” del acceso a Santa Lucía.
Decían allí que estaba en marcha el proyecto denominado “Repavimentación del Camino Secundario 099-08, tramo RP 191-Santa Lucía”. Ni tan urgente ni tan en marcha: a un año de la muerte de los jóvenes, nada sucedió.
El camino de acceso a Santa Lucía son 6,7 kilómetros cuya repavimentación, según el cálculo del Departamento Zona I con asiento en Arrecifes, la Subgerencia de Estudios y Proyectos, y el Departamento de Planeamiento y Programación, costaba en febrero 11.944.453 pesos.
La página 13 de ese expediente decía que ese monto había sido “incorporado a la base de datos”, con la promesa de financiar el 50 por ciento de la obra. Hasta ahora, nada.
El problema arenero
El tránsito de camiones areneros está en boca de todos cada vez que se habla de la problemática de la Ruta 1001. Durante la última reunión que el Ejecutivo tuvo en pleno con el Concejo Deliberante, el ahora exsubsecretario de Protección Ciudadana Mario Aguilera reconoció que no estaban haciendo controles.
La concejal oficialista Sandra Mari elevó un pedido de informes para que el Gobierno dé cuentas sobre la balanza portátil comprada en la era Bronce, que está en reparación desde antes que se fuera Manchone y nunca volvió. Estaba arreglada. Nunca la fueron a buscar. No tenían plata para pagar el arreglo.
Rafael Medina, uno de los jefes de Inspección, informó que “la balanza está lista para retirar” y que hubo un problema administrativo: falleció el titular del taller de reparación y hay un trámite de sucesión.
Este semanario asistió a operativos cuando Angel Burgos estaba a cargo de ellos y observó camiones cargados con más de 90.000 kilos. El límite máximo permitido es de 45.000.
El negocio de la arena mueve mucho dinero. También de ese que es capaz de silenciar. En la Justicia hay una causa por corrupción que no prospera y en el municipio sumarios administrativos que no avanzan. A veces, da la sensación de que es un tema en el que nadie se quiere meter.