Robo de “motitos”: un delito en veloz crecimiento
La semana pasada, un ladrón de motos perdió en la huida su teléfono celular y así los propios damnificados pudieron rastrearlo hasta que la policía lo detuvo. El caso resultó llamativo porque después, los propietarios recuperaron el rodado. Las denuncias por sustracciones de este tipo son diarias, pero la mayoría queda sin esclarecer. La situación irregular de muchos propietarios que no registran o patentan su ciclomotor aumenta la complejidad del problema. Pero los damnificados acusan a la policía de hacer escasos esfuerzos para esclarecer estos hechos.
¿A qué sampedrino no le han robado alguna vez en su vida una motito? Seguramente podrán contestar positivamente algún habitante que se ha resistido a la tentación o no ha tenido la posibilidad económica de adquirir este tipo de rodado para circular por la ciudad.
Pero lo cierto es que, de tan cotidianos que son, los robos de ciclomotores y motocicletas de baja cilindrada siguen formando parte del reporte policial de todos los días sin conmover a nadie. Exceptuando a los propios damnificados, que reclaman una mayor atención sobre este delito que crece al ritmo de la expansión del parque automotor sampedrino.
Es cierto también, como se ha explicado incluso en una investigación especial que realizó este medio, que poco ayuda la situación irregular que presenta un gran porcentaje de estos rodados. Un cálculo sólo estimado porque no existen estadísticas concretas, indica que un 25% de las motitos que circulan por la calle, no está registrada ni patentada, lo que da cuenta de un problema adjunto que no es menor. Pero esto no asusta a los ladrones, que cada vez más veloces y arteros, se llevan desde cualquier lugar todo tipo de vehículos de dos ruedas.
Atrapado por su celular
La semana pasada, a un joven matrimonio le robaron su moto pero por sus propios medios identificaron al ladrón, y hasta pudieron recuperar más tarde el rodado en circunstancias que al menos resultan llamativas y dejan lugar a dudas de cómo se gestó el robo.
El caso, que todavía está en investigación, ocurrió el martes de la semana pasada a las 4 y media de la tarde. Verónica Torrens, la damnificada, relató que su marido había llegado a su domicilio ubicado en Aulí 930 y dejó la moto Smash Gilera estacionada en la vereda con las llaves puestas porque se marchaba enseguida. Esos escasos minutos fueron suficientes para el ladrón, que se subió y emprendió la huida, antes de que el propietario que saltó por un balcón al ver lo que ocurría, pudiera atraparlo.
Pero en el camino, el delincuente perdió su celular. Con este teléfono en la mano, Torrens llamó a una chica cuyo número figuraba en la agenda y que resultó ser una amiga del ladrón. “Le dije que encontré el celular y quería devolverlo al dueño, me dijo que lo conocía que se llamaba el Santiagueño. Quedamos en encontrarnos en la estación de servicio Sol. Cuando llegué, la chica me llamó de nuevo al celular y me dijo que estaba ahí. Entonces la sorprendimos con mi marido y otras personas que me acompañaron”, relató la joven.
Asustada, la amiga del “santiagueño” dio datos que permitieron a los damnificados ubicar el domicilio del supuesto ladrón y así dar aviso a la policía. “Cuando llegó el patrullero mi marido ya estaba hablando con él, pero le negaba todo. Después salió corriendo, la policía lo siguió y lo llevaron a la Comisaría”, relató Torrens.
Una vez en la dependencia policial, el celular comenzó a sonar y la propia Torrens atendió. La voz de un joven le preguntó por “Marcelo”, y entonces ella le explicó que estaba en el baño, que era una amiga quien atendía. “Decile que tengo la moto, que qué hago”, le explicó la voz.
A pesar de este contacto que probaría el robo, en un primer momento la policía no fue en busca de su motocicleta y esto desató el reclamo de la damnificada. “No hicieron nada, no lo fueron a buscar a este tipo, nada”, dijo explicando que el argumento de la policía era que se necesitaba una orden de allanamiento para secuestrar el rodado.
Lo más llamativo es que al final, los damnificados recuperaron su moto pero por sus propios medios.
Torrens explicó que al otro día, el detenido recuperó su libertad y posteriormente recibieron una llamada telefónica en la que le referían que habían encontrado su moto. “El mismo chico que habían detenido nos la trajo y nos pidió disculpas.
Yo tengo una nena, que más vamos a hacer. Así que fui a la policía y avisé que no la busquen más;” dijo la damnificada.