Río Tala: con nuevos dueños, aperitivos y comidas, reabrió el mítico bar de chapas de Pedro Lazo
La esquina del bar de chapas atiende a los parroquianos desde el 9 de enero y el mostrador está a cargo de Mauricio y Leandra. Continuando el legado de Pedro Lazo no faltan las picadas camperas y las bebidas bien frías.
Mauricio y Leandra son jóvenes emprendedores y vieron en la tradicional esquina de Rivadavia y Camelino, de Río Tala, un lugar especial para iniciar su proyecto.
Tras el fallecimiento de Pedro Lazo, el emblemático bar de chapa que fue cobijo de muchas generaciones de "trabajadores golondrina” había cerrado sus puertas y esto marcaba un vacío en el pueblo.
El cartel de “Se Alquila” incentivó la idea de reabrir el bar y la pareja no se quedó con las ganas. Comenzaron los trámites para cerrar la operación inmobiliaria de alquiler del local, armar un cronograma de trabajo, ver cuales eran las necesidades más urgentes a solucionar en cuanto al edificio y sus instalaciones, proveer de mercadería, insumos, elaborar una carta de menú y poner en funcionamiento un lugar muy sensible a la historia lugareña.
Desde el 9 de enero el Bar de Lazo, el histórico rincón talense que cobijo a cientos de peones rurales que aplacaban allí el cansancio de una dura jornada bajo el sol ardiente o las heladas que calaban los huesos, abrió nuevamente sus puertas para recibir a lugareños, sampedrinos y turistas que quieran disfrutar las mejores picadas con matambre casero y bebidas frías.

El emprendimiento de Mauricio y Leandra fue muy bien recibido por los vecinos de la localidad ya que han demostrado entusiasmo y trabajo. En el Bar, que aún conserva su nombre, ya se han disfrutado algunos asados y choripanes entre amigos y vecinos y se espera la llegada de parroquianos de San Pedro y turistas. El Bar de “las chapas” fue protagonista de varias notas de recomendación en publicaciones nacionales relacionadas con paseos y viajes de fin de semana.
Mauricio y Leandra abren las puertas del bar a las 9 de la mañana hasta bien pasado el mediodía, que los fines de semana se extiende a las primeras horas de la tarde para reabrir a las 18 y hasta que “las velas no ardan”.
Al menos una vez a la semana tienen pensado preparar algún menú especial para disfrutar entre amigos y si algún vecino pide “para llevar”.
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