Ricos y pobres
“Algunos hombres de bienes, los más poderosos, no han sido generosos con la causa de la revolución, nos han donado sus caballos viejos, algún poncho usado, unas monedas…En cambio, el gaucho que sólo tiene un caballo, ha puesto no sólo sus escasas posesiones sino su vida”. Así más ó menos se quejaba Don Martín Miguel de GUEMES, el caudillo salteño que, oh sorpresa! estaba enfrentado con la clase alta y “culta” de SALTA quienes a la larga lograron su destitución y muerte aunque luego el Coronel Alemán unido a nuestra causa libertadora, Jorge VIDT, su lugarteniente, recuperó la ciudad para los patriotas y para siempre. Nueve (9) invasiones soportó GUEMES de las tropas españolas, todas fueron con la aquiescencia de los terratenientes y comerciantes salteños que añoraban, no una provincia para todo el pueblo, sino una sociedad elitista que estaba consagrada en la época de los españoles. De un extremo al otro del país siempre sucedió lo mismo. Un 17 de junio de 1821 los pobres de SALTA perdieron a su padre. Juana Manuela GORRITI lo recuerda en un escrito: “todo el pueblo estaba en el cortejo conducido por mi padre y el Coronel VIDT que, vestidos de luto, llevaban con una mano el ataúd y con la otra a los dos hijos, Martín y Luis GUEMES que llorando acompañaban el féretro de su padre. Había una inmensa muchedumbre de pueblos que, desde largas distancias, habían venido para tributar al gran hombre su ofrenda de lágrimas y plegarias…” Un siglo después, hacia 1920, en el extremo sur de nuestra tierra, sucedía lo que dio en llamarse “LA PATAGONIA TRAGICA” ó “LA PATAGONIA REBELDE” que fue un movimiento de trabajadores libertarios socialistas, comunistas, etc. que luchaban por alcanzar formas más justas y equitativas de labor. Todos saben el desenlace: fueron masacrados por un ejército argentino que estaba a las órdenes de jefes consustanciados con la clase terrateniente y poderosa de la Patagonia. No vamos a mencionar apellidos, supuestamente muy ilustres, pero cuyo origen “propietario” fueron gracias otorgadas por el Gobierno Nacional (ó Provincial) en época de la llamada “conquista del desierto”, miles (ó millones) de hectáreas concedidas sin compensación dineraria alguna. Esos propietarios – estancieros eran quienes les pagaban salarios misérrimos a los peones rurales y les imponían condiciones infrahumanas de labor. Siempre la clase “más pudiente y poderosa” está enfrentada con losa intereses de los pobres y trabajadores. Nunca pensaron en proteger al trabajador y menos al rural. Aún hoy luchan desde las organizaciones como UATRE, para que un trabajador de campo no sea en su vejez, un paria que anda mendigando un lugar bajo el sol porque casi seguro termina vegetando ó “depositado” en una Casa de Ancianos estatal… por el Dr. Elvio Macchia