Rendidos ante la inseguridad
Al menos dos de los seis comercios que existen en menos de dos cuadras del barrio 25 de Mayo, han decidido cerrar o vender sus llaves. La falta de seguridad los hartó.
La inestable ola de inseguridad que azota a la ciudad ha impactado de lleno en algunos comercios que en los últimos tiempos fueron víctimas de atracos y robos, a cualquier hora del día.
La avanzada delictiva está tristemente instalada, pero viene de menor a mayor y en algunos puntos determinados se acentúa descaradamente.
Este es el caso de la zona comercial emplazada en el barrio 25 de Mayo, sobre la calle Casella entre 11 de Septiembre y Miguel Porta. Dos cuadras que, en los últimos tiempos, han sido presa fácil de toda clase de ilícito y principalmente en los comercios, que por más medidas de seguridad que tomen no logran frenar las andanzas de los delincuentes.
“La decisión está tomada”, dijo uno de los propietarios. Es que al menos dos de los seis comercios que se encuentran ubicados sobre esa calle, han tomado una decisión tan drástica como preocupante: poner en venta el fondo de comercio.
Todos han sido víctimas de diferentes episodios. Se escucharon reclamos dirigidos a diferentes sectores en materia de seguridad, y en uno de los comercios citados ya se colocó el cartel que dice: “Vendo Fondo de Comercio”.
”Cada vez que puedo o viene algún proveedor le digo que vendo el fondo de comercio, que si saben de alguien le avisen”. “La Policía no tiene la culpa. Nosotros somos los culpables, porque cuando nos pasa algo, los demás ni nos preocupamos, deberíamos ser más solidarios”, dijo una de las propietarias afectadas. “Cada vez que se acerca alguien y no lo conocés comenzás a sospechar. Hasta que no se va, uno no está tranquilo… esto no da para más”, agregó. “Esta es una calle muy transitada y lamentablemente estamos rodeados de barrios conflictivos. Por acá pasan todos”.
Uno de los hechos más graves se produjo a fines del 2007 cuando en uno de los comercios, ingresó una persona armada que fue reprimida por el propietario. Se agredieron mutuamente hasta llegar a arrebatarle el arma al delincuente que huyó pero dejó mal herido al hombre.
“No se puede vivir más así. A mí me robaron en Febrero, entraron tres personas y nos encañonaron a todos los que estábamos adentro. Le apuntaban a un nene que había”, sintetizó otra de las damnificadas. “A un chico le tuve que pedir disculpas, pero como llegó de gorrita y las manos en los bolsillos no le abrí”. “Todo esto, sumado a la crisis del país, hace que tengamos que tomar una decisión. No le echo la culpa al conflicto del campo, pero el gobierno paró todo”.
La mayoría de los negocios de la cuadra atienden con sus puertas cerradas, bajo candado y por medio de una pequeña ventana. Abren si es gente del barrio o clientes conocidos.
La realidad marca que al menos para estos vecinos, la situación no da para más, y a pesar de que se trabaja, dijeron basta.