Remate por menos de medio millón para San Cayetano
El edificio del ex supermercado será subastado el 14 de octubre con una base de u$s494.000 dolares. La quiebra de Reynoso Hnos. muestra su lado más cruel en el destino de un edificio emblemático y la perversa peregrinación judicial de empleados y proveedores.
Sobre calle Balcarce, las puertas del ex supermercado San Cayetano acumulan tierra y resguardan automóviles que estacionan en la playa donde miles de sampedrinos supieron agolparse para hacer sus compras cotidianas. “Fue la gran competencia del Supermás, porque abría todo el día y los domingos”, rememoran los vecinos. Las paredes muestran pintadas de diversos colores políticos y candidatos, una sobre otra, recordando el deterioro constante del lugar desde que en marzo de 2003 cerrara sus puertas al público y entrara en una compleja trama judicial cuyo punto final se pondrá el 14 de octubre al mediodía, cuando el martillero Alberto Daniel Quinteros ofrezca el edificio de 2.220,65 metros cuadrados en un remate cuya base será de u$s494.000 dolares.
El edicto habla de “un inmueble de uso comercial, enclavado en el casco céntrico de la ciudad, a tres cuadras de la calle Bartolomé Mitre, una cuadra de la Plaza Belgrano y dos cuadras de la Peatonal del Centenario”. Dice que “el acceso principal y frente del edificio se ubica sobre la calle Antonio González Balcarce y ocupa toda la cuadra. En el cual se encuentran los salones de venta, con frente vidriado sobre su ala derecha y cortinas metálicas sobre su ala izquierda”.
El “frente vidriado” es un recuerdo de mejores épocas y evoca a la vieja construcción de la gigante agencia de autos monomarca que otrora fuera una de las tres instaladas en San Pedro. Hoy las ventanas destrozadas por indiferencia de la sindicatura que debía proteger el bien para mejor compensación a los acreedores, son el reflejo del saqueo y vandalismo constante que soporta el barrio desde hace más de una década.
El edicto continúa su implacable descripción: “Sobre la calle Batalla de Ituzaingó hay un portón metálico con dimensiones aptas para el ingreso de camiones de gran porte a una playa de maniobras para carga y descarga de mercaderías, también hay otra entrada de menores dimensiones que da al depósito”. Lo que no indica es que ese portón deberá ser forzado con alguna herramienta que destruya la soldadura que hubo que practicarle luego de que a lo largo de tres años quienes tenían llave de esa puerta se llevaran la mayoría de los elementos de valor que conservaba el interior: “La destrucción es total. Se llevaron todos los motores de los equipos de aire, de las heladeras y desarmaron todas las instalaciones para sacar el cobre y bronce que había”, dijo en 2006 el encargado de la empresa Robett, a cargo de limpiar el lugar en ese momento, luego de que varias visitas de ladrones arrasaran con todo lo que había en el edificio, rompiendo cielorrasos y desmantelando el sistema eléctrico. “No hay ni un carrito de compras, por ejemplo, y desaparecieron bachas de acero de la cocina, cortadoras de fiambre, cajas registradoras, freezers, balanzas, y un sinfín de equipos de valor que no se sabe cómo los sacaron”, decían por aquel entonces quienes custodiaban el salón.
Proyectos santos
Muchos inversores estaban dispuestos a devolverle funcionalidad al edificio. Un conocido empresario local presentó en una oportunidad una oferta por 600.000 dólares (hoy dos millones trescientos diez mil pesos, aproximadamente) para un proyecto de microcines, salas de video y paseo de compras. Sin embargo, ese mismo empresario informó que no está interesado en el remate que se llevará a cabo el 14 de octubre próximo, a pesar de que el precio de base es muy inferior a lo que puede valer en el mercado un edificio de esas dimensiones y con una ubicación privilegiada.
La cadena de hipermercados Coto también quiso el predio, pero la legislación provincial y municipal vigente no permite emprendimientos de tamaña envergadura, y las negociaciones iniciadas por los representantes de esa empresa para utilizar el permiso del viejo supermercado San Cayetano no prosperaron, pues había sido dado de baja ante la falta de pago de tasas por parte de los quebrados Reynoso.
Un proyecto elevado por el bloque de Concejales justicialistas solicitaba al Municipio que intervenga ante la sindicatura para mejorar el estado del lugar; la misma presentación hizo un año después, en mayo de este año, el bloque oficialista, a instancias del Ejecutivo, con la idea de crear una playa de estacionamiento que permitiera descomprimir el centro y darle alguna utilidad a lo que se convirtió en un montón de cemento inútil que en su interior albergó ladrones, gente sin techo, fue depósito de elementos robados y hasta escenario de noches de sexo. El estado de abandono nunca fue preocupación de la sindicatura, que quitó la seguridad que en algún momento tuvo porque “resultaba cara”, y a pesar de las gestiones municipales nunca se logró mantener más o menos decente un espacio estratégico del centro de la ciudad, a metros de la peatonal.
Fe de erratas
La Opinión Semanario comunica a sus lectores que en la edición 912 del miércoles 23 de septiembre publicó erróneamente una nota sobre el remate del local del ex supermercado San Cayetano donde se indica que el precio de base para la subasta es de 494.000 pesos y debería haber dicho dólares.
A su vez, el texto de la nota analiza el tema partiendo de ese dato erróneo, considerando mínimo el precio en que se remata un edificio de tamañas dimensiones y ubicado en un lugar privilegiado de la ciudad. El análisis cambia con el dato preciso y los lectores sabrán completarlo.
La Opinión pide disculpas a sus lectores por tamaño error, ratifica su compromiso con la noticia y lamenta profundamente una equivocación que lastima diecisiete años de esfuerzo por llevar la versión original de los hechos a cada sampedrino.
La Opinión Semanario