Relleno sanitario: ¿única opción posible para el tratamiento de la basura?
En artículos recientemente publicados en la prensa local, se asegura que la “opción adecuada” para el tratamiento de nuestros residuos, asegurando un justo equilibrio ecológico, consiste en la realización de un relleno sanitario. Además se invita a cuestionar, con conocimiento de causa, las decisiones que se estarían por ejecutar. Desde mi modesto punto de vista, y como sampedrino, me pone muy contento que se empiece a hablar del cuidado del medio ambiente en el cual vivimos a diario y en el cual vivirán nuestras futuras generaciones. Mejor tarde que nunca, ¿verdad? Lástima que un tema tan determinante de la calidad de vida de las personas no sea consultado a los ciudadanos. ¿Dónde está el correcto ejercicio de la DEMOCRACIA en la toma de decisiones? ¿Dónde quedan los principios básicos de la Gestión Sostenible del Medio Ambiente, cuando como primera acción se decide unilateralmente sobre lo que hacer y se deja de lado la información exhaustiva y por todos los medios posibles a las partes involucradas, para luego entre todos tomar la mejor decisión? Además, en esta temática nueva para la ciudad, se debe proceder con mucha cautela. De haber tenido durante muchos años un basurero a cielo abierto, con lo que ello implica, hoy, no solo se avanza en afirmar que la solución adecuada para San Pedro es un relleno sanitario, sino que audazmente nos ocuparíamos de la basura de Ramallo y Baradero. ¿No sería mucho más “adecuado” intentar solucionar nuestro problema con el consenso de la población, aprender de la experiencia y luego transmitirla a las ciudades y que ellos decidan qué hacer con su basura? En los tiempos que corren, tampoco es sostenible la elección de un sistema que incinere los residuos generados, no solo por los costos sino porque se trata de sistemas de tratamiento que se justifican para grandes ciudades como Rosario o Buenos Aires. Con todo respeto, me gustaría saber cuál es el sustento científico qué indica que el reciclado de residuos no es una opción realizable para nuestra ciudad y cuál es la evaluación ambiental, social y económica para elegir la técnica del relleno sanitario. Hay que tener presente que un relleno sanitario tiene un período de vida útil, luego del cual, no es que todo termina, se cierra, nos olvidamos de él y empezamos otro. Se debe ser muy cuidadoso en la elección del terreno, ya que de sus características geológicas y geofísicas depende que el relleno se mantenga estable a lo largo del tiempo y no corra el riesgo de deformarse o romperse, lo que provocaría una grave contaminación de los terrenos aledaños o las napas freáticas que posiblemente se encuentren debajo del mismo. Deberá además ubicarse a una distancia de seguridad con respecto a la ciudad o áreas residenciales ya que generará una serie de impactos negativos que no se ven pero se huelen, se aspiran (liberación de gases tóxicos) y se sufren en forma de enfermedades de todo tipo. Hacer un relleno sanitario no es tarea fácil ni económica y requiere de la máxima seriedad y controles por siempre. Deben estar previstos los sistemas que se implementarán para evitar que lixiviados o percolados deriven por los terrenos, los sistemas de recolección, tratamiento y aprovechamiento de los gases derivados de la normal descomposición y degradación de la basura, los sistemas de cobertura transitoria y final del relleno, los sistemas de monitoreo continuo, que no solo conciernen a la fase operativa del mismo sino también a las fases preoperativas y post operativas (monitoreo de la contaminación atmosférica, del suelo, de los cursos de agua superficiales y subterráneas, etc. Difícilmente, en nuestro querido país, exista un relleno sanitario que esté cumpliendo con todos estos requisitos imprescindibles. En comparación con el primer mundo estamos creciendo muy lentamente, pero ello no implica que no seamos capaces de demostrar cuan inteligentes y responsables podemos ser a la hora de mirar hacia nuestro futuro. En San Pedro tenemos la oportunidad de intentarlo, es un desafío al que todos debemos contribuir con educación, ganas y paciencia. Existen propuestas alternativas y una de ellas es la clasificación en origen, es decir, cada familia separa en su domicilio los residuos y a través de un programa semanal se recolectan los mismos. Se debe construir una planta de separación, clasificación y tratamiento, donde se reciba todo lo recolectado. Allí se pueden desarrollar distintas técnicas para tratar algunos tipos de resíduos (la parte orgánica es ideal para producir abonos de buen valor comercial) y lo que no se pueda tratar en la ciudad se puede vender a empresas, tales como el papel y cartones, los metales, los plásticos, los vidrios, etc. Estas técnicas requieren de la capacitación de quienes trabajarán en la planta, de un alto grado de compromiso por parte de la población, en especial de los alumnos de las escuelas quienes pueden ser agentes multiplicadores en sus hogares, de información permanente a través de los medios de comunicación locales, en las bibliotecas, en clínicas y hospitales, en los bares y restaurantes, en las colas de los bancos y de una acción relevante por parte del Gobierno Municipal, que sería decisiva en la organización y gestión del sistema, en las negociaciones con las empresas a las que serán vendidos los materiales y en el reconocimiento a los ciudadanos por el empeño demostrado. Este sistema debe ser visto como una inversión a largo plazo que puede ser mejorada, que puede crecer, que puede dar trabajos dignos, que puede ser acompañada por profesionales de universidades donde se cursa la carrera de ingeniero ambiental, por ingenieros medioambientales sampedrinos que los hay. La elección de esta técnica garantizará un justo compromiso con el medio ambiente, será además un buen negocio y sentiremos que algo estamos haciendo para dejar de vivir el país del “todo atado con alambre”. Un proverbio chino dice: “A nuestra tierra no la heredamos de nuestros padres sino que se la pedimos prestada a nuestros hijos”. Hagamos lo posible para resolver nuestros problemas y no transferírselos a ellos con nuestras acciones apresuradas o equivocadas. Mauro D. Cairo, Ingeniero Ambiental, maurocairo@hotmail.com