#RadioCuarentena: ¿Qué pasa, Lilí? – Jueves 12 de noviembre de 2020
Parece que no voy a poder llevar a Alberto en el #LilíMóvil, está aislado y les pregunto: si viene, lo llevo a él adelante y a Cristina atrás o viceversa? Hoy recorrida por las escuelas: entre la desidia del Normal y la actividad de la Escuela 7. En la primera “todo tapera”, fui porque en teoría hoy había clases presenciales para un grupo del secundario pero como sin querer “choqué” con una portera que iba a una reunión y me cantó “las 40”. “Es mentira”, me dijo apuntando a lo que ve a diario respecto a la mercadería que se entrega a los alumnos cada mes y apuntó a todo el sistema. Vale la pena escucharla mientras recorremos esa manzana plena de recuerdos, emblema de la escuela pública y ahora símbolo de lo que los gobiernos piensan, sienten y hacen contra todo lo que dicen defender. Después de ocho meses el establecimiento con reflectores prendidos día y noche, tapado de yuyos hasta entre los mosaicos del playón deportivo es una postal de la decadencia a la que someten a un edificio cuya construcción curzó el siglo y se puede ufanar de su solidez. De ahí se me ocurre ir hasta la Escuela N° 7. Fue emocionante encontrar a docentes de todas las materias y niveles en plena tarea. Los padres que retiran la mercadería que les corresponde a sus hijos pasan por las mesas donde están las maestras y luego hacen un recorrido por las postas de mercadería que los propios docentes descargan de los camiones (no les corresponde pero lo hace y no se quejan) y con música de fondo acompañan la mañana. Una linda contracara para aquellos que ya empezaron a acostumbrarse a la resignación del “a mi no me corresponde”, “no puedo dar datos”, “consulte con la autoridad competencia”, “no me comprometa”, “yo no puedo abrir la puerta porque hay menores”, “el reglamento no permite” y otra larga lista de exusas que cada día nos hacen más obedientes, sumisos y silenciosos. Bueno, esto ya parece un editorial, no?. El reto de las noticias se las resumí en el camino de esta hermosa mañana donde para sorpresa de todos, un concejal del oficialismo se dio vuelta y dejó en evidencia a los compañeros de bloque que iban a votaban a favor de la extensión de la concesión a los titulares de la empresa del Howard Marinas. Damián Lafalce, el único que al principio de la pandemia decidió donar una gran parte de su sueldo, volvió a romper el cerco.
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