“Que la inocencia le valga”
Regresaron los llamados “truchos” que en su mayoría provienen de los servicios penitenciarios. En San Pedro varios vecinos ya han sido víctimas.
En las últimas semanas cientos de sampedrinos han denunciado ser víctimas de llamados telefónicos de procedencia dudosa donde el “gancho” es la supuesta adjudicación de un premio importante. Lo más increíble de estas situaciones, que en otra oportunidad también habían sido noticia, es que quienes efectúan el llamado, saben a la perfección los principales datos personales de quien es el titular de la línea. Esa también es una situación que provoca la atención de quienes atienden.
En la mayoría de los casos, se hacen pasar por importantes directivos de una empresa automotriz quien informa que el poseedor de ese teléfono a ganado un vehículo 0 Km. En algunos casos, las situaciones no han pasado a mayores, pero en otros esta modalidad produjo los resultados que estas personas desean y terminan ocasionando un gasto enorme a las víctimas, pues llaman desde un celular con cobro revertido y para no perder el contacto en el transcurso de la charla piden no cortar mientras del otro lado tratan de conseguir tarjetas de telefonía móvil por un valor de 200 pesos.
Desde las empresas telefónicas, han indicado que saben de estas “actividades” que en su mayoría provienen de las unidades carcelarias, pero todavía no hay una legislación que las castigue. Solo aconsejan no darle curso a los llamados, cortar al instante y comunicarse al 0-800 que posee el Instituto Nacional de Comunicaciones.
El juego del engaño
Ese domingo Laura se encontraba sola porque su marido se había ido a la cancha y sus hijas estaban en casa de una amiga. Tomaba mates y hacía zapping en la tele buscando algo que le gustara (cosa poco probable en las tardes de domingo).
Pero en cuestión de minutos, comenzó a vivir una de las historias más inesperadas. Suena el teléfono, atiende luego de habilitar una llamada con cobro revertido, pensando que podía ser su hijo varón que había viajado al norte del país y una voz masculina más parecida a la de un locutor de radio que a la de un impostor, la saluda y se presenta como gerente de la empresa automotriz Fiat. Este, con datos precisos sobre la identidad del dueño de la línea telefónica, le informó que había sido el feliz ganador de un Fiat Palio 0 Km.
Laura, contenta por la noticia pero un poco dubitativa sigue al pie de la letra los pasos que el supuesto gerente le daba. En primer término le dio las principales directivas sobre donde debía retirar el vehículo que había ganado su marido y qué trámites tendría que pagar, ante el supuesto concesionario.
Pero claro faltaba algo. Esta voz masculina le explica que lo único que debería hacer para terminar de cerrar el trato era adquirir tarjetas telefónicas por el valor de 200 pesos. Laura, que si bien dudaba seguía inocentemente las pautas requeridas, se tomó unos cuantos minutos para llegarse hasta el kiosco más cercano a su vivienda con la finalidad de adquirir las tarjetas indicadas y para colmo como no tenía ese dinero en el momento, le pidió al kiosquero que la “aguantara” unos días. Mientras tanto acordó con el “gerente” no cortar la llamada, pues la esperarían en línea… eso sí, cuando regresara debía decir ¡Hola Telecom! y así retomaría la comunicación con cobro revertido.
Efectivamente, después de media hora Laura regresó al domicilio con las diez tarjetas de celulares en sus manos y del otro lado aguardaba pacientemente esta persona quien respondió con la misma seriedad que se había comunicado desde el primer minuto, total no gastaba un peso. El siguiente paso indicaba que Laura debía raspar todas las tarjetas y pasarle a esta persona los códigos de cada una de estas, para concluir así con casi cincuenta minutos de comunicación a su cargo más los 200 pesos que había pedido fiado para contar con las tarjetas. El gerente se despidió con mucha educación indicándole que en una hora la llamarían de nuevo, para decirle el horario en que se debería presentar en la concesionaria para poder retirar el automóvil.
Más tarde, cuando el resto de la familia comenzó a regresar a la casa se fue enterando de lo sucedido. Entre la bronca y el asombro pudieron confirmar tras comunicarse con la empresa telefónica correspondiente que nada de eso existía y que lamentablemente había sido un nuevo engaño y estafa a la inocencia y buena voluntad de los vecinos. En varias ocasiones numerosas personas han sido víctimas de estos llamados que en su mayoría provienen desde los servicios penitenciarios, y son utilizados por los presos para registrar los códigos de las tarjetas en sus celulares y así poder hablar sin gastar un solo peso.
Otras historias
Son varias las modalidades de dudosa credibilidad que se utilizan para engañar a la gente. Otro de los episodios más frecuentes es el llamado que no exige el cobro revertido pero sí se escucha una voz masculina que se presenta como “gerente”. Este indica que su sistema de comunicación posee una línea de control y que cada vez que tenga que llamar a un teléfono celular deberá anteponer un número de 11 dígitos. Ese paso es el que no hay que dar porque de suceder se estaría habilitando el teléfono para que lo utilicen otros y los gastos se volcarían en su cuenta.
Qué hacer
– Prestar atención cuando el cobro es revertido.
– No hacer caso a las indicaciones y cortar al instante.
– No brindar ninguna clase de datos, teléfono, dirección, nombre y demás documentación.
– Comunicarse al servicio 112 para explicar lo sucedido e informarse sobre los pasos a seguir.
– Llamar al 0800- 3333- 344 de la Comisión Nacional de Comunicaciones y realizar la denuncia.