¿Qué queremos significar cuando muchos kirchneristas decimos “mi candidato es el modelo”? Algunos pueden pensar que se trata de lavarse las manos o quedarse por encima del muro. Nada de eso. Se trata de priorizar políticas más que personas, lo colectivo más que lo personal. Lo racional sobre lo emotivo. El conjunto más que lo sectorial.
En la base de todo esto subyace el concepto de militancia. Que gira en torno de un ideal, una forma de encarar la propia vida, un objetivo a alcanzar y una socialización del quehacer político. Se milita en grupo, sea física o espiritualmente. Nunca individualmente. Por eso la pertenencia a un espacio determinado. Algo necesariamente colectivo que los peronistas llamamos “movimiento” y otros llaman “partido”.
Desde esta perspectiva, quiero ser claro con toda claridad, por si alguien precisa un poco de luz.
Volviendo a la militancia, primera premisa: militantes son todos, inclusive los compañeros que por accidente de trayectoria son llamados a cargos dirigenciales.
Algunos piensan que militantes son los que pegan carteles (ahora está de moda pintar escuelas) y otra cosa son los dirigentes. NO ES ASÍ. Dirigente que no viva su papel como una militancia, no sirve para una m…. Yo estoy seguro que Cristina se considera, fundamentalmente, una militante. Y lo es en grado sumo. Porque vive su función con espíritu de militante, eso lo sabemos quienes hemos hecho de toda nuestra vida una militancia. Los liderazgos jamás serán obra del marketing. En la medida que el/la líder expresan con autenticidad lo que la gente piensa, ésta termina identificándose y consagrando el liderazgo.
Pero líder no es cacique. Aunque algunos llamen a estos últimos de “conducción”. Ni militancia es tropa. Y uno sabe que muchos dirigentes, de militantes sólo tienen algún remoto antecedente en el pasado. El resto de su vida lo pasaron usando a los militantes, que ni militantes eran, los mal llamados “cieguitos”. ESO SÍ DEBE SER COSA DEL PASADO.
Segunda premisa: los proyectos personales o grupales no están mal, hacen a la vitalidad del movimiento. Dirán que somos una bolsa de gatos, pero los movimientos masivos son así. Y uno ya ha elegido conscientemente ser masa y no gueto elitista. La cantidad de precandidatos del FPV me parece saludable, en la medida en que son varios los grupos o movimientos que se mueven, y el Movimiento cuenta con varios dirigentes, cada uno con sus méritos. Lo que voy a decir en el orden nacional y local responde a un concepto ideológico, y allí sí encaja el título: “Mi candidato es el proyecto”. Porque no todos los candidatos del FPV responden claramente al “proyecto nacional y popular” que elegimos como modelo, al menos para mí. O porque son tibios como Scioli, y quieren quedar bien con Dios y con el diablo, o porque son unos descolgados como Pángaro, que tiene que recurrir a alguien de arriba para colgarse porque pasó estos últimos años entre alfombras de despachos oficiales.
Igual no creo que sean enemigos sino adversarios, debe mantenerse una competencia “civilizada”, pueden llegar a ser la opción del mal menor. Pero por coherencia ideológica debemos expresar lo que pensamos y tener una actitud esclarecedora. Hay que buscar que la gente elija no figuritas, sino la continuidad del modelo. Para lo cual los flanes no sirven.
Dentro de esas dos líneas coexistentes en el seno del FPV (somos movimiento y no grupos elitistas), una apelación a todos aquellos candidatos del orden nacional o local lanzados en carrera. Me parece bien que se larguen y trabajen por la continuidad del modelo, pero los que sean realmente militantes sabrán buscar la manera de definir a quién le dan mejor los tantos, y el resto bajarse de su precandidatura, encolumnándose detrás del más potable. El panorama de las Paso en Capital, donde no hay ningún candidato “dudoso” tipo Scioli está siendo de un ejemplo edificante. Es hora de que los choripaneros peronchos les demos una muestra de democracia y cultura ciudadana a todos esos republicanitos de morondanga, señores de la quintita propia.
Y si los candidatos del riñón marchan juntos en las Paso y la gente lo elige al tibio de Scioli, habrá que tragarse el sapo y encolumnarse, sin bajar las banderas y luchando palmo a palmo para no retroceder en los logros obtenidos. Nuestra fuerza no está en la superestructura, hay muchos que no lo ven, pero nuestra fuerza viene de abajo, de una cada día mayor participación popular. Quien acompañó el 1 de marzo a Cristina en el Congreso sabe que no existe en la Argentina fuerza política con ese grado de organización y concientización, capaz de expresar políticas claras y contundentes. De juventud, ni hablemos. Será cuestión de mantenerse íntegros, sin corromperse. Porque muchos que cacarean contra la corrupción, son corrompidos mentalmente. Ejemplos abundan.
Por eso cuando digo “Mi candidato es el proyecto, el modelo de Nación que queremos” me refiero a la Nueva Argentina de Perón y Evita, donde los únicos privilegiados eran los niños. La nación inclusiva y garante de los derechos para todos y todas, como Néstor y Cristina retomaron en este siglo XXI.
Vamos a defender políticas de Estado, cuyo único objetivo sea servir a la gente, a TODA la gente. Y no a los grupúsculos de poder que bajo el manto de “republicanismo” lo único que buscan es mantener sus privilegios.
Eduardo Flores DU 4.685.785