Preocupante crecimiento de las “usurpaciones”
Un grupo de familias que desde fines de Marzo comenzó a instalarse en un terreno en la zona de la estación de ferrocarril instaló una preocupación que tiene dos rostros. La presión para ejercer discutibles derechos sobre el acceso “a la casa propia” y el acompañamiento jurídico para gestiones que consiguen un marco legal y derivan en la escrituración a favor de particulares de tierras fiscales o de privados que no las reclaman. Por el momento ni la Justicia ni la Municipalidad pueden ir más allá de la asistencia primaria para quienes viven en la emergencia.
“Yo tengo 3 hijos y a mí me tienen que ayudar, porque yo también tengo derecho a tener un techo y a mí la Municipalidad nunca me dio nada, salvo el plan”. La frase puede ponerse en boca de muchos que en los últimos días han decidido (o fueron intivados a) salir a la calle a buscar “el lugar” para hacer valer sus derechos.
Simultáneamente y confirmando una tendencia que no llega a menudo a los medios, varios particulares han avanzado con trámites de posesión sobre viviendas o terrenos de parientes lejanos o “fiscales” en las que justifican la residencia y el derecho para tramitar la posesión, pagando impuestos. La primera situación tiene un indiscutible sesgo social y muestra la peor cara de la crisis que enfrenta el país desde hace años, con un intencional aprovechamiento de un vasto sector que se ha ido acostumbrando a que “le tienen que dar” lo que la mayoría de los vecinos “lucha para conseguir”. Por debajo de los grandes que no demuestran en algunos casos (hay excepciones por cierto) voluntad de esfuerzo para llegar a los objetivos, están criaturas que crecen rodeadas de un hábitat alejado de lo que merecerían. La usurpación de una quinta en la zona de la estación de ferrocarril ya dejó de ser el refugio de un vecino que huyó de su barrio por la inseguridad y se convirtió en el espacio elegido (o recomendado) para otras familias que no en todos los casos pasan todas sus horas allí pero que ya han marcado su “lote”. La propietaria de las tierras realizó una denuncia penal el 12 de Abril y hoy tendrá un encuentro con funcionarios judiciales que han recibido ya abundante documentación probatoria. “Es un abuso sobre una propiedad privada y si a cada vecino que quiere una casa se le va a permitir que invada un terreno ajeno, estamos en problemas”, indicaron fuentes cercanas al problema. Mientras la justicia se toma su tiempo ya hay 12 familias allí y nadie evitará que lleguen más y puedan lanzar sin tapujos “a mí todavía no me dieron nada”.
La otra cara
Un caso puntual conocido el lunes marcó la contracara del tráfico de propiedades que legalmente hoy puede descubrirse al amparo de las leyes y de una interpretación cuestionable de su espíritu.
El caso líder es el que involucra a la familia que resiste en medio del bulevar pero han surgido otros en donde familias se disputan la posesión de un terreno sin tener, en ningún caso, vinculación directa con quienes fueron los dueños originales y fallecieron sin dejar testamento. Por la intervención de un estudio jurídico local la intervención de la Justicia fue en este caso mucho más rápida que en el de la usurpación de la estación.
Ya se concretó un desalojo y todo. Sin embargo hay infinidad de casos que muchos conocen y nadie denuncia en los que el “espíritu” de la ley juega a favor de quien tiene medios e inteligencia aplicada para que aquello que no tenga dueño o se pueda discutir, se incorpore al patrimonio privado.