Preocupación por el aumento de arrebatos y robos en la vía pública
La comunidad está en alerta. No se trata de una modalidad nueva, pero hace tiempo que en un alto porcentaje quienes transitan las calles sampedrinas terminan siendo presa fácil de los motochorros.
Los asaltos cometidos por ladrones que se mueven en moto aumentaron en los últimos años y en estas semanas fue notoria la cantidad de hechos. Esto incluye tanto a quienes asaltan o arrebatan desde
la misma moto, como a quienes utilizan ese tipo de vehículo para escapar tras cometer un robo porque, si algo está claro es que con el correr del tiempo comenzaron a estar vinculados a muchas otras modalidades de sustracciones.
En la mayoría de los casos atacan siempre a plena luz del día y principalmente son los vecinos de los barrios periféricos los que expresaron que se sienten desprotegidos por el accionar de quienes roban con total impunidad. “La policía no pasa nunca por acá”, reclaman algunos.
Son innumerables los hechos que se registraron y hasta con cifras realmente alarmantes como las de hace dos semanas atrás, donde se perpetraron hasta 10 hechos en menos de siete días, o las de hace dos sábados atrás, con cuatro hechos en una sola jornada.
Día a día aparecen nuevos relatos de delitos de este tipo, con un preocupante promedio de casos. Aunque no todos son denunciados, sí trascienden a través de las redes sociales.
Por todos lados
Los hechos se generan a toda hora y en diversos puntos de la ciudad, aunque los malvivientes atacan principalmente en las cuadras que enmarcan al radio céntrico. Los sectores más afectados son los barrios La Esperanza, Paraná, Estrada, Escuela Normal. El cuadrante conformado por las calles Las Heras, Aníbal de Antón, Ruta 1001 y Salta, a grandes rasgos.
La mayoría de los delincuentes se movilizan en motos tipo 110, van armados y en algunos casos cubren sus rostros con el propio casco, una capucha o gorra. Siempre andan de a dos, ya que son escasos los hechos que fueron cometidos por un solo ladrón. Suelen tener cómplices que marcan a las víctimas y hasta hacen de campana.
El caso Lillo, el policía asesinado el pasado 26 de enero, es el caso más grave que hayan protagonizado motochorros en los últimos años en nuestra ciudad. Pero a la par de este se registraron muchos más que no tuvieron tanta trascendencia.
Pero está el ejemplo de una señora que fue sorprendida y arrebatada desde una moto cuando caminaba hace dos fin de semana atrás en inmediaciones de Almafuerte y Ruiz Moreno. Ese mismo día hubo dos hechos más en cercanías de la escuela Normal y otro por 25 de Mayo y Alvear.
A estos le siguieron los robos de motos detenidas o en movimiento y a punta de pistola, o el caso de una mujer que también iba en moto y fue sorprendida en la intersección de Salta y Urraco, donde le robaron sus pertenencias. También está el caso de una madre y su hija que caminaban de la mano en cercanías de Italia y Almafuerte y fueron sorprendidas por una pareja de motochorros que las
amenazaron con un arma para robarles.
Detenidos y liberados
La Justicia también juega un rol preponderante ante la problemática que vive hoy la ciudad y tiene que ves con que a pesar de que la policía ha logrado detener a algunos de los malvivientes que se dedican este tipo de ilícitos, rápidamente recuperaron la libertad y en algunos casos no llegaron ni siquiera al calabozo.
En las últimas horas fue aprendida una persona que robó una bicicleta y fue perseguido por los propios vecinos, hasta que lo atrapó por la policía. Tras presentarse en la sede fiscal, el Juzgado de Garantías resolvió dejarlo en libertad.
También se logró capturar a un menor de 17 años que había sustraído un celular a una mujer en inmediaciones de 11 de Septiembre al 1300. El joven fue notificado de la causa y restituido a sus padres.
El caso más cercano es el del lunes por la tarde, cuando el personal policial allanó un taller de motos ubicado en calle Riobamba y 25 de Mayo. Allí se secuestraron más de 200 partes de motos y el responsable del lugar fue solo notificado y ni siquiera demorado, en una etapa donde los robos de motos están a la orden del día y los asaltos de motochorros suelen protagonizarse a bordo de vehículos robados.