Preocupación de una catequista por extrañas apariciones en su casa
Una foto tomada por uno de los habitantes de la casa muestra la imagen de una silueta alta y flaca sobre una de las paredes. La dueña asegura que desde noviembre del año pasado en ese lugar pasan cosas raras: “se abren las canillas y las teclas de la luz”. Su hijo fue quien vio al presunto fantasma y tomó la fotografía con su celular.
Se han escuchado infinidad de historias sobre fenómenos paranormales, bultos que se menean, sombras que parecen una cosa y son otra. Sin embargo, el caso de una familia sampedrina quizá sea uno de los más insólitos jamás vistos en la ciudad.
En estas páginas se han contado diversos casos que merecían la atención, como la aparición del reflejo del cuerpo de una señora en el museo histórico que después resulto ser una lámpara cuya sombra daba en una pared al apagar otras; o el caso del “fantasma de Mate Cosido”, el extinto almacén cultural de calle Belgrano cuyo salón lateral era presidido por un espejo donde había una mujer de antiguo vestido negro, la que fue descubierta en una foto casual de unos amigos que disfrutaban del lugar.
La que se relatará a continuación es una de tantas, donde la verosimilitud del relato es puesta en duda producto del escepticismo de cualquiera que escuche este tipo de historias. Sin embargo, vale la pena detenerse a prestarle atención, sobre todo por el pedido de ayuda que hace esta familia, que no sabe con precisión a quién recurrir.
Un caso para tener en cuenta
Desde hace alrededor de seis meses una mujer y sus hijos que habitan una casa del radio urbano, en inmediaciones del barrio Scadutto, viven diversas sensaciones y aún no han podido determinar con veracidad qué es lo que pasa.
Sin certezas, con muchas dudas y una fe religiosa inquebrantable que pone en duda la existencia de estos fenómenos, asistieron a una serie de apariciones y hasta registraron una de ellas con la cámara de un celular, lo que les generó más preocupación.
La dueña de casa habló con La Opinión y relató con detalles qué es lo está pasando en el interior de la propiedad. La mujer es profesora en religión y catequista, y vive en San Pedro desde hace nueve años, luego de que falleciera su hija de apenas 14 años víctima de cáncer.
Su formación religiosa hace que repita a cada momento: “Yo no creo en estas cosas”. Pero claro, ya no sabe qué pensar. Es que a diario suceden situaciones extrañas que afectan la cotidianeidad de la familia y no encuentran explicaciones para lo que han visto.
Su escepticismo respecto de este tipo de fenómenos da de bruces con lo que observaron y recurrieron a quienes sí creen en su existencia para entender qué pasa y por qué a ellos. Aún sin respuestas, decidieron contar la experiencia.
“Se mueve el colchón y se abre la canilla”
“Esto comenzó en noviembre del año pasado”, relató la señora a La Opinión y detalló: “Lo primero que sentí fue que alguien se levantaba de la cama, sentí el movimiento en el colchón, pero nunca vi a nadie”.
Asegura que también siente movimientos “como si alguien se levantara” porque por momentos “mueven la sábana”, indicó.
“No sé porqué pero siempre tuve la sensación de que era un hombre”, dijo la catequista sin salir de su estupor.
“Hay cosas que pasan y no les encuentro explicaciones: se abre sola la canilla del baño, la del agua fría. Los domingos, la llave de la luz; siempre a la mañana se escucha la tecla pero no se enciende, yo a eso nunca le di bolilla”, destacó.
El día de la aparición
La titular del contrato de alquiler celebrado con una reconocida inmobiliaria local señaló que fue su hijo quien vio la imagen. “Dormimos en habitaciones separadas y en el medio hay un pasillo”, precisó.
Ella tiene “dos dedos de la mano dormidos” por lo que tuvo que ir al médico a Buenos Aires. Sus hijos, de 15 y 29 años, se quedaron con su nuera. El mayor de ellos se estaba bañando y su novia hacía dormir a su pequeño hijo, cuando el de 15, que estaba frente a la computadora “de repente ve la sombra sobre la pared”.
“Él se asustó, lo fue a tocar pero se fue al cuarto y se encerró por miedo. Al rato salió de la pieza y la sombra todavía estaba”, relató la mujer, aún sugestionada por el relato.
“Yo nunca la vi, pero mi hijo la vio dos veces”, dijo y agregó. “Averigüé quien había vivido antes ahí pero a la casa la estrené yo. Antes había un baldío y el dueño murió, pero antes de que se construyera todo”.
En busca de ayuda
La mujer repite que es creyente y que espera conseguir a alguien para que le bendiga la casa. “Fui a buscar un sacerdote pero no conseguí que alguien venga a casa. Yo rezo y pido para que esté todo tranquilo”, confió.
“Igualmente, sé que mi hijo fue a una curandera después que pasó esto. Yo le pedí hablar con la mujer y me dijo que en ese lugar está sepultado un cuerpo y que está debajo de la casa, yo no le creí y le pedí a mi hijo que se volviera para casa”, explicó la mujer.
“Pregunte a los vecinos y me dijeron que ahí no hay nadie y tampoco pasó algo antes cuando era baldío”, aseguró.
Lejos de contar esta historia para que haya algún tipo de rédito mediático, la catequista prefiere conservar el anonimato pero busca ayuda. Decidió contarlo públicamente para que quien lea estas líneas y pueda colaborar a comprender el fenómeno lo haga.
“Esto no es una historia, es mi terrible realidad. Yo no quiero salir en nada, sólo necesito ayuda”, ratificó al dialogar con La Opinión. Cuando entregó la foto, repitió con firmeza: “Nosotros no creemos en estas cosas, pero es lo único evidente de lo que sucede en mi casa” y agregó: “No sé qué hacer, estoy desesperada”.