Preocupación por la quita de subsidios para la educación privada
Los padres de los alumnos del Colegio San Francisco se mostraron sumamente preocupados por una carta que el Consejo de Educación Católica envió a todos los establecimientos de la provincia en la que alerta que de no mejorar la situación postanuncio de quita de subsidios, los colegios privados podrían desaparecer. El cura Carlos Miri compartió la preocupación y señaló: “El Gobierno sacó esto de una galera y no midió las consecuencias”.
A mediados de semana, las autoridades de los colegios privados de la ciudad entregaron a los alumnos una carta elaborada por la Dipregep –organismo que nuclea a todas estas instituciones–, a partir de la intención del Estado de quitar subsidios.
El comunicado informa que “para mantener la subvención cada curso debe tener un mínimo de 20 alumnos; los colegios que no tengan el 100 por ciento de subvención el Estado les manda la inmediatamente superior y, a partir del primero de agosto, el Gobierno estableció que no le pagarán más a los suplentes”.
El último punto resulta de vital importancia para los establecimientos locales ya que “los docentes son empleados de la institución” y sería imposible abonar el total del sueldo de los suplentes, que oscilan entre los 5.000 y 9.000 pesos.
Carlos Miri, cura a cargo de todas las instituciones católicas de la ciudad, informó que de ésta manera “el sueldo del suplente debe pagarse con las cuotas y con una cuota como tenemos en San Pedro es imposible mantener una institución”.
El Instituto Nuestra Señora del Socorro es el que mantiene el abono más alto y no supera los 200 pesos; el San Francisco de Asís no llega a los $ 100; el Santa María de Gobernador Castro tiene una cuota de 80 pesos y el Maguirre, de Santa Lucía, $ 50.
Miri fue muy preciso y señaló que para subsistir deberían cobrar una mensualidad de 500 pesos y aseguró que en San Pedro son muy pocas las familias que podrían abonar esa suma.
“Los que mandan los chicos a nuestro colegio no tiene un solo chico, tienen dos o tres”, indicó y señaló que nadie podría abonar 1500 pesos de cuota de colegio, más alquiler de vivienda y gastos de servicio. “¿Con qué comes?”, se preguntó Miri tras realizar una evaluación de los gastos que debería atravesar una familia.
Por ello, el sacerdote informó que la idea de la carta que recibieron los padres de los alumnos era que todos “sepan la realidad que se está viviendo, que se pongan en conocimiento” y señaló: “Nadie aseguró que va a cerrar el San Francisco. Sí cerrarían si, a un largo plazo, no se arregla ésta situación”.
“Hay muchos colegios que tienen subvención y no deberían tenerlo”, expresó el cura e informó que muchos establecimientos de la provincia tienen una cuota superior a los 2.000 dólares. “Por qué no sacan el subsidio a ese colegio y se la dan a otro que no está cobrando nada”, se quejó Miri y manifestó: “El Estado sacó esto de una galera y no midió las consecuencias”.
Y si cierran, ¿Dónde
van los alumnos?
Ante la inquietud respecto de qué pasaría si los colegios privados de la ciudad finalizaran cerrando las puertas, Carlos Miri consultó a una Inspectora Jefe de la diócesis y preguntó si San Pedro tiene lugar para albergar a todos los alumnos: recibió una respuesta negativa. Si actualmente existen importantes dificultades para inscribir a los alumnos en primer grado, sería imposible imaginar lo que sucedería si cierran varias instituciones educativas.
La misma pregunta surgió cuando se consultó qué sucederá con los docentes, a lo que Miri respondió: “En los cinco colegios hay 300 docentes trabajando. Si cobramos 500 pesos de cuota serían muy pocos los alumnos que podrían acudir y de los cuatro primeros, sólo quedaría uno”, por ende tres docentes perderían su trabajo.
Finalizando el cura Carlos Miri insistió que con la carta sólo se intentó crear un alerta, que por el momento ningún colegio cerrará sus puertas pero, de mantenerse esta situación, sería muy difícil subsistir.