El antiguo término “prensa amarilla” se remonta en tiempos de hace muchos años cuando se libró una suerte de “guerra” entre dos empresas periodísticas norteamericanas gigantes: Joseph Pulitzer propietario del diario New York World y William Hearst, propietario del New York Jornal. Cada diario exhibía crónicas sensacionalistas y el World tenía en su suplemento dominical una historieta (en colores, toda una revolución de la época), donde el personaje era un chico medio tonto llamado “The Yellow Kid”. Usaba este personaje una larga y ancha bata amarilla y sus aventuras fueron muy populares y reclamado por los lectores. Una especie de “Mafalda” nuestra…
La lucha comercial llegó al punto que Hearst decidió contratar al dibujante con su personaje pagándole un sueldo varias veces superior; Pulitzer no se quedó atrás y reprodujo la historieta con otro dibujante. De esta manera había dos personajes “Yellow Kid” en ambos diarios sensacionalistas, donde las malas noticias y los escándalos eran el pan nuestro de cada día.
En la Argentina también ha tenido este tipo de publicaciones, Crónica es un ejemplo casi imbatible de estos tiempos: Héctor Ricardo García fue un empresario intuitivo, lleno de calle, esquina, mostrador, de mucha bohemia encima. Amigo de Aníbal Troilo y de otros popes de la noche, con sus revistas y su diario le cambió el paso al periodismo local. Tuvo negocios con la Televisión (Canal 11) y con radio: la famosa Radio Colonia.
En este populismo periodístico, pasan los personajes más nefastos: desde el travesti pobre y asesinado de Villa Lugano, (barrio que no conoce Michetti), como al más temible abusador de niños como es el cura paquete y exitoso de San Isidro: el “Padre” Julio Grassi.
Otro periodismo es “negro” de alma, rencoroso, mentiroso e hipócrita, que “ve” ciertas “cosas” sólo torcidamente. Pongo por ejemplo típico la tapa de LA NACION hablando de los 100.000 infectados de Gripe “A”, cuando el DR. MANZUR habló de 100.000 enfermos de gripes comunes y también la “A”, bronquiolitis, neumonías, etc. entre Mayo y Junio. Este periodismo está destruyendo la profesión ¡Termino enojado y contrariado, porque la deformación de la realidad llevará a cosas más penosas!
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