Prear con buena perspectiva de crecimiento
Aunque durante el año el nivel de producción sufrió altibajos, la empresa de pretensados espera la concreción de obras importantes antes de fin de año. El objetivo que se intenta cumplir, no sin esfuerzo, es reinvertir en tecnología y mejoras para la planta, pero uno de los inconvenientes más serios es la escasez de personal calificado para contratar.
Los responsables de dirigir la planta fabril de PREAR, ubicada en inmediaciones de Río Tala, reconocen que tienen “poca prensa” y que es una de las fábricas sobre la que menos se conoce o se habla en la zona. Quizá porque se ocupan de una labor demasiado específica, pero no por eso menos importante en cuanto al significado que tiene para la comunidad sampedrina porque allí trabajan más de un centenar de personas.
Después de transitar por años realmente difíciles en los que hasta se habló de un posible cierre definitivo, y cuando se debió reducir drásticamente el personal en actividad, hoy en día PREAR se encuentra estabilizada y con excelentes perspectivas hacia el futuro.
“Estamos concretando proyectos, pero con los ciclos altos y bajos que tiene la construcción en el país. En estos últimos meses sufrimos una baja de la producción pero se está empezando a notar movimiento y tenemos buenas perspectivas de una reactivación para fin de año porque estamos a la espera de obras grandes”, explicó el gerente de la planta, Carlos Salvatore.
El cambio significativo en cuanto a la producción de pretensados, es que en el pasado casi la totalidad de los trabajos eran contratados para obras privadas, en general la construcción de plantas de otras empresas. “En los dos últimos años cambiamos el perfil y nos abocamos a todo tipo de obras que podamos hacer en hormigón. De esa manera empezamos a ganar nuevos espacios”, adelantó el Ing. Salvatore. Así fue que se sumaron también obras públicas relacionadas sobre todo con el sector vial, como la construcción de puentes, pasarelas, refugios para micros, etcétera. Pero siempre Prear es subcontratada por otras empresas y no directamente por el estado.
“En este rubro los altibajos son muy grandes, por eso es difícil programar un año entero de producción. De repente, tenemos cuatro o cinco obras juntas que atender, y en otros momentos nada”; explica Salvatore.
Mano de obra sin calificar
Actualmente, trabajan unos cien empleados en Prear, pero en épocas de mayor producción se puede incrementar hasta unos 150 obreros.
Uno de los objetivos que se está cumpliendo no sin esfuerzo, es reinvertir en tecnología y mejoras para la planta de Río Tala. Pero la dificultad con la que en variadas oportunidades se encuentra la gerencia, es hallar personal calificado para incorporar a nuevas tareas.
“Nos manejamos como siempre con una libreta de fondo de desempleo como lo estipula el rubro de la construcción. Hoy en San Pedro tenemos un staff de gente que ya ha trabajado, pero si tenemos que superar las 150 personas nos enfrentamos al problema de que no hay personal capacitado”, explicó el Ing. Salvatore.
Desde soldadores hasta ingenieros, todos los rubros especializados se ven desiertos aunque resulte increíble y la tendencia no sería zonal sino generalizada en el país. “Nos ocurre en nuestras plantas del interior, en Mendoza por ejemplo, hasta hemos puesto avisos en Capital Federal pero la realidad es que ni Techint consigue ingenieros”, dicen desde Prear aclarando que además en los últimos años se han mejorado sensiblemente los salarios y las condiciones laborales.
El panorama es desalentador, porque si bien aparecen interesados en trabajar algunos sólo tienen experiencia como cosechadores de frutas, por ejemplo, y es imposible incorporarlos.
El gremio de UOCRA en San Pedro puso en marcha el año pasado cursos gratuitos para calificar a los trabajadores pero todavía al menos en Prear no se han presentado. A esta realidad se suma la decadencia de las escuelas técnicas en general que tampoco califican correctamente a los jóvenes para que puedan ingresar en fábricas como la de pretensados.
Actualmente, hay unas 40 personas del staff estable que si bien son jóvenes están a pocos años de jubilarse, y si bien el promedio del resto es de unos 30 años la perspectiva a futuro para incorporar personal capacitado para adecuarse al desarrollo técnico de la fábrica parece ser poco favorable.